Capitulo 33

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                Fresa, chocolate y una chupeta... Pero vaya creatividad la de Paola. Me encantaría contarles más acerca de lo que ocurrió esa noche, pero vamos lo que sigue es mejor aún. Cuando despertamos la mañana siguiente nos sentíamos tan increíbles (claro que quien no se sentiría así luego de haber tenido como cuatro orgasmos, todos diferentes.) tan livianas, tan amadas. Me miro a los ojos y me beso, roso su nariz con la mía y dejo escapar una sonrisa mientras los rayos del sol nos acariciaban el rostro.

-Vamos mi amor, es tarde para tomar el vuelo.

-¿Qué vuelo Paola?

-El que nos llevara al lugar donde cumpliremos nuestro sueño.

-Dime más vale.

-No.

-Te daré un beso si me dices. –Le dije mientras tomaba sus manos.-

-Deja de chantajearme que tus besos los obtendré cuando quiera.

-Pero Pao...

-Vístete mi amor.

No perdí mi tiempo preguntando lo que sabía que no me diría, así que solo me vestí, mientras ella también lo hacía. Cuando terminamos salimos de la habitación y al llegar al lobby, estaba un taxi esperándonos en la entrada del hotel, Pao se acercó y le dijo algo al conductor, que sonrió amablemente. Y salió para abrir las puertas, me indico que subiera al asiento de atrás y Pao se quedó adelante. Al cabo de unos minutos ya estábamos en el aeropuerto, y aún más rápido ya teníamos los pasajes en las manos, solo faltaba una hora para abordar el avión, así que nos dio tiempo de desayunar y hablar un poco.

Cuando acabábamos el café, se escuchó por los parlantes el llamado a abordar el vuelo que nos llevaría a New York.

-¿New York Paola?

-¿Lo pones en duda?

-¿Es lo que estoy pensando?

-Mi amor, el único poder que tengo es el de darte orgasmo, no de leer la mente.

-Te amo.

-¿Tu sabes que te amo muchísimo también verdad?

Solo asentí con la cabeza. Empezamos a caminar a la puerta de abordaje, pasamos todo el protocolo y ya, entramos al avión, nos sentamos y justo cuando íbamos a despegar ella tomo mi mano y se recostó en mi hombro, se durmió y yo pues solo le acaricie el rostro hasta dormirme también. En unas cuantas horas ya estábamos en New York.

Si lo sé, voy volando pero es que muero por contarles lo que paso después...

Al bajar del avión, volvimos a cumplir todo el proceso y cuando todo estuvo listo salimos del aeropuerto... por fin... ya me lo iba a decir, que hacíamos ahí, bueno por lo menos eso creía yo.

-¡Pao ya dime ya vamos a tomar un taxi a no sé dónde y no sé qué hacemos aquí!

-No te diré hasta que no estemos en el lugar.

-Entonces apresuremosno a tomar el taxi.

Bien, paso una hora casi para que llegáramos a ese lugar, era una clínica, o eso parecía, me sentí un poco nerviosa, pero no tenía miedo. Pasamos a la recepción y una enfermera nos guio hasta una sala de espera, había una puerta justo en frente a las sillas en la que estábamos sentadas, tenía una placa muy linda en la puerta que decía "Dr, Luciano Stracci" y justo en el centro había un dibujo de un órgano reproductor femenino... al cabo de unos minutos la puerta se abrió. Y de ahí salió un hombre alto de unos 50 años, con el cabello canoso, muy apuesto...

-¿Son la familia Miller Di fiore?- No negare que al escuchar eso sentí algo tan hermoso, era la primera vez que alguien nos llamaba así.

-Dr. Luciano, un placer, Paola Di Fiore, mi esposa es Samantha Miller...

-Pasen, se bien quienes son.

Entramos al consultorio, y había una pared llena de placas de reconocimiento, lo poco que alcance a leer, algunas agradecían su colaboración para que parejas pudieran tener hijos.

-Tomen asiento señoritas, tenemos una larga platica. Cuéntenme, ¿porque quieren tener hijos? ¿Quién de las dos se embarazara?

-Ahm, yo doctor- respondí por inercia, pero Paola interrumpió.

-Primero ella, luego yo. – quede atónita ante ese comentario, yo sinceramente no me esperaba nada de eso que estaba ocurriendo.

-Bien chicas miren, pensé que tendría que hacerles más preguntas, pero ustedes irradian una luz hermosa, se ven seguras, están jóvenes, las dos lo desean, así que vayamos al grano. Paola, como hablamos estás en tu ciclo fértil, aprovecharemos para mañana temprano sacar tu ovulo y llevar a cabo el proceso, una vez elijan el donante de esperma....

-Referente a eso...

-Descuide señorita Miller él es un donante anónimo, usted podrá elegir las características físicas pero sin ves su foto, él no tiene derecho ante su hijo, pues todo esto es muy confidencial.

-Perfecto entonces.

-Una vez ese ovulo este fuera, lo fertilizamos y lo ponemos en el útero de Samantha, y listo, empezamos el control para llevar un embarazo perfecto.

-¿Cuándo vemos lo de los donantes?

-Hoy mismo si quiere.

Estuvimos conversando un rato más hasta que nos entregó un grupo de carpetas separadas por colores, donde se encontraban más de 600 hombres, y recuerdo que dijo "si no le gusta alguno, tenemos más, pueden ir por un café para que vayan revisando". Y Justo así hicimos, fuimos a un café cercano, y duramos unas dos horas viendo todo aquello, hasta que hallamos uno con quien las dos estábamos de acuerdo. Un hombre alto, de tez morena, pero muy clara, cabello negro y ondulado, ojos cafes, mentón y rasgos masculinos muy definidos, labios medianos, nariz un poco perfilada.... Y unas que otras características más. Pao y yo nos abrazamos y justo ahí aproveche.

-Mi amor, gracias por todo esto de verdad, no me esperaba nada, me alegra tanto que te decidieras, pero debiste comentarme para ayudarte con todo esto, pues por lo visto lo has planeado demasiado bien. Paola, te amo demasiado, nada es mejor para mí que ahora queramos formas una familia y que sobre todo hayas elegido tú también... ahm, embarazarte.

-Shh, te amo, vamos apresúrate.-Dijo mientras miraba con esos ojos que sabía que brillaban por amor.

Llegamos de nuevo a la clínica y le dijimos nuestra decisión al Dr. Luciano. El solo dijo:

-Mañana a las 8 am acá.

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora