El Hogar Potter

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Dedicado a 9trescuartos

Ron frotaba su cabello distraídamente, mientras dejaba escapar un largo bostezo perezoso sin disimulo. Richard pasó por detrás y le golpeó la cabeza con la carpeta repleta de informes, y en ella rezaba en letras mayúsculas y rojas el título de "Privado". El muchacho agredido se encogió hacia adelante y se frotó la zona adolorida, y con todas sus fuerzas reprimió la intención de maldecir en voz alta a su amigo del cuartel. Cerró los ojos, inspiró profundamente y después de tranqulizarse, se giró para ver el rostro de Richard, quien tenía una sonrisa burlona en su rostro.

—¿Dormido, Weasley? —Preguntó, alzando una ceja.

—¿Qué quieres, Richard?

—Ya que estás tan aburrido en tu cubículo... ¿puedes bajar a la primera planta y dejar esto en la Secretaría del Ministro? —Dijo sacudiendo la carpeta desinteresadamente.

El pelirrojo entrecerró los ojos y leyó el título estampado en el frente de la solapa de cartón.

—¿No le puedes decir al secretario que suba? Es decir, mi hermano, Percival. Te confundiste de Weasley. —Le recordó, guiñándole un ojo con una sonrisa amplia.

Sin darle importancia, volvió a girarse hacia sus propios informes que estaban regados sobre su escritorio, pero Richard con un movimiento de varita, volvió a girarle la silla e hizo que se pusiera de pie involuntariamente de un salto.  Ron frunció el entrecejo y apretó la mandíbula, la paciencia con su amigo ya se le estaba acabando. Richard podía ser uno de los tipos más amables del cuartel, sin embargo, los días que tenía problemas maritales, terminaban sufriendo las consecuencias todos los aurores indistintamente, y allí estaba el lado de Richard que llegaba a ser insufrible en ocasiones.

—Ya basta con este juego. —Exigió Ron en tono tajante.

Harry llegó del banquete con dos vasitos de café, uno en cada mano, y se quedó parado cerca de Ron, pero aún así en una distancia prudente, y con disimulo, dejó las bebidas sobre la mesa de su cubículo. A continuación, deslizó su mano lentamente hacia el bolsillo de su uniforme y acarició la fuerte madera de acebo, por si debía inmovilizar a ambos para evitar una riña.

—Ha dicho que no puede subir, así que Brooks me ordenó que te lo diera a ti. —Le explicó, estampándole la carpeta en el torso. Ron lo miró fijamente a los ojos, desafiante, más Richard procedió a ignorarlo y miró a Harry por detrás del hombro del pelirrojo. —Por cierto, hermosas tarjetas de casamiento Harry. Son muy elegantes. —Comentó, apretando los labios. Y sin esperar una respuesta, se alejó a grandes zancadas hacia su cubículo que estaba en el otro extremo de la oficina.

Ron sujetó la capeta contra su pecho con fuerza, aún con el ceño fruncido. Harry le palmeó el hombro para intentar tranquilizarlo.

—Sabes que cuando discute con Vivian se pone así. No le digas nada. —Le recomendó con tranquilidad. —¿Aún quieres tu café?

—No, primero le llevaré esto a Percy. El muy holgazán no quiso subir. —Dijo con más calma. —Es odioso cuando Richard se comporta así. Apenas llevan medio año de casados. —Murmuró disimuladamente. —Verlo de esa manera, se te van todas las ganas de querer casarte. —Comentó con sinceridad, exhalando pesadamente. Y un segundo después, deseó haberse mordido la lengua en lugar de decir aquella frase a menos de un mes del casamiento de su mejor amigo. —Harry... ya sabes... no es cierto lo que digo... es... solo que...

—Tranquilo. —Susurró en tono apacible. —Hace falta mucho más que eso para no casarme con tu hermana. —Comentó con una sonrisa. —Ve, así comenzaremos pronto con la investigación de los mortífagos que faltan.

Harry Potter Después de la Guerra (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora