Harry Potter Después de la Guerra (Vol. 1)

Siempre Fuiste Tú

―29―

—¡No!

Gritó Hermione al ver en los ojos azules la intención de marcharse. Sacó su varita y le apunto, intentando petrificarlo, pero sus torpes movimientos habían sido demasiado lentos, y solo consiguió darle a una mujer que se hallaba detrás, a lo lejos.

Una voz áspera cercana a ella terminó por hacerle bajar la vista, aún se había quedado aturdida observando el punto donde antes estaba Ron de pie, con la mirada tan dolida como le había visto el día del funeral de su hermano. Viktor volvió a hablarle, y terminó por mirarlo a los ojos. El muchacho le sonreía, pero ante la expresión de la chica, el rostro se le tensionó. Stefan llegó a su lado entre carcajadas, y le tendió la mano a Viktor. Los dos se pusieron de pie, y el rubio comentó

—No crreí que fuerra tan bueno, me has decepcionado, la verdad.

—No querría llegar tan lejos. —Masculló, ligeramente malhumorado.

—¿Entonces hice esto parra nada? —Preguntó con aire ofendido.

—¿Hiciste el qué? —Le preguntó Hermione, con el entrecejo fruncido. Stefan volvió a sonreír.

—No fue difícil hacer enojarr a tu novio.

—¿Stefan? —Le preguntó Viktor, enarcando una ceja. Estaba comenzando a comprenderlo todo, y no pudo evitar cerrar sus puños con fuerza, enojado.

—Deberías agradecerme. —Le dijo en su idioma natal. —Solo quería crear la oportunidad perfecta para ti y tu chica.

—Imbécil. ¡No debiste empeorar las cosas! —Exclamó Viktor enfurecido. —¿Por qué tuviste que meterte en lo que no te incumbe? Ella es una amiga.

—Una amiga hermosa que no has podido olvidar.

—¿¡Quieren dejar de hablar en búlgaro!? —Exigió Hermione con fuerza en la voz. Stefan que hasta entonces tenía una sonrisa, se le desdibujó al comprender que sus acciones no habían sido las mejores como él había creído. Viktor carraspeó y desvió su mirada al suelo.

—Herrmione... Stefan ha hecho enfadarr a tu novio. Crreo que fue idea de él que quedárramos solos en el bar.

Luna y Neville que acababan de llegar, oyeron la conversación, y la rubia fulminó a Stefan con la mirada. Hermione, que no terminaba de caer en lo que acababa de decirle, se quedó mirando al rubio búlgaro con los labios entreabiertos. El chico solo asintió, pero en los ojos aún tenía una chispa de picardía.

—¡Lo sabía! —Exclamó Neville con enfado. —Sabía que mis hierbas no podían fallarme, claramente mi malestar no era natural.

—Solo vertí un par de gotitas en tu bebida. —Confesó Stefan, sacudiendo un frasquito lleno de un líquido gris.

—Entonces tú fuiste el que hizo que Hannah derramara la cerveza en Ron. —Dijo Hermione con más ira en la voz.

—Fue demasiado fácil confundirla. —Reconoció Stefan. —Parra mí, la herrmandad es lo prrimerro, y Viktorr es la única familia que tengo.

—Eres un imbécil de primera. —Le espetó Neville. —Espero que ahora estés feliz. Y ten cuidado de no venir de nuevo a Londres. —Le amenazó, plantándole cara a pesar de que el búlgaro fuera mucho más alto. — Porque para mí, también la hermandad es primero, y considero a Ron como uno.

—Te verré en el alojamiento. —Le dijo a Viktor, y Stefan, se desapareció.

—¿Dónde crees que haya ido? — Le preguntó Luna a la castaña, con tono preocupado. —Me pareció verlo dolido.