Capítulo 41- Bienvenida

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》Narra Makis《

Me desperté antes que Natalia, bajando con una de sus sudaderas y un jogger demasiado cómodo, notando como mamá ya desayunaba al lado de María José.

- Veo que se llevan bien.- Las dos sonrieron.

- Si me dieras a comparar con las suegras de tus cuñados, prefiero mil veces más a tu madre, Makis.- Sonreí levemente, sirviendo rápidamente una taza de café.- Natalia?-

- Todavía duerme.- Susurre sonriendo por inercia, sabiendo que de alguna forma siempre la llevaría conmigo.- Y creo que va a ser difícil despertarla.-

- Siempre le digo a Daniel lo mismo, él tuvo que hacer algo para que esa niña sea tan parecida entre los tres.- Sonreí levemente.- Me acuerdo cuando se sentaban a ver una película y la primera que se dormía era ella y cuando iba a sentarme con las palomitas, los cuatro estaban durmiendo.-

- Ahora la tengo que obligar para que se vaya a dormir con tal de que no siga despierta hasta tarde.- Las dos sonrieron, escuchando perfectamente unos pasos detrás mío, observandola rascar su ojo, mientras estiraba su remera de pijama.

- Buenos días, bella durmiente.-

- Ajá, sí.- Besó mi mejilla.- Quien te dio permiso de sacar esto?- Señaló la sudadera.

- Algún problema?- Sirvió rápidamente un vaso de jugo, negando mientras lo tomaba, sonriendo por inercia.

- Hoy harán partido de golf?- Natalia asintió.

- Papá ya se está cambiando.- Susurró sonriendo.- Pero creo que solo Andrés se despertó.-

- A Nicolás hay que buscarlo con un balde de agua.- Sentí como su mano buscó la mía, acariciando sus nudillos mientras ella me miraba fijamente.

- Jugamos juntas?-

- No sé jugar golf.- Alzó sus hombros.

- Te puedo enseñar.-

- Natalia ya tiene su palo.- Andrés llegó ya vestido, listo para salir.- Y Makis puede practicar con ese.- Yo solo me sonroje, mientras ella sonreía, negando repetidas veces, poniéndose de pie, sin esperar que me alzara.

- Ya quisieras que jueguen con tu palo.- María José reía con mamá, sintiendo como ella me llevaba hasta su habitación, frenando para simplemente besarme.- De ahora en adelante, quiero que mi futura esposa me despierte con besos si es que después irá a desayunar.- Tomé su nuca, besandola nuevamente.

- Quería hacerme rogar.- Alzó sus cejas, recostandome sin problema.- Tienes que ducharte, porque llegaremos tarde.- Formó un puchero.- Después me enseñas el lugar.-

- No.- Puso sus ojitos de cachorrito, creyendo que con eso sería suficiente.- Los árboles no son suficientes.- Lancé un pesado suspiro.

- Cuando volvemos?-

- No quiero.- Tomé su mano arrastrandola al baño.- Serás una mala madre por no dejarme jugar.-

- Me dejas sorprenderte?- Alzó sus cejas.- Cuando menos te lo esperes.-

- Bien.- Se metió en la ducha, cambiandome rápidamente con la ropa que ella me habia dado, bajando rápidamente, tomadas de la mano.- Cuando me vas a sorprender?-

- No preguntes y solo déjate llevar.- Quitó mi mano cuando la quise dejar en su vientre, entendiendo rápidamente que no estaba del todo contenta.- Sabias que también tengo ganas?-

- No se nota.- Volvió a quitar mi mano cuando la dejé en su brazo.- No quiero que me toques.-

- De verdad?- Asintió mirando un punto fijo.- Y si de casualidad nos perdemos conduciendo?- La comisura de su labio se levantó.- O quizás, si ganamos, tienes doble premio.-

- Te tengo que enseñar a jugar.- Recordó con un puchero, subiendo en clásico carrito para ir por la zona privada en la que sus padres vivían, llegando a la enorme cancha de golf, donde Daniel ya estaba dejando sus cosas, mientras María José se sentaba en una de las reposeras al lado de mamá, observando todo lo que pasaba a su alrededor.

- Tus piernas tienen que estar firmes.-

- Estas segura que esto pueden hacerlo las embarazadas?- Ella simplemente rió.

- Montaste a caballo y esperas no poder jugar golf?- Hizo la clásica pose, golpeando una de las pelotas para ver perfectamente como caía en el centro de la laguna.- Tus piernas tienen que estar firmes.- Repitió entregandome uno de los palos, teniéndola detrás, intentando hacer que esté recta, antes de golpear juntas la pelota, siendo demasiado despacio.

- Entiendo.- Volví a intentarlo, notando como ella simplemente aplaudía.- No llegó tan lejos.-

- Yo empiezo.- Susurró mirándome fijamente.- Y voy a intentar dejar la pelota cerca del hoyo y das el último empujón.-

- Segura?- Asintió suavemente, dejando un suave beso en mis labios.- Podemos seguir practicando?- Dejó otra pelota, haciendo que casi le dé el palo por la cabeza.

- Eres un peligro.-

- Este peligro va embarazada.-

- Ahora tienes una excusa?- Tomó mi cintura.

- No.- Susurre sobre sus labios.- Solo que me gusta decírtelo.-

- No me voy a olvidar tan fácil.- Susurró rozando nuestras narices.- Me encanta verte así.- Frunci mi ceño.- Feliz y que tu felicidad traspase hasta mi y que solo quiera gritarles a todos lo que pasa ahí adentro.- Acaricie sus mejillas suavemente.- Te amo.-

- Soy muy feliz.- Su sonrisa aumentó.- Y es gracias a ti.- Mordi mi labio inferior, mientras ella me abrazaba, cerrando mis ojos por inercia.- También te amo, mamá.- Se tensó, pero aún así, pude notar como seguía sonriendo.

- Suena como una gran responsabilidad.- Rasco su nuca.- No quiero cambiar pañales.- Y otra vez el mismo tema...

Polos Opuestos- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora