Capítulo 7- Venir

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》Narra Makis《

Su mano pasaba por mi espalda descubierta y solo podía observar los cuadros de su vientre, siguiendo por mi pierna cubriendo su miembro, llegando a ver algunos vellos, posando mi mano extendida con demasiado cuidado sobre su firme vientre.

- Me gustó mucho lo de recién.- Susurre mirándola fijamente, notando su sonrisa, mientras subía a acariciar su mejilla, intentando calmar mis alocadas hormonas después de tener dos orgasmos completamente diferentes, siendo uno en el que ella era demandante y solo tuve miedo de las marcas que podría dejarme, mientras que la otra nos abrazamos y yo simplemente me movía encima suyo, sin despegar demasiado nuestros labios.

- Te lo haría una y otra vez, pero no quiero tener una pasa de uva.- Sorprendentemente, las dos nos reímos, tomando su mejilla para mover su rostro, besandola suavemente.

- Quiero que me digas cuando algo te incomode, aunque te cueste decírmelo, o si no quieres que te acaricie.- Rozó nuestras narices.

- Sí quiero, pero mis reacciones son involuntarias.- Susurró con un brillo distinto en sus ojos, acariciando sus mejillas.- Si te quieres volver así sea la peor hora, yo te llevaré de vuelta.-

- Me iré mañana para la cena.- Susurre observando como empezaba a salir el sol.- No te vas a ir cuando me duerma?-

- No tengo otro lugar para dormir.- Sonreí levemente, dejando mi cabeza en su pecho, cerrando mis ojos por inercia.- Descansa Makis.-

- Tu igual, Natalia.- Su respiración se calmó y solo pude aferrarme aún más a ella, dejándome llevar por ese extraño cansancio que sentía.

Lo mejor que me podía pasar, dormir en su pecho, escuchando los latidos de su corazón y despertar sintiendo como sus dedos tocaban lentamente mi brazo, pasando suavemente la yema de los mismos por mis lunares, sonriendo levemente.

- Buenos días.- Estiró sus labios, besandola suavemente.

- Buenos días.- Su mirada recorrió mi rostro, besando su mejilla, subiendo hasta su frente, terminando por dejar besos por todo su rostro, escuchando su risa.- No quiero irme.-

- Todavía no nos tenemos que ir.- Susurre poniéndome de pie, buscando mi ropa interior para tomar su camisa, notando su sonrisa.

- Me iré a duchar.- Susurró besandome suavemente.- Vienes?-

- Hay comida?-

- Tenemos que volver a la casa.- Formó una mueca y solo pude sonreír, besandola una vez más.

- Iré contigo y después tenemos que alimentarnos.- Asintió volviendo a desnudarme, antes de alzarme, besándome mientras abría el grifo, chocando con una de las paredes.

Era más que obvio lo que hicimos y solo puedo decir que a comparación se la única vez que estuve con Federico, Natalia era muchísimo mejor.

- Cómo haces?- Frunció su ceño.- Cuando Federico llega se termina todo, es como si él saliera y no me diera el orgasmo a mi.- Golpee su pecho cuando se infló.

- Dependiendo del tamaño, él puede acabar antes y yo puedo aguantar lo mismo que una mujer.- La miré fijamente, esperando a que siga con su explicación.- Una mujer puede durar entre tres y siete minutos en venirse y dependiendo del tamaño del pene, puede que el hombre se venga antes o puede ser un eyaculador precoz o tener problemas de erección.- Por alguna extraña razón, ella se estaba riendo.

- No preguntaré más, porque veo que quieres burlarte de él.-

- Si solo quiere complacer a su pene y dejarte a medias, sí.- Lancé un leve suspiro.- Podría dejarte a medias y que después entre en ti.- Susurró tomando mi mano para ayudarme a bajar.- Pero si no tiene experiencia, no debe saber que es lo que tiene que hacer.-

- Los dos perdimos nuestras virginidades juntos.- Me dio una rápida mirada.- Por eso te pedí que sea despacio, porque me seguía doliendo.-

- Perdón.- Susurró tomando mis mejillas, conectado nuestras miradas, sintiendo como simplemente juntaba nuestros labios sin ni siquiera moverse, separándose para relamer sus labios, tomando su nuca para simplemente besarla, sintiendo su sonrisa cuando tuve que levantarme para alcanzarla, volviendo a bajar, escuchando como su teléfono empezó a sonar, haciendo que lance su clásico suspiro que solía escuchar cada mañana.

- Tranquila.- Besé su mejilla, mientras contestaba.

- Mamá.- Sonreí levemente, sintiendo como dejaba su mano en mi hombro, pasando mis brazos por su cintura.- Cómo? Sí, te escuché bien dónde estás?- Dejé lentos besos en su cuello, sintiendo como su mano hacia menos presión en mí.- Bien, en unas horas estaré ahí, vine a hacer compras y creo que tomaré un café con una amiga.- Alcé mis cejas.- Ya lo sé, te amo, adiós.- Formó una mueca.- Tenemos que comer algo rápido.-

- Dónde hay comida?- Me llevó rápidamente, encontrándome con un pequeño depósito con muy poca comida, sacando lo necesario y que aún no estaba vencido.

- Solo vengo aquí por el yate, no traigo comida.- Se sentó en la mesada, mientras batía una improvisada masa para hacer panqueques, mientras ella batía en una taza el café para las dos.- Mi madre siempre hace el café para todos y después los va separando en las tazas.- Sonreí levemente.

- Y la vas a ver?- Asintió formando una mueca.- No quieres?-

- Es raro que venga de la nada, Makis.- Agachó su cabeza.- También la extraño, pero muchas veces ella viene por semanas y ni siquiera tengo la forma de verla cinco minutos por el trabajo o porque ella está con sus amigas de aquí.-

- No me hablaste de tu familia biológica cuando surgió el tema.- Negó cerrando sus ojos, abrazandola cuando su respiración era completamente nueva, acelerada, desesperada.

- No abras esa herida.- Susurró contra mi oído.- Solo jueces, psicólogos y mi familia sabe lo que pasó, es abrir una herida que nunca se cerró y que los parches no soportan tanto.-

- Entiendo.- Acaricie sus mejillas suavemente.- Y estaré ahí cuando me quieras contar.-

Polos Opuestos- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora