-Quiero pedirte perdón Samantha, sé que he fallado, y quizá de una muy mala manera, y que quizá lo que estoy haciendo no servirá para nada. Pero por lo menos, permíteme regalarte esta copa, y hacer que esta noche sea una de las mejores que podrás tener a mi lado.
-Te permitiré lo que quieras siempre que me expliques ¿Por qué lo hiciste? Sabes que puedo ser la persona más comprensible del universo, pero este tipo de cosas son intolerables.
-Sí, tienes muchísima razón. No dudes de mí por favor…
-Jamás he dudado de ti…
-Shhh… permíteme terminar: ella, es solo una amiga, bueno una chica con la que tuve una aventura al venir acá, su nombre es Abby. Realmente al irme de aquí, me despidió en el aeropuerto, y obviamente para entonces no tenía absolutamente nada contigo. No volví a saber de ella hasta hoy. Y sí, me beso en la boca, es una costumbre propia de ella, o no lo sé, pero no le correspondí el beso, y cuando la aparte del lugar en que…
Ya me estaba mareando, así que no quería más explicaciones y para callarle la boca, le plante un enorme beso.
-Pero…-dijo entre mis labios.-
-Cállate y hagamos el amor. –fue lo único que pude decirle.-
Pero a pesar de que esto lo había preparado Paola, quería ser yo quien iniciara el juego esta vez. Así que comencé a besarla, lentamente, hasta llegar a su boca hasta darle un intenso beso francés, y en medio de él, pase mi lengua por su paladar y pude sentir como se erizo su piel y apretó su entre pierna. Sin parar de besarla, empecé a acariciar sus muslos con mis manos, jugado en ellos, creando universos, escribiendo palabras, hasta verla un tanto excitada. Entonces fue cuando me acerque a su cuello, para bésarlo un poco; viaje de sus mejillas a sus orejas, de sus orejas a su cuello, de su cuello a su pecho, de su pecho a sus hombros, de sus hombros a sus manos y de allí a sus senos. Sí que amaba esos senos, eran perfectos, bueno todo lo que poseía Paola era perfecto. Comencé a jugar con sus pezones, mordisqueándolos, jugueteando un poco con ellos y lamiéndolos; sentí como se empezaron a endurecer así que continúe mi viaje hacia su vientre. Eso era la perfección que poseía una mujer, su vientre, un lugar que era relativamente su centro, lleno de innumerables emociones incapaces de describir textualmente. Sus piernas poco a poco fueron cediendo. Así que toque su sexo con mis manos, haciendo pequeños movimientos circulares cercanos a su clítoris. Eso provoco que Paola empezara a contraer lentamente su cuerpo, bueno realmente su interior. Su cara solo me indicaba que deseaba ser penetrada pero quería hacerle esperar, o quizá sufrir.
En mi paseo por la ciudad hice una parada en una tienda sexual, donde compre algunas cosas que quizá pudieran ser útiles para nosotras, un par de “angelitas”… saque un sobre de una de mis maletas y Paola se quedó un tanto extrañada.
-¿Qué tienes ahí pequeña?
-Dulces, para tu amiga.
-¿De quién hablas?
-Ya verás…
Cuidadosamente retiré su casi invisible panty. Y rompí el envoltorio del dulce, lo aplique en su vagina, pose mi lengua y comencé a lamer, mientras que aquella deliciosa golosina comenzó a estallar en mi lengua y su vagina. Se sentía genial y a Paola parecía gustarle, así que continúe dando le sexo oral ya que me entretenía tanto.
Comenzó a dolerme la lengua, así que me detuve.
-Por favor, solo hazlo. No des más prorroga a esto, que necesito que entres en mí.
Le tape los ojos y saque de mi maleta un consolador, bueno tenia arnés, era perfecto para lo que yo quería hacer. Abrí sus piernas e introduje mi dedo medio, luego el anula, luego el índice, luego el meñique y finalmente el pulgar, hasta que entro mi mano por completo, Paola debió estar muy excitada para que su vagina lograra expandirse tanto. La mire a la cara y sus gestos solo demostraban un poco de sadismo y sensualidad, sin dejar a un lado su natural picardía. Moví mi mano rítmicamente, atrás y adelante…. Hasta que me agote y entonces, lentamente introduje el particular dildo, su expresión cambio por completo, ahora se podía percibir dolor y una colosal dosis de excitación. Entonces le quite el pañuelo de seda de los ojos, y así poder disfrutar su expresión.
Una y otra vez lo introduje sin parar, cada vez con mayor intensidad, a esas alturas ya mi fuerza no podía controlar.
-¡PARA!
Entonces me detuve.
-¿Qué ocurre?
-Quiero probar por detrás, solo un poco de sexo anal.
-¿Estas segura?
-Solo hazlo.
Corrí a buscar un preservativo y se lo coloque al dildo, me acosté y ella se posó sobre mí, le di un lubricante y ella misma lo aplico. Lentamente se fue agachando hasta que ahí fue entrando. Paola dejo escapar un suave gemido, de dolor quizá. Pero una vez adentro no pudo parar, hasta que por fin al orgasmo logro llegar. Mi hermosa Venus cayó sobre mí, cansada, exhausta y respirado muy agitada. La abrace hasta que sobre mí se durmió.
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¿Amigas?
RomancePaola y Samantha son mejores amigas desde su niñez, pero han notado qué su amor sé ha tornado diferente y sentirán la necesidad de amarse una a la otra. No será fácil pero lucharán por su amor y por vivir una intensa relación.