Capitulo 2

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Había quedado de cenar esa noche con Carlos en mi casa, así que acordamos que el pasaría buscándome por la tienda para irnos juntos a casa, y así fue. Cuando llegamos a casa. No vi a Paola, lo que me pareció bastante extraño, no avisó que saldría. Carlos había comprado sushi en el camino para comer en casa, él se encargó de servir la cena y nos sentamos a comer. Mientras cenábamos llego Paola; su cara al ver a Carlos no fué de mucho agrado. Así que me puse de pies para presentarlos unos a los otros y así se conocerían, a fin de cuentas Carlos era mi novio y Paola mi mejor amiga.

-Amor, ella es Paola, mi mejor amiga.

-Mucho gusto Paola.

-Un placer, ¿Así que tú eres Carlos?

-Sí, soy yo ¿Por qué?

-No por nada, espero hagas muy feliz a Samantha y no le hagas daño, pues podrías dejar a tu mama sin nietos.

-Vaya, que cómica, es algo perturbador. Pero puedes estar tranquila, yo quiero mucho a Samantha.

-ok, basta de psicoterror, ¿Te unes a cenar Paola?

-No gracias, ya cené, disfruten.

Sé que Carlos no le agrado a Paola, pero ella tendrá que acostumbrarse, es mi pareja. Nosotros continuamos cenando y cuando terminamos nos fuimos a mi habitación. Me pareció extraño no haber visto a Paola el resto de la noche, quizá le incomodaba la presencia de Carlos en la casa.

Por la mañana siguiente Carlos se levantó muy temprano y se fue. Ya era Domingo, y yo no abriría la tienda asi que decidí continuar durmiendo hasta tarde, pero ese roce me impide seguir durmiendo, ese escalofrió recorrió todo mi cuerpo y tenía origen en mi vientre, era su brazo, el brazo de Paola.

-¿Qué haces aquí?

-Muchas cosas, entre ellas esta no hacer nada. ¿Vamos a desayunar?

-¿Dónde?

-En tu cocina, preparé tostadas con mermelada, jugo y...

-No se diga más, suena delicioso, espera y me arreglo para bajar a comer.

El simple gesto de prepararme el desayuno me emocionó mucho. Pero, me confundía la actitud de Paola o quizá yo era la confundida. Su naturaleza es ser una persona atenta y cariñosa, pero cuando se trataba de mí no siempre lo era, pero ahora se excedía de atención y cordialidad hacia mí. Me decido a dejar de pensar estupideces y bajo a desayunar.

-Siéntese señorita.

-Gracias joven, permítame decirle que la amo y que le agradezco semejante desayuno que además luce delicioso.

- Créeme que sabe igual a como se ve.

Nos sentamos una enfrente de la otra a disfrutar del desayuno, pero nuestras miradas se cruzaron y se perdieron una a la otra, dejando escapar cortas y pausadas sonrisas de nuestras bocas. Para cortar este efecto hipnotizante Paola se decidió a hablar.

-Deberíamos ir al Parque hoy.

-Preferiría ver películas.

-No, películas no, luego me quedo dormida. Vayamos al parque por favor.

Su mirada penetró mi alma, no pude resistirme a semejante ternura, por lo tanto terminé aceptando su propuesta.

-Está bien Paola, iremos al parque.

Terminamos de desayunar rápido para irnos a vestir y cuando ya eran casi las 11:00 de la mañana salimos de casa en mi auto, decidimos ir a un parque al este de la ciudad. Era mayo y se acercaba la época de polinización, nada era mejor que disfrutar de ese increíble y seductor olor que emanan las plantas y mejor aún si era junto a Paola. Cuando llegamos al parque buscamos un lugar donde había mucha grama y nos acostamos sobre ella, una al lado de la otra, solo mirábamos al cielo, imaginando mundos imposibles, inexistentes. Paola me pidió que acariciara su cabello, colocó su cabeza sobre mis piernas e introduje mi mano entre su hermosa cabellera, era tan negra como el azabache y tan brillante como la seda. Sin darme de cuenta, desvié mi atención y me desconcentre, eso ocasionó que mi mano se fuera hacia su oreja y luego mas allá, recorriendo su cuello, cuando me percato de la situación, noto que la piel de Paola esta erizada y su boca entre abierta, dejando escapar un suave suspiro, quizá signo de relajación o de excitación. Me quede mirando sus labios fijamente y por primera vez sentí esa necesidad de besar sus rojos labios. Me obligue a reprimir ese impulso y quité mi mano de su cuello y le dije que regresaría pronto. Me levanté y salí corriendo a los sanitarios, cuando entre me detuve frente un espejo mirándome fijamente y como si fuera a solucionar algo humedecí mi rostro, vi mi maquillaje correrse, seco mi cara y volvi a mirar.

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora