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Como no podía ser de otra forma, cuando Ethan tuvo la oportunidad de acelerar la moto lo hizo, ¿que ocasionó esto? Pues que lo sujetara del abdomen una vez más, con el aire en la cara y agarrada fuertemente de Ethan solo pude comprender que la vida me había llevado en una dirección la cual nunca habría esperado.

Ethan condujo su motocicleta y la estacionó enfrente de una gran plaza, estaba llena de niños jugando mientras que sus padres los cuidaban, me baje de la moto, cuando solté mi agarre Ethan se bajo, se quitó el casco para sonreírme, una sonrisa amable y verdadera, la primera que me había dedicado de esa manera.

— ¿Te invitó un café?— dijo mirando directamente el Starbucks que se encontraba traba al otro lado de la plaza.

—Claro, como rechazar eso—dije luego de quitarme el casco, le sonreí y el asintió.

Comenzó a caminar rumbo a este y yo como niña chica lo seguía de atrás, notaba a Ethan caminar, como si nada más existiera, sin preocupaciones, él era un chico amable, lo había comprobado, en el avión, cuando subió mi maleta al departamento, claro hoy también , pero ser amable no le impedía ser frío, testarudo y con una gran facilidad para hacerme enojar, era todo un chico malo, mientras que yo era la chica buena que tarde o temprano caería a sus pies, igual que en un libro de romance.

Llegamos al Starbucks, al entrar el olor a café invadió mis fosas nasales, el local estaba caliente, con muy poca gente, la música sonaba en un tono alegre, supuse que era algún cantante español pues nunca antes había oído esa canción, caminamos hasta el mostrador donde había una hermosa muchacha de pelo negro y ojos verdes como las hojas de los árboles, tenía una sonrisa perfecta, como no podía ser de otra manera miraba fijamente a Ethan, no me sentí ansiosa ni siquiera me importo, ¿pero enserio actuaba así cada vez que veía a un chico lindo? (Es muy apuesto a decir verdad) (idiota deja de pensar en eso)

— Hola ¿qué tal?

— Hola ¿Que va a ordenar?— dijo la chica sonriendo aún más ampliamente, me pregunte si no le dolía tener la sonrisa así de estirada.

— Un Mocha Frappuccino ¿y?— exclamo Ethan mirándome

—Y un Caramelo Frappuccino.

—Nueve Euros — dijo la chica desvaneciendo su sonrisa y mirándome fijamente, comencé a sentirme incomoda, Ethan pago mientras rodeaba los ojos con una pequeña sonrisa.

— ¿Cuáles son su nombres?

—Ethan y Denis

La muchacha asintió y escribió nuestros nombres en dos vasos, caminamos hasta una mesa enfrente al mostrador pero con una vista estupenda hacia la calle, ambos nos quedamos en silencio, Ethan miraba sus manos y yo miraba a las personas pasar por la vereda.

La chica trajo nuestros cafés, le agradecí aunque noté como en el café de Ethan había escrito su número de teléfono, sin darle mucha importancia comencé a beber mi café.

Sentía la mirada de Ethan, era como si me estuviera leyendo la mente Menos mal que no lo está haciendo, si no sabrías que eres una cobarde exclamó mi cabeza, rodé mis ojos ante mis pensamientos.

Mi mirada cayó en Ethan que veía fijamente su café, el cual estaba por la mitad, pero rápidamente baje mi mirada a su mano, cerrado en un puño con los nudillos blancos por la fuerza que estaba haciendo, me mordí el labio inferior preocupada que hubiera hecho algo malo.

-Ya vuelvo- sus palabras me congelaron, lo mire detenidamente él estaba con el ceño fruncido y caminaba hacia el mostrador.

Oh no ¿qué va a hacer? Pasó por este y camino abriendo la puerta de lo que supongo debería ser el cuarto de los empleados, ya saben dónde guardan sus pertenencias, la peli negra siguió a Ethan con una sonrisa sexy en su rostro.

Mi vida a través de tus ojos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora