Victoire Weasley

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—34—

Harry y Ginny estaban terminando de acomodar la larga mesa cerca de los frutales bajo el espléndido sol primaveral. Como se había hecho costumbre, cada domingo en la Madriguera, la familia Weasley se reunía a almorzar, incluso Charlie se tomaba su tiempo de venir cada quincena o, al menos, una vez al mes, y eso era mucho más seguido que antes. Transcurrió una semana desde que Ginny Weasley usaba, a escondidas, su delicado anillo de compromiso, y ese día era perfecto para anunciarlo, y según lo planeado, la boda sería en verano.  

Pronto, poco a poco, los hermanos Weasley y sus parejas fueron llegando, y el último, como casi siempre que venía, fue Charlie, y esta vez llamó la atención de todos, porque era la primera reunión familiar a la que asistía sin Anna. Nadie mencionó nada, pero estaba más que claro que el muchacho musculoso estaba soltero otra vez. Su madre al verlo, frunció los labios.

—Y ahí va, sin pareja otra vez. —Le susurró Molly a Arthur. Arthur negó con la cabeza, sonriendo y besó la cabellera de su esposa.

—¿Cómo está la Belleza de Fuego? —Preguntó Charlie, abrazando a su hermana. Ginny se ruborizó completamente y los demás rieron.

—No me llames así. —Le pidió con una sonrisa.

—Es como deberías acostumbrarte a que te llamen.— Dijo agitando la revista Corazón de Bruja frente a ella. — Una vez más, estás en la portada de una revista, y ese es tu apodo desde el partido contra España, así que yo que tú...

—No es gracioso, Charlie. —Negó entre risas, mientras le quitaba la revista.

—No ha de ser fácil para ti, ¿verdad Potter? —Le dijo Charlie, dándole palmadas en la espalda. Harry se rió, pero aquello de alguna manera hacía que el ego se le subiera un poco.

—Ellos pueden llamarla como quieran. —Dijo Harry en una mueca, refiriéndose a los muchachos que siempre babeaban por ella. —Mientras no se sobrepasen tanto...

Charlie comenzó a reír a carcajadas, y Ginny le hincó el codo en las costillas a su hermano mayor.

—No la fastidies más. —Le pidió Bill a Charlie, mientras le servía jugo de manzana a su esposa. 

—¡Todos a la mesa! —Exclamó Molly.

Arthur y George ayudaban a servir la comida, mientras que Hermione y Ron corrían detrás de Teddy por miedo a que fuera mordido por un gnomo o cayera, ya que al niño le encantaba perseguir a los pequeños hombrecitos por el jardín que, aunque lo desgnomizaran, siempre quedaba alguno suelto por ahí. Uno a uno se ubicaron en sus asientos. Harry miró a Ginny con complicidad, sintiéndose nervioso como si fuera la primera vez que conocía a la familia.

Ron y Harry tenían terminantemente prohibido hablar de trabajo los domingos.  Molly intentaba de esa manera, dejar atrás el pánico y el sabor amargo que había dejado la guerra, para intentar con esfuerzo disfrutar del presente a como diera lugar, y se focalizaba en concentrarse en el vientre de Fleur, que faltaba poco para que esa niñita abandonara ese lugar calentito para salir al mundo exterior.

Charlie cada vez que venía,  siempre contaba sobre sus diferentes maneras de domar  un dragón, y sobre cómo los curaba cuando accidentalmente competían entre ellos.

—Vi a Luna. —Comentó Charlie mientras untaba el pan en su salsa. Ginny y Hermione lo miraron sorprendidas.

—¿A nuestra amiga dices? —Le preguntó Hermione. Charlie asintió.

—Sí, acababa de llegar cuando vine, así que me pidió que les contara.

—¿Va a estudiar a los dragones contigo? —Inquirió Ginny entusiasmada.

Harry Potter Después de la Guerra (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora