》Narra Makis《
Sonreí al verla con un pantalón de pizzas y una clásica camiseta blanca, tendiendome un conjunto parecido, cambiandome rápidamente.
- Es hermoso.- Me recoste en su cama, sintiendo como escalaba mi cuerpo, dejando su cabeza en mi vientre.
- Cuando tenía tres, empecé a entender que el hombre que venía ebrio por las noches a mi casa era mi padre, él trabajaba en una fábrica y se la pasaba ahí, solo que cuando salía iba a un bar donde se gastaba su sueldo completo para emborracharse y al llegar a casa, gritarle, pegarle y violar a mi madre.- Acaricie su cabello suavemente.- Ella me miraba con ternura cuando me arropaba para que me duerma, me contaba un cuento, aventuras extrañas de famosos y yo fingía quedarme dormida para terminar escuchándola llorar cuando la puerta de mi casa se cerraba y siempre algo se caía al piso, dando a entender que mi padre estaba ebrio.-
Sus temblores se hicieron presentes y solo podía abrazarla y secar sus lágrimas.
- Un día no llegó y durante la madrugada llamaron a mi madre porque él tenía muchas deudas y simplemente lo mataron.- Hizo una pausa, liberando el aire contenido, antes de continuar.- Yo empecé a ir al jardín y siempre que llegaba me encontraba con un hombre nuevo y a mi madre tirada en su cama desnuda, con sus manos apretando su monte de venus porque algo le dolía y solo eran unos minutos hasta que llegaba otro hombre y como a mi no me gustaba, les tocaba la puerta a mis vecinos que siempre jugaban conmigo y pasaba las tardes con ellos, su madre me daba una leche caliente y volvía a casa para dormir.- Sonrió secando rápidamente sus lágrimas.- Mi madre no se apretaba por dolor, no tenía dinero como para abortar el embarazo que llevaba y yo solo me alimentaba de esa leche que María José me daba, hasta que una noche me dejó con ellos para que me cuidaran y fue a una clínica clandestina para no tener que pagar, pero solo vi como ella estaba en el jardín de mi casa a punto de entrar y se caía en el piso muerta, vi como Daniel intentaba reanimarla y como unos médicos tapaban su cuerpo con una sábana blanca.- Seque rápidamente mis lágrimas.- Con siete a mi me habían internado en la mejor clínica para recuperarme y empezaron a visitarme jueces, monjas, policías, todos venían con una noticia diferente, hasta que me preguntaron si quería que los Afanador me adopten y María José me miraba desde la puerta con Daniel a su lado y supe que ellos me iban a cuidar siempre, solo que ahora ya no los veo, ni siquiera a mis hermanos y quizás ellos eran una etapa, pero mamá siempre me intenta abrazar cuando me ve y me llena de comida para hacerme engordar.- Sonreí junto a ella.
- Y por eso los ves una vez al año?- Asintió mirándome fijamente.- Dónde pasó eso?-
- Vivíamos en California, pero cuando quise estudiar, terminé recibiendo una carta de Stanford y tuve un promedio de nueve en total, mi familia había hecho una fiesta y yo vine a Nueva York para intentar hacer mi vida aparte y ellos siempre van de California a Chicago casi todas las semanas.-
- Me siento inútil ahora.- Me dio un rápido beso.
- Eres útil.- Levantó mi camiseta, sintiendo como llevaba uno de mis pechos a su boca, jadeando en respuesta.- En el sexo.- Tomé sus mejillas, volviendo a cubrirme.- En el trabajo.- Besó mi mentón.- Y eres linda, muy linda.-
- Cállate.- Besó mi nariz, rozando nuestros labios, sonriendo junto a ella.
- No quieres?- Negué suavemente.
- Mi cuerpo sí, pero mi mente y el sueño que sigo teniendo por tus masajes es mayor.- Tiré de su labio inferior.- Me vas a presentar a tu madre?-
- Me presentaras a tu familia?- Alcé mis cejas.- Cuando sea el momento, aunque quizás mañana venga a desayunar y traiga a su nuevo caniche.- Formó una mueca.- Van tres desde que no estoy en casa y vuelvo sin tímpanos por todo lo que ladran.-
- Te gustan los perros?-
- Nunca tuve uno, pero si.- Sonrío abrazandome para dormir.- Me gustan los perros grandes y Daniel y María José están solos ahora, por eso tienen mascotas para entretenerse, pero no tengo el tiempo suficiente para dedicarle a un perro.-
- Te regalare un caniche.- Lanzó un pesado suspiro.- Los odias.-
- Algo así.- Era extraño escucharla reír, verla sonriente, pero al mismo tiempo me encantaba verla feliz.
- Mi madre todavía tienen a Santiago y a Juan Pablo en mi casa y creo que hay una perra en la calle que van a adoptar muy pronto.-
- Iré a verla.- Acaricie sus mejillas.- Porque va a ser mi suegra.-
- Tan confiada?-
- Si soportas mis cambios de humor y entiendes cuando prefiero estar sola antes que gritarte por estar enojada conmigo misma, podemos empezar bien por mi parte.-
- Soporto tus cambios de humor desde que trabajo contigo.- Levantó la comisura de su labio.- Y puedes aprender a controlar tus enojos.- Acaricie su mejilla.- Y cuando se cierra tu pecho?-
- Apenas me levanto tengo un inhibidor que evita los ataques de asma durante todo el día y Olga tiene uno, el personal tiene uno y yo lo tengo en la cocina si es que me pasa aquí.-
- Pero la cagas al fumar.- Escondió su rostro, dejando besos en mi cuello.- A dormir.-
- No.- Dejé besos rápidos por su rostro ante esa extraña forma infantil suya, era una persona completamente opuesta a la que me encontraba cada mañana.
- Si.- Me besó suavemente.- Y voy a conocer a tu madre mañana.- Negó rápidamente, notando su sonrisa.- Porque también va a ser mi suegra.-
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Polos Opuestos- (Ventino) [Makia]
FanfictionSe dice que los polos opuestos se atraen, pero en muchos casos, chocan y todos las conocemos, o quizás de una forma diferente a la que se podría contar en una historia en la que parece imposible enamorar a tu jefa. Pero quizás, para Makis no es impo...