Capitulo 25. -Obsequio de Fin de Año-

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-¿Qué haces aquí Carlos?

-¡¿Aun tienes el maldito descaro de preguntarlo?!

-Sí, porque no entiendo cómo demonios llegaste aquí.-Me levante cubriendo mi cuerpo con la sabana mientras Paola se daba vuelta para vestirse. –

-Querida y apreciada Samantha, mi Tío es el dueño de este hotel donde te andas revolcando con esta tipa. Tanto prestigio para que le den uso dos basuras como ustedes. Pero tranquila mi amor, yo te podre perdonar todo esto.

-Ya bájale Carlos, respeta por favor.-Dijo Paola mientras se levantaba, dándome tiempo para que yo me pusiera algo de ropa. .

                Carlos atravesó la habitación y se sentó en un sofá color blanco, cruzo sus piernas y se inclinó hacia atrás, para reposar su torso en el espaldar de dicho sofá, cabe destacar que había adoptado una actitud muy imponente. Se le notaba ese aire de superioridad que tenía, pero yo lo conocía y algo traía planeado, algo ocultaba, él no podía permanecer calmado a menos que tuviese mucho de su parte. Y así fue, miro hacia el suelo y con una sonrisa algo macabra y sínica en su rostro levanto la mirada y me miro mostrando entre su mano derecha una memoria USB.

                -¿Qué es eso Carlos?

                -¿No está claro aún?

                -No.

                -Bueno, ya que no lo tienes claro, te hago saber que es tu película porno sadomasoquista, en otras palabras, aquí está todo lo que acabas de hacer con tu… lo que sea. – Dijo mirando despectivamente a Paola.-

                Paola  y yo nos quedamos viéndonos por un momento, ella se llevó las manos a la boca y se sentó en la cama dejando escapar una lágrima y seguidamente cubriendo por completo su cara. Yo por mi pare sentí como se me helo la sangre, como me recorría un tipo de miedo que jamás había sentido, creía que se me estaba viniendo el mundo abajo, comenzaba a desesperarme, no sabía qué hacer, en mi cerebro todo chocaba, pero, aun así trate de contenerme por un momento y me acerque a Carlos.

                -Mira Carlos, vamos a razonar un poco, piensa un poco por favor, debe haber una solución.

                -Claro que la hay, déjala a ella y te vienes conmigo, sé que solo estas confundida. Pero no tengo problema con eso.

                -Pero tú sabes que yo no te amo Carlos.

                -Estas a “click” de que se te destroce la vida.

                -No tienes por qué hacer esto público.

                -No tienes por qué estar con ella. Piensa un poco Samantha, me dejaste solo, cuando me estaba enamorando, no me diste la más mínima explicación de porqué sucedió todo eso ¿Cuál esperabas fuera mi reacción?

                -Cualquiera Carlos, cualquiera menos grabarme teniendo sexo y luego querer hacerlo público.

                -Escúchate, solo te importa lo que te pase a ti y a tu noviecita. Te acabo de decir cómo me siento y no dijiste nada al respecto.

                -Pues lo siento Carlos.

                -¡CALLATE SAMANTHA, CALLATE! No digas lo siento si realmente no sientes nada.  Déjame pensar que hare contigo.

                En ese momento Paola se levantó de la cama y me tomo la mano fuerte, diciéndome con eso: “confía en mí”, pero yo tenía un muy mal presentimiento. Aun así le seguí la corriente sin percatarme de nada.

                -¿Cuánto quieres?

                -¿Perdón?

                -Sí dime, todo en este asqueroso mundo tiene un precio ¿Cuál es el tuyo?

                -No seas  ilusa, tengo mas dinero del que podrás producir en toda tu vida. De hecho, yo te recomiendo cerrar la boca.

                Carlos se levantó y comenzó a caminar por la habitación con la memoria USB en sus manos; caminaba de un lado a otro empuñando sus manos y tensando sus músculos.

                -Lo único que me podrías dar seria a Samantha, pero no te darás por vencida tan fácil ¿No te da asco Paola, estar con una mujer que quien sabe con cuantos ha estado? Que cerdas son. Zorras.

                -No, no me da asco, porque conozco demasiado bien a Samantha, más de lo que tú crees que la conoces, cada historia de su vida la conozco a la perfección, y así la amo, la amo como tu jamás podrás amar, porque eres un ser egoísta y caprichoso, incapaz de permitir a los demás ser felices, eres una mente cerrada y errada, podrida por los más oscuros sentimientos, ocultando tu realidad. Porque eso es lo que haces comportándote así Carlos, solo intentas tapar tu realidad y tus problemas de autoestima. Recurres a la manera más fácil siempre, porque no te sientes lo suficientemente bueno para lograr las cosas con un poco de esfuerzo. Ah, y tus insultos no me hacen el más mínimo ruido, no me afectan. Y por último, observa esto.

                Paola me tomo entre sus brazos y me beso por un momento, mis ojos los mantuve abiertos mientras correspondía su beso, alerta de la actitud de Carlos; pero el solo nos miraba, se estaba cargando de ira y rencor, estaba maquinando en su mente cómo reaccionar. Cuando Paola se separó de mi Carlos grito.

                -¡¡¡¡MALDITASEA!!!!

                Seguidamente corrió hacia nosotras, levando su mano empuñada para golpear a Paola pero ella reacciono rápido, lo empujo y lo tumbo al piso, yo entre en pánico y comencé a gritar mientras veía  como Paola lo golpeaba y el trataba de quitarla de encima suyo. Salí de la habitación corriendo en busca de ayuda y encontré un Botones que se encargó de ir a buscar a los de seguridad, corrí de vuelta a la habitación y cuando llegue vi que Paola seguía sobre Carlos pero a ella le estaba sangrando la nariz, me asuste tanto y no me contuve, me acerque y no sé con qué fuerza la quite de encima de él, le tome el rostro y se lo limpie mientras Carlos se levantaba.

                -¿Qué intentas hacer Paola? que bajo caes.-dijo sacudiendo su traje y limpiando su nariz y su frente que sangraban un poco.

                -¡No me importa lo que pienses, cobarde, yo haré lo que sea con tal de defender la integridad de mi esposa!

                -¡¿Esposa?! Debería darte vergüenza decir eso.

                -Vergüenza debería darte a ti que intentas manipularme con un video guardado en…

                -Maldita sea, el USB.

                En ese momento nos percatamos de que ya Carlos no poseía la memoria USB en sus manos; y esa era la oportunidad correcta para ponerle fin a toda esta situación; así que yo comencé a mirar por todos lados y vi que estaba tirada bajo una mesa de vidrio. Carlos se volvió loco buscando por todas partes, pero cuando noto que yo estaba caminado e iba directo a recoger la memoria USB, se abalanzo sobre mí y Paola en un intento por defenderme lo empujo nuevamente y Carlos resbalo, cayendo y golpeando su cabeza con la esquina de la cama, quedando así inconsciente.

                

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