Flourish y Blotts

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―5―

George decidió reabrir el negocio "Sortilegios Weasley" y no le fue difícil encontrar ayudantes, muchos querían trabajar allí, en la tienda más grande, gloriosa y divertida del callejón Diagon. De esto lo habían convencido sus padres y sus hermanos, para que no pasara tanto tiempo encerrado en su habitación y lograra entretenerse con algo. Realmente apreciaba el gran apoyo que tenía de sus seres queridos, y eran el motor que lo motivaba a seguir adelante con su vida, viviendo por los dos.

Últimamente Arthur y Percival llegaban un poco más tarde de lo habitual, ya que en el Ministerio de Magia se estaban ultimando los detalles para que el nuevo ministro asumiera como tal. Momentáneamente Kingsley Shacklebolt era quien ocupaba dicho lugar, hasta que el candidato elegido asuma su puesto. En el Ministerio de Magia eran varios los postulados a ocupar el cargo, pero era un secreto a voces que estaba casi asegurado que Shacklebolt asumiera de manera permanente.

Pasaron tres semanas y media desde la última vez que Ron vio a Hermione. Se enviaban lechuzas todo el tiempo, y ya no podía esperar al día de mañana en donde saldrían a realizar compras para el último año de Hogwarts. No importaba la cantidad de veces que él le sugirió de hacerlo más adelante, pues eran compras muy anticipadas, pero ella estaba muy emocionada de volver al castillo y disfrutar del último año de clases completamente normal.

Aquella noche luego de la cena, su hermana y su mejor amigo se volvían a escabullir en el jardín de la casa, como lo hacían habitualmente. Sólo le restaba sonreír, intentando no pensar en las cochinadas que estarían haciendo su mejor amigo y su hermana menor. Lo ponía de buen humor ver a Harry ser tan feliz por primera vez.

A media tarde del siguiente día, fue a esperar ansioso a su amada novia, quien se quedaría nuevamente en su casa por una grandiosa semana entera. Pasaron el resto del día entre charlas amenas y besos que le robaba a la castaña inesperadamente, haciéndola sonrojar temiendo a ser vista por algunos de los presentes de la hermosa Madriguera.

Una mañana, Harry y Ginny los invitaron al Callejón Diagon a realizar un par de compras y comer algo en el Caldero Chorreante. Era momento de intentar comenzar de nuevo, de nada servía que se siguieran ocultando en la casa para evitar a algunos molestos periodistas que los perseguían de un lado a otro intentando obtener un poco de información sobre sus vidas. Los cuatro se aparecieron en el Callejón Diagon, y solo bastaron un par de segundos para que todos comenzaran a agradecerles una vez más por sus hechos heroicos, y los vitoreaban a cada instante. Si bien era grato de escuchar, realmente ya los estaba sacando de quicio. En un momento, Harry y Ginny les dijeron que irían a buscar una lechuza para el ojiverde.

—Debo reconocer que mi hermana está completamente loca por Harry. -mencionó, mientras caminaban paulatinamente tomados de la mano.

—También hay que ponerse en su lugar... no han estado juntos por un buen tiempo. —Opinó, mientras observaba la tienda de Madame Malkim

—Puede ser... ¿tú harías lo mismo si no me vieras por mucho tiempo?

— ¿Qué quieres decir? -Preguntó preocupada.

—Solo intento saber cómo te comportarías. -Dijo intentando no levantar sospechas.

—No lo sé, y no quiero averiguarlo. -dijo dándole un casto beso en los labios.

— ¿Te molesta si voy a visitar a George? Elegiré un regalo para Harry, su cumpleaños se aproxima y seguramente mi hermano tiene algo que valga la pena.

—Claro, ve. Mientras iré a dar un vistazo a la librería. Ven a buscarme cuando termines.

Hermione se dirigió a Flourish y Blotts, lugar en donde cada año compraba sus libros escolares. Extrañaba sentir el aroma exquisito de las hojas recién impresas, a medida que avanzaba, el olor se le impregnaba cada vez más en sus fosas nasales. Dio un suspiro, se sentía bien volver allí. Tomó un libro y comenzó a inspeccionarlo con curiosidad, estaba segura que se trataba de un ejemplar necesario para el último curso, aunque aún no le llegara la lechuza con la lista de artículos para ese año. De pronto, un aliento tibio en su oído hizo que se sobresaltara, dando un respingo.

Harry Potter Después de la Guerra (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora