Capítulo 34- Despedir

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》Narra Natalia《

Acaricie su mejilla suavemente, besando su frente antes de buscar la ropa que Sergio había dejado, preparando el desayuno mientras ella entraba en el baño, llegando a mi lado rápidamente.

Iba a ser suave, muy suave.

Le entregué una de las tazas, recibiendo un beso en mis labios, devolviendole la sonrisa.

Anoche yo había puesto una almohada entre nosotras, cosa que ella quitó y me obligó a abrazarla, entendiendo que no era nuestra forma de dormir lo que debía cambiar, ni lo hermoso que era despertar con mi cabeza entre sus pechos.

Las preguntas sin importancia durante el desayuno, el almuerzo y la cena tampoco tenia que cambiarlos, eso también estaba bien.

Trabajo? No me estresaba.

Matrimonio e hijos? Era miedo más que estrés de pensarlo y no me quería sentir presionada.

Familia? Tenía que aceptarlo... la noticia de Marco no me cayó nada bien.

- Te parece si ahora a la mañana hacemos unos bocetos y que Cami los pase?-

- Bocetos para qué?-

- Nuestra casa.- Me dio una rápida mirada mientras seguía conduciendo.

- Las decoraciones pueden esperar, pero podríamos ver terrenos y tener una idea.- Asentí suavemente.- Tampoco me molestaría vivir en tu casa, es hermosa, pero si prefieres...-

- Podemos remodelar algunas cosas y que también tenga tu estilo.- Asintió suavemente.- Ya te dije que te amo?- Me besó suavemente, bajando tomadas de la mano.- Este fin de semana papá presenta un nuevo vino y quería invitarte a ti y a tu familia.- Sonrió levemente.

- Yo iré con mi novia.- Asentí rápidamente.- Y puedo preguntarle a mamá si quieren ir.-

- La señora suegra no se aburrirá ahí.- Acarició el dorso de mi mano.- En realidad es como una cena familiar y con amigos cercanos y patrocinadores que hacen que la cena sea con más de quinientas personas.- Las dos reímos, sintiendo como ella simplemente frenaba en su puesto.- Tengo alguna reunión hoy?-

- En media hora.- Frunci mi ceño.- Olvidé decirlo, pero es importante.- Asentí suavemente.- Y se hizo a último momento, solo quieren hablar contigo.-

- Está bien.- Susurre besando su mejilla.- Amorzamos juntas?-

- Yo elijo la comida.- Asentí rápidamente.- Quiero ver qué tanto te puedo sorprender.-

- Si te pones un conjunto subido de tono y que te resalte, para que después... perdón.- Las dos reímos.- Que tenga un buen día laboral, señorita De Angulo.-

- Usted igual, señorita Afanador.-

Dejé mis cosas sobre mi escritorio, volviendo a salir para que ella me siga, bajando a la sala de reuniones para encontrar a un hombre canoso, de espaldas a nosotras, con unos zapatos gastados, jeans clásicos que fueron moda en el dos mil y una sudadera que con los lavados se le fue el color original.

- Buenos días.- Se giró rápidamente y yo solo pude dar un paso adelante, manteniendo a Makis detrás mío, a salvo.- Qué haces aquí?-

- Me citaron aquí, sin razón alguna y aún así vine.- Sus ojos se conectaron con los míos y su mirada cambió completamente.- Me encontraste.-

- Ni siquiera te busqué, no te quiero aquí.- Makis tomó mi brazo, apretando más de la cuenta, sin dejar que me acerque a él.

- Nada de golpes.- Solo podía mirarlo con asco, mientras que ella buscaba llamar mi atención.- Natalia, nada de golpes.-

- Vete.- Fijé mi mirada en ella, notando su desconcierto.- Vete porque esto no te incumbe.-

- Sí me incumbe.- Su mirada penetrante me hizo temer.- Yo lo traje aquí y te guste o no, tienen que hablar.- Sin esperarlo, los dos estábamos enfrentados, sin llegar ni siquiera a rozar nuestras manos por tener la mesa que nos distanciaba.

- Hija, yo...-

- No soy tu hija, o tu hijo.- Agachó su cabeza.- No es así? Nunca me quisiste y ahora no cumplirás con tu rol de papá? Ya pasaron veinte años.-

- Tenia veinte.- Ni siquiera podía mirarme fijamente.- Cuentas sin pagar y una desconocida que había dejado embarazada.-

- No te tendré lástima.-

- No busco tu lástima.- Los dos nos callamos al ver como Makis entraba con tres tazas de café, sentándose en la punta.- Solo quiero contarte lo que pasó.-

- Y esperas que te llame papá? Que te abrace y almorcemos los domingos? No sé quién eres, ni siquiera sé cómo estás vivo cuando...-

- Estuve preso.- Susurró moviendo sus manos repetidas veces.- Y le dije a tu madre que era libre, que ustedes podían ser felices y si ella te dijo que estaba muerto fue lo mejor, porque me hubieras buscado como sea y yo te podría haber matado, sin importar qué.-

- Y qué cambio?-

- Me recuperé.- Susurró mirándome fijamente.- Cumplí mi condena, empecé a trabajar, construí mi casa y ahora solo espero el día que vengas con un arma, rompas la puerta y...-

- Te odio tanto que ni siquiera quiero hacer eso.- Agachó su cabeza.- No sé qué esperas que haga con tu cuento de pobrecito, solo sé que nunca podré creerte, porque fingías dormirte y cuando mamá se dormía, me golpeabas y desde entonces tengo que fijarme que estés dormido dos veces con tal de no lastimar a nadie.-

- Yo no quería...-

- Tampoco elegí nacer, no elegí tener este cuerpo, no elegí tenerte como padre o ver a mamá morir y aún así, aquí estoy, siendo defraudada por mi novia y aguantando las ganas de golpearte hasta cansarme.-

- Me lo merezco.-

- No te mereces nada.- Miré por última vez a Makis.- No pienso perdonarte esto tan fácil.-

Polos Opuestos- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora