Capítulo 61- Por siempre

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》Narra Makis《

No podía hacer dos pasos que ya había un guardia custodiando la casa, nuestra luna de miel había sido interrumpida y habíamos vuelto a Nueva York.

Lo peor? Al buscar el número descubrimos que era Federico y desde entonces Natalia había dejado de temblar asustada, pero ahora era yo la que tenía miedo de lo que estaba ocurriendo.

- Lo mataré.- Quitó su corbata completamente molesta.- No puede ser que nadie sepa nada de él.- Tomó puñados de su cabello y solo pude agachar mi cabeza.- Cómo te sientes?-

- Físicamente bien, pero mentalmente no logro pensar en algo fijo, tengo un lío en la cabeza.-

- Te prometo que apenas él esté en un lugar seguro, te llevaré a la playa, completaremos nuestra luna de miel y te juro que nada malo va a pasarte.- La abracé fuertemente.

- Señora.- Simón se acercó lentamente.- Lo encontraron a unos kilómetros de donde ustedes se hospedaban, creen que las estaban espiando.-

- Y ahora donde esta?- Pregunté manteniéndola en mi pecho.

- Lo están trayendo hacia aquí.- Asentí suavemente, notando como dejaba el informe del día y simplemente se iba, sin dejar que ella lo lea.

- Ve a darte una ducha y prepara té para las dos, yo leeré esto, sí?- Suspiró.- Ve a despejarte, no nos va a pasar nada en tu pequeña fortaleza.- Logré que sonría aunque haya sido forzado, besando su frente para ver como arrastraba sus pies, apoyando mi mano en mi vientre mientras leía y veía las imágenes del idiota siguiendonos, hasta que el ascensor se volvió a abrir.

- Disculpe señora.- Otra vez era Simón.- Ya habían llegado, pero él se escapó.-

- Es cuestión de tiempo para que llegue aquí.- Tomé mi cabeza, subiendo para encontrarla en la bañera, conectado nuestras miradas por un momento.

- No me digas lo que decía ahí.- Me senté en el retrete.- Mañana me haré cargo.- Pasé una esponja por su cuerpo, notando su sonrisa.- Serás una muy buena mamá.-

- Esto suena una despedida.- Sonrió tomando suavemente mi mano.

- Pase lo que pase, quiero que sigas adelante.- Frunci mi ceño.- Y no dejes que él te toque, no dejes que haga nada contigo.-

- Nada malo va a pasar, solo tenemos que estar juntas.-

- Me quiere a mi y si estás junto, te llevará a ti conmigo.- Agache mi cabeza.- En mi despacho hay una llave que abre una caja fuerte con todas las cosas que vas a necesitar por si algo malo pasa.- Negué rápidamente.- Eso está en el primer cajón.- Volví a negar, sintiendo como secó mis lágrimas.- En el segundo hay un arma y un pendrive que quiero que veas sola.-

- Nada malo va a pasar.-

- No lo sabemos.- Suspiró.- Vendré por las noches a verte, durante el resto del día quiero que no te alejes de tus guardias y que si te encuentra, le digas a Simón lo antes posible.- Asentí suavemente.- No llores, por favor.-

- Qué quieres que haga cuando él quiere hacer algo completamente descabellado y sabemos todas las posibilidades.- Asintió suavemente, abrazandola para dormir después de estar casi dos horas escuchándola tocar el piano y comer algo, acunandome en su pecho.

El reloj marcó las tres de la mañana y vi una luz prendida, sacudiendola para que despierte rápidamente, notando como abría un cajón de su mesa de noche y sacaba un arma.

- Quedate aquí.- Ajá si, como si le fuera a hacer caso.

Fui por el otro lado del departamento, sacando el otro arma de su despacho al tener un mal presentimiento, manteniendo mi mano sobre mi vientre, encontrandola parada en el medio de la sala cuando lo vi.

- Al fin solos.- Me mantuve en la oscuridad.- Veo que me hiciste caso y la alejaste de ti.-

- Sigo sin entender tu locura por mi.- Él apuntó con su arma en la frente de mi esposa y yo aproveché a acercarme.

- Yo era el mejor amigo de Nicolás.- Ella había dejado el arma en el piso.- María José siempre me dijo que me veía como su hijo, pero cuando mis padres robaron un banco me dieron la espalda y vaya casualidad, apareciste tú, con tu carita de niña buena y te atreviste a robarme siempre, mi familia y mi mujer.-

- Legalmente, es mi mujer.- Escuché una risa cínica.

- Ya no.- Disparé sin pensarlo, mirando fijamente a Natalia, quien lentamente comenzó a ponerse pálida, corriendo a abrazarla cuando vi como su camiseta se manchó.

- No.- Golpee repetidas veces su mejilla.- Sergio, Julia, Simón.- Grité haciendo que solo aparezca la mujer, llamando rápidamente una ambulancia.- Quedate conmigo.-

- Me lo merezco.- Negué rápidamente, haciendo presión junto a ella con mi camiseta.- Te amo.- Golpee aún más fuerte su mejilla.- No quise hacerte daño, gracias por siempre hacerme entrar en razón y salvarme.- La besé para darle aire.- Crees que pueda perdonar a mamá? Crees que ella perdone a Marco por lo que hizo? Makis, yo lo perdoné.- Mordió su labio inferior por el dolor.- Te amo y ojalá alguien más pueda hacerte bien como yo muchas veces no supe hacerlo.-

- Quédate conmigo, no hicimos nada aún.-

- Me diste vida.- Susurró intentando encontrar aún más aire.- Y eso te lo voy a agradecer siempre, gracias por alegrarme tanto mi miserable vida.- Ya no me miraba a los ojos.- Me diste una familia, solo nosotras éramos una familia y este bebé será perfecto gracias a ti, gracias a tu pureza.- Acarició mi vientre, exhalando por última vez.- Te dejo ser libre, mi amor.-

Polos Opuestos- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora