Capitulo 21

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                              Por fin llegamos a casa, era como un sueño hecho realidad, por fin juntas, solo ella y yo, sabía que Paola seria por siempre mía, aunque digamos que no le pertenecemos a nadie, sabemos que cuando el amor es tan fuerte eso es solo una mentira, un mito más; sabemos que cuando amamos de tal manera, las almas se unen, se crea una inmensa y fuerte conexión entre ambas personas, que aun así si algún día no están juntas, jamás se romperá eso que los une, es como un hilo, más fuerte que el acero, que aunque no se vea sabemos que existe, a eso le llamo pertenecer, no de manera física sino de manera "espiritual", si se podría decir así, por almas, por sentimientos... y sé que entenderán, porque muchos de los que han amado con tanta fuerza saben que siempre se sentirán atados a esa persona, de alguna manera. Se sentía hermoso amar a Paola, a veces no podía creerlo, pero al verla cada mañana despertar tan hermosa como siempre, con esos hermosos ojos y esa inigualable sonrisa... cada parte de ella, cada gesto, cada cosa, me hacía saber que era mi realidad, que la vida, me había puesto en un lugar maravilloso y que sabía que ella estaba en manos correctas.

                Un lunes por la mañana, salimos juntas para ir al trabajo, cada vez nos iba mejor económicamente, y la tienda tenia ventas muy exitosas. Así que decidimos abrir una nueva sucursal, y fuimos al centro comercial a ver un local que nos habían ofrecido. Camino al local, nos cruzamos con algunas tiendas, sabíamos que no sería fácil, que teníamos mucha competencia. Pero, por un momento ambas nos paralizamos frente a una vidriera, reflejadas en la reluciente barrera de cristal, sonreímos, y cruzamos miradas; extendí mi brazo hacia su cintura y recosté mi cabeza en su hombro mientras ella tocaba mi mejilla con su mano. Era una tienda de ropa para bebes, y todo se veía tan hermoso y tan tierno... tan inalcanzable. Una lagrima recorrió mi mejilla, Paola sabía que mis posibilidades de tener hijos eran muy bajas, realmente eran casi imposibles. Aun así, ella se dio vuelta y tomo mi rostro con sus manos, me miro a los ojos, sonrió y dijo "Créeme, tu sueño se hará realidad, te lo juro", y me beso; la abrazase muy fuerte y la tome de las manos. Continuamos caminando y llegamos al local, allí nos esperaba el encargado, quien nos entregó la llave y nos dijo que tomáramos el tiempo necesario. Entramos al local y cerramos las puertas. 

                -Me parece que está muy grande Paola.

                -Yo lo veo perfecto, ven vamos a ver las oficinas.

                -Dice que están arriba.

                -Perfecto.

                -Espero no andes planeando nada, conozco esa mirada tuya.

                -Shhh mi amor, vamos por adrenalina.

                -Deja de inventar, ese tipo debe tener una copia de las llaves.

Entonces levanto sus manos con un manojo de llaves idéntico al que yo llevaba.

                -No dudes de mis capacidades cariño. -y sonrió pícaramente-

Me tomo del brazo para subir corriendo, abrió la puerta de la oficina y a penas entramo la cerro con llaves. Me sentó en una silla que estaba allí, de hecho era lo único que había, además de algunos cartones en el piso y unas bolas con lo que parecían telas. Su mirada era tan penetrante, tan excitante, solo su mirada despertó placer en mí, sus movimientos al acercarse lentamente a mí, esa manera tan sensual de desabotonar su camisa hasta la mitad y dejar un poco visible sus pechos, era increíble como al caminar dejaba caer su short, quedando en esa hermosa, sensual e irresistible panty negra. Se pero frente a mí y se inclinó un poco hasta estar a  nivel dime cara, para besarme y comenzar a desnudarme. Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel, sus labios solo besaban mi cuello, su pierna presionaba fuerte mi sexo, y los nervios solo aumentaban más y más, haciendo que la excitación y la respiración de ambas se hiciera más fuerte. Paola se sentó sobre mis piernas y comenzó a bailar, sin música, solo se movía de una manera muy sensual; y cada vez que rosaban sus glúteos con mi sexo, solo lograba humedecerme más.  En un momento, sentada sobre mí, cara a cara, le termine de quitar el brassier y comencé a lamer sus pechos mientras aruñaba su espalda, ella solo se dejaba caer un poco hacia atrás, y comenzó a mover sus caderas, bruscamente busque en su sexo su clítoris y comencé a tocarlo, a sentir su humedad. Seguidamente nos dejamos caer al piso y me pose sobre ella e introduje mi mano en su boca mientras la penetraba con la otra, Paola se movía muy bruscamente, dejando escapar suaves gemidos mientras yo continuaba haciéndola mía, la amaba, y amaba esos momentos, amaba verla disfrutar... uno de sus gritos me hizo volver en sí, su orgasmo había llegado. Así que la tome en mis brazos y la bese, parecía agotada. Pero entonces escuche algunos golpes...

                -Señorita Miller, señorita Di Fiore, ¿están ahí? Perdí mi copia de las llaves, abran por favor.

                -Ay mierda, Paola levántate y vístete que  el encargado está aquí.

                -Pero si tengo su llave.

                -Si pero el muy estúpido ya lo noto y vino de vuelta así que apresúrate.

Bajamos las escaleras corriendo y Paola solo se reía y en medio de su risa dijo:

-En casa terminamos lo que empezamos.

-Que sexual andas. Pero ya cállate, está bien.

-JAJAJAJA está bien mi amor.

Cuando llegamos a la puerta le abrimos al encargado y le entregamos su llave; Paola le dijo que la había encontrado dentro y que habíamos tardado porque estábamos en el piso de arriba.

                -Entonces, ¿querrán el local?

                -Pues....

                -Claro que sí, es hermoso, muy espacioso, y cálido, Samantha y yo estamos decididas, así que firmemos el contrato.

                -Perfecto señoritas, 'pueden pasar por mi oficina mañana por la mañana, hasta luego.

Cuando el encargado se fue mire a Paola y con un poco de disgusto le dije:

                -Tu siempre tan arriesgada, no puedes dialogar.

                -Ay cálmate, que eso te encanta.

                -No es excusa.

                -No, pero te amo.

                -Si pero....

               -Shhhh. – y tomo mi entrepierna fuerte con su mano mientras besaba mi cuello.-

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora