Despedida

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Al despertarse, lo primero que vio fue una especie de manchón rojo a su lado. Buscó sus gafas en la mesita de luz y para su sorpresa, no los encontró. De a poco se levantó y a tientas buscó en el suelo, hasta que los halló sobre una camiseta de él. Una vez que se los puso, vio a su novia que seguía profundamente dormida. Se acercó a ella, le acarició el largo y suave cabello, la besó en la frente y un poco alarmado por miedo a que llegue la familia Weasley, tomó sus prendas y comenzó a vestirse con rapidez, y cuando estaba a punto de terminar, la chica se despertó y lo miró sorprendida.

—Buenos días mi vida. —Saludó el azabache, dándole un suave beso.

—Hola amor. — Respondió entre dormida. — ¿Qué haces? — Preguntó refregándose los ojos.

—Me vestía por si llegaba tu familia. —Ginny se rió por lo bajo.

—No lo creo Harry, son las...

Ambos quedaron en silencio, estáticos. La puerta de entrada se abrió de un golpe, y a continuación, la inconfundible voz de Molly y Arthur comenzó a hacerse eco por toda la casa. Harry terminó de ponerse la túnica de gala, besó a Ginny en los labios y se desapareció, volviendo a Grimmauld Place en un rápido ¡crac!. No era el mejor comienzo del día que esperaba, vistiéndose a toda prisa y huyendo como si fuera un malhechor, y a pesar de que la idea de despertar juntos en una hermosa mañana de invierno acurrucados entre las mantas era, por sobretodo, lo que más añoraba en ese momento, la imagen de Molly y Arthur mirándolo con enfado o decepcionados hacía que cualquier maravillosa idea se le esfumara por completo.

El viento helado le azotaba la cara y la nieve seguía cayendo suavemente. Las calles estaban cubiertas y congeladas, mientras subía por la escalerilla tuvo que sujetarse con fuerza a la baranda para evitar resbalar, y con facilidad, abrió la puerta de Grimmauld Place. La chimenea estaba encendida, y los cristales se le empañaron por unos segundos. A paso lento subió la escalera, escuchando de fondo el ruido de cacerolas chocándose entre sí, provenientes de la cocina. Aun estaba en el descanso, cuando escuchó un ¡crac! en la planta de arriba. Alarmado, Harry decidió seguir subiendo las escaleras, y con cautela, abrió la puerta del cuarto de Ron. Rápidamente apuntó su varita, dispuesto a atacar al intruso que habría llegado, sin embargo, para su sorpresa, lo único que encontró fue a Ron semidesnudo, con el cabello completamente desordenado. Apenas cruzaron sus ojos, Ron frunció el entrecejo, y le tiró a Harry por la cabeza su remera hecha un bollo.

— ¡Privacidad, Harry! — Le gritó, malhumorado.

— ¡Lo siento, lo siento! —Dijo bajando la mirada. Cerró la puerta violentamente y se quedó hablando a través de ella. —Escuché que alguien se había aparecido y creí que...

—Era Hermione. — Le respondió Ron con más calma. — Apenas te escuchamos llegar... —Dijo abriendo la puerta, completamente vestido. — Se vistió como un rayo y se fue. Le avergüenza que nos veas en una situación... ya sabes. — Harry asintió, sonrojado al igual que su amigo. —No le digas que te dije, o se pondrá furiosa conmigo. Y tú vienes de casa, ¿verdad?

—No, yo no...

—Vamos, Harry... mis padres no estaban... casa sola... te desapareces con mi hermana a mitad de la fiesta... no es difícil sacar conjeturas. — Harry asintió suavemente, y ambos comenzaron a bajar las escaleras. —¿Te atraparon mis padres? ¿o Bill?

—Nadie. —Admitió con una pícara sonrisa. —Me fui apenas llegaron.

—Entonces no eres el único fugitivo de esta mañana. —Comentó Ron entre risas.

Harry Potter Después de la Guerra (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora