Capitulo 15
H: no tenía ganas de conducir y nos queda algo lejos para caminar... Te aseguro que nada fue planeado...
V: ¿No...? (Siendo ella la que le tomaba una mano entre las suyas)
H: a ti y a mí nos salen mejor las cosas espontáneamente...
V: respóndeme algo... (Luego del segundo shot de tequila)
H: ¿hmm...?
V: ¿Cómo hacías para estar siempre ahí en el momento exacto? Cuando más te necesitaba...
H: tan fácil porque siempre estaba... Lo mucho que me interesabas hacia que constantemente estuviera detrás de ti... Y perdón, pero ni Osvaldo ni tus hijos podían impedírmelo...
V: (Mirándolo con una admiración que sobrepasaba la que había sentido por cualquier hombre)
H: (Llenando de nueva cuenta los vasitos)
V: ¿Y si me decidía por Osvaldo, de verdad te alejabas de mi?
H: completamente... Creo que un hombre no vale nada si no tiene palabra... Y quizás te parezca anticuado pero...
V: honorable... Es eso lo que me pareces... (Tomando la iniciativa para el brindis) Entre miles de características más...
H: ¿Se te están subiendo tan rápido los tequilas? (Riendo con ella) Vamos por el número cinco, mi amor...
V: bien escondido que tienes tu sentido del humor...
H: ¿Te fijaste que llevamos aquí casi dos horas y no hemos pedido ni una sola canción?? (Llamando con un gesto a la persona encargada de recibir las peticiones para los mariachis)
V: ¿Y cuál piensas pedir?
H: nuestra canción por supuesto...
V: Heriberto...
H: Dime que no piensas en mi cuando escuchas esa canción... (Mientras se ponía en pie)
V: la verdad es que muchas canciones me hacen pensar en ti...
H: caballero, ¿Nos complacerían a mi esposa y a mí con una canción?
X: si señor... Dígame cual...
H: "No sé tú", si fueran tan amables... (Colocándole una buena propina en la chaqueta)
X: claro que si... Con gusto... (Volviendo con el grupo)
H: gracias... (Sentándose de vuelta con Victoria)
V: (Recibiéndolo con un beso amoroso por aquel detalle)
H: ¿Hmm...? (Boca contra boca)
V: creo que el amor se demuestra con acciones, más que con palabras...
H: pensamos igual... (Acomodándose a su lado en la misma pose que segundos atrás, lo más cerca que podían estar)
Y no bastaba más en ese momento, uno junto al otro con la complicidad única, resultado de un verdadero amor en una pareja. Y las primeras notas de aquella canción con la que se identificaban entre sí, aun cuando no había una relación formal, empezaron a sonar... Quizás a un ritmo diferente, pero la esencia se mantenía igual.
La velada estaba resultando de lo más agradable, el entorno tenía mucho que ver, pero la compañía era lo primordial, y por el mismo sentimiento que los unía, Victoria y Heriberto eran felices juntos, en México, Guadalajara o en la China si fuera el caso.
H: ¿Si...?
V: si mi amor... Una noche maravillosa...
H: Salud por eso... (Empezando a reír con ella luego del brindis por un chiste que se acordaron)
V: ay Heriberto...
H: ¿Quieres oír otro o quieres que regresemos ya?
V: a ver, dímelo...
H: resulta que había un hombre...
X: ¡Un doctor! ¡Un médico por favor!! ¡Ayuda!!
Después de todo el alboroto que se armó en el otro extremo del lugar...
X: ¿No cree necesario que lo llevemos al hospital, doctor?
H: hoy no... Se trató de un susto, pero una persona con sus condiciones no puede olvidar de tomar las medicinas... (Volviendo a revisarle la presión sin aparato alguno)
Y: pero doctor... Me iba a echar unos tequilitas...
H: con uno hubiera bastado... Le recomiendo que vaya a su casa y descanse... Mañana debe ir a ver a su médico...
Z: así lo hará doctor... Yo me encargo de llevar a mi marido...
H: muy bien señora...
X: ¿Cuánto le debemos, doctor?
H: no tienen de que preocuparse, únicamente sigan mis recomendaciones...
Y: de ninguna manera... Usted estaba cumpliendo su trabajo... Y hay que pagarle sus servicios...
H: cumplía con mi deber... No me deben nada...
Y: insisto, debe haber una manera de recompensarlo...
H: también yo insisto que no es necesario...
Y: si no acepta un pago, no puede rechazar una cena en mi casa, mañana...
H: que amable, pero vivimos en el DF y regresamos mañana precisamente... (Echándole una mirada a Victoria que estuvo a su lado todo el tiempo, sin interferir pero ahí estuvo)
Y: entonces pueden quedarse unos días en mi rancho... Doctor, no acepto una negativa...
H: (Sintiendo la mano de Victoria en su espalda a modo de señal)
V: vamos a bailar... (Terminando su bebida)
H: ¿A bailar?
V: si... ¿No quieres? (De pie extendiéndole una mano)
H: me resulta extraño porque soy yo quien siempre te invita... (Dándole la mano y avanzando a la pista)
V: eso es porque siempre eres caballeroso... Atento... Galante... Encantador... (Acoplándose de inmediato entre sus brazos)
H: a todo eso podrías agregarle "cursi"... (Apretándola en tu totalidad contra su cuerpo)
V: ¿Por qué?
H: porque no he olvidado la primera vez que bailamos juntos...
V: ni yo... (Enrollándole el cuello con ambos brazos aunque la canción que sonaba no era para bailarla así)
H: (Inclinándose a besarla, sosteniéndola con más fuerza y guiándola al son de la música) Es el primer beso con sabor a tequila que pruebo, ¿Sabes?
V: (Propinándole un manotón en el pecho y sin querer contagiada por su risa) Pues es tu culpa...
H: y la asumo... Pero te gustó, ¿Hmm?
V: me gustó... (Con aquella sonrisa que lo enamoraba)
..........................................................
H: ¿Qué qué? (A la salida del restaurant)
V: si, caminemos...
H: el hotel no queda cerca que digamos...
V: no importa mi amor... Quiero caminar...
H: Victoria...
V: por favor... (Apoyándose con un brazo en la espalda de él)
H: de acuerdo... (Pidiéndole al taxista que los siguiera sin que Victoria lo notara)
V: ¿A dónde hablaste?
H: al hotel... Para pedir que nos suban una jarra de café... (Sosteniéndola fuertemente de la cintura)
V: estoy simplemente un poquito mareada...
H: como aquella vez... Dame tu bolsa... (Colocándosela en el brazo libre)
V: lo más extraño es que en ambas ocasiones estaba contigo... (Deteniéndose a darle un beso en el cuello) Estabas ahí para cuidarme...
H: siempre mi amor...
V: que bonita esta la luna...
H: nunca más que tu...
V: (Empezando a reír de la nada)
H: ¿Qué pasó? (Mirándola divertido sin aminorar el paso)
V: me estaba acordando de algo...
H: ¿De qué?
V: cuando te apareciste en el restaurant donde supuestamente estaría cenando con Max...
H: pues a mí no me pareció tan divertido, eh...
V: ¿y por qué no? Te quedaste conmigo y terminamos la velada juntos... (Abrazándose a él con el otro brazo)
H: Si, pero no me diste ni un beso...
V: ahora te los estoy dando todos... (Deteniendo la marcha para esta vez besarlo en los labios)
Presidente InterContinental Hotel *****
Ya en la suite...
H: ¿Mejor...? (Saliendo de la habitación ya sin chaqueta y viendo a Victoria que se terminaba el café)
V: no te dije que estaba mal... (Dejando la taza vacía sobre la mesa y poniéndose en pie)
H: tampoco estabas bien... Te sirvió el café...
V: si... Creo que me voy a dormir... (¿Poniéndolo a prueba quizás?)
H: ¿A dormir...?
No faltó más. Heriberto recorrió el espacio que los separaba, ella lo miró a los ojos y lo que vio en ellos casi la derritió... Eran de un verde brillante y la miraban con intensidad. Sintió deseo, sintió pasión... Un torbellino de sensualidad se había apoderado de ella y estaba lanzándola a ese mundo que ya conocía y compartía con su marido...
H: ¿De verdad te quieres ir a dormir...? (Con los ojos posados en su boca)
V: (Negando con un movimiento de cabeza)
El alzó las manos y rodeó con ellas el rostro de Victoria, mientras enredaba los dedos en los sedosos mechones de su cabello. Se acercó más todavía y sus cuerpos se rozaron. Agachó la cabeza y ella cerró los ojos, incapaz de seguir manteniéndolos abiertos.
El primer roce de los labios de Heriberto fue fugaz. Victoria comenzó a respirar de forma entrecortada e, instintivamente, alargó los brazos para agarrarlo por la cintura. Él le echó la cabeza atrás con delicadeza, para dejar al descubierto su cuello y cubrirlo con la boca. La respiración de ella ya era acelerada...
Deseaba sentir su piel y comenzó a sacarle la camisa de entre los pantalones, gimiendo suavemente cuando sus manos entraron en contacto con su cálida espalda...
La tomó en brazos y la llevó al dormitorio, la dejó en el suelo y, ella se quitó los zapatos...
Victoria caminó hacia él y alzó las manos para comenzar a desabrocharle la camisa. A medida que sus manos descendían y ese torso iba siendo revelado, poco a poco... Al llegar al último botón, Heriberto le apartó las manos con impaciencia y se arrancó la camisa, que cayó sobre la alfombra.
La giró y le levantó el pelo que le caía sobre la nuca, obviamente buscando un cierre o algo para desabrocharle el vestido.
H: ¿Cómo?? (Algo impaciente sin entender la explicación de Victoria sobre su vestimenta)
V: presta atención mi amor... (Dándole indicaciones sobre cómo desvestirla)
Él le recorrió el cuerpo con la mirada fijándose en cada curva y la llevó hacia sí, hasta que quedaron piel con piel, cuerpo contra cuerpo.
Volvió a enredar las manos entre sus largos mechones de pelo mientras ella le besaba el cuello, con ese aroma que embriagaba sus sentidos.
Heriberto se sentó en la cama, frente a ella, y la llevó hacia sí, la acercó más y ella tuvo que agarrarse a sus hombros... Victoria contuvo un gemido y respiró entrecortadamente sin dejar de aferrarse a él...
Con mucha delicadeza, terminó de desnudarla... Los dos respiraban entrecortadamente...
Ante todo lo deseaba a él... Lo besaba por el cuello, por la mandíbula, por todos los lugares adonde alcanzaba. El sabor de su piel bajo su boca estaba haciendo que su sangre ardiera... Cayendo sobre él en la cama...
Durante un instante se quedaron mirando a los ojos, y con un movimiento rápido Heriberto quedó encima de Victoria, él agachó la cabeza y tomó su boca en un largo beso... Y ella pudo sentir ese familiar deseo en su interior...
Lo sintió adentrándose en ella; una intrusión conocida... Se movían acompañados de una agitada respiración... La besó con mucha más intensidad, reduciendo el mundo a esa habitación, a la mujer que amaba y a la explosión que venía aproximándose más y más deprisa a cada movimiento... Hasta que los dos cayeron en un placentero momento de inconsciencia y de dicha...
Día Jueves por la noche...
MEXICO DF.
Mansión Ríos Bernal
Salon principal*
Fer: Cruz está en clases, pero cuando salga viene para acá...
H: ah, que bien... Porque hace falta, eh... (Sosteniendo a la pequeña Victoria en un brazo)
Max: creíamos que ya no volvían... (Igual que Heriberto pero con Juan Pablo)
H: ¿Cómo pueden creer eso? A la fiesta de Vicky no podemos faltar... Pero entre una cosa y otra extendimos la estadía en Guadalajara...
Fer: ¿Cómo les fue?
H: muy bien... La verdad es que pudimos descansar, yo del congreso y Victoria del desfile... ¿Y por aquí cómo estuvo todo? ¿Qué tal esta Osvaldo?
Cocina*
MD: Heriberto y tú se merecían ese tiempo solos y fuera de la ciudad, mama... (Con Osvaldito en brazos mientras tomaba el biberón)
V: completamente de acuerdo contigo... Conocí al hombre que no tenía que preocuparse por ir trabajar... Pero eso sí, cuando necesitaban un médico, ahí estaba él listo...
MD: no creo que eso cambie jamás...
V: ni yo, pero eso hace que lo admire más, ¿Sabes?
MD: me da tanto gusto por ustedes... Todo salió como si lo hubieran planeado... No así para el señor Osvaldo...
V: ¿Cómo va ese asunto?
MD: mama, yo sé que no es una mala persona, pero debes cuidarte de él... Es un hombre despechado en este momento... Max mismo me lo dijo...
V: lo único que me preocupa es algún roce entre Heriberto y él...
MD: según me comentó Fer, no quiere que vaya a la fiesta de la niña...
V: imposible cumplirle ese deseo... Y solo espero que se comporte como corresponde...
MD: ¿Qué harás si te busca antes? No ha dejado de preguntar por ti...
V: no lo sé aun, hija... Y no quiero mortificarme pensándolo... Tanto Heriberto como yo estamos muy felices de tenerlos aquí, ya los extrañábamos, eh... (Dejando lo que hacía para abrazar a su hija)
MD: nosotros también... El fin de semana se convirtió en la semana entera...
V: ay mi vida...
Día siguiente...
Casa de Modas.
Oficina de Victoria*
Ant: pues que buena luna de miel se dieron, Victoria...
V: no te lo voy a negar...
Ant: pero somos amigas, ¿te vas a guardar los detalles íntimos o qué??
V: por Dios Antonieta... (Con aquella risa nerviosa)
Ant: ya cuenta Victoria, el doctor...
V: cierra la puerta antes...
Ant: ay sí, pero te iba a preguntar del doctor... (Sintiendo que alguien le impedía que cerrara la puerta) ¿Osvaldo??
Osv: Antonieta, buenas tardes... (Pasando como si estuviera en su casa) Victoria...
V: Osvaldo. (Quizás no tan sorprendida por la visita)
Osv: ¿Podemos hablar? A solas...
Ant: me retiro... (Sin cerrar la puerta cuando salió)
Osv: Te ves muy bella...
V: gracias... (Sin sentir nada por aquel cumplido, pero algo apenada por no poder responderle con alguna palabra amable) ¿Qué te trae por aquí? (Sin ofrecerle asiento porque estaba segura que no tardarían nada en empezar a discutir)
Osv: hace varios meses que no nos vemos, ¿Y me preguntas que me trae por aquí?? Victoria, llegué hace una semana y me has estado evitando...
V: de ninguna manera, estuve de viaje con Heriberto, Fer o Max te lo habrán dicho, ¿no?
Osv ¿Un congreso medico de una semana??
V: de una semana, de un mes, de un año... ¿Qué importancia tendría para ti?? (Intentando no ser grosera, después de todo era el padre de una de sus hijas)
Osv: Esperé un recibimiento más cálido de tu parte... (Caminando hacia ella, pero se detuvo cuando la vio retroceder) ¿Te olvidas que estuvimos casados durante 20 años? ¿Qué soy el padre de tus hijos?? ¿Qué hace unos meses era el hombre de tu vida?
V: Osvaldo, esto no es más que lo mismo de tus ultimas llamadas... Reclamos y mas reclamos... Cuando no tienes nada por lo que reclamar... Tus hijos y tus nietos están bien, son felices, ¿Qué más quieres???
Osv: quiero que seamos amigos, ¿No fue así como empezaste con Heriberto??
V: voy a hacer de cuenta que no escuché eso... (A punto de darle una bofetada) Me da gusto que estés aquí... Por tus hijos y tus nietos... (A fin que no malinterpretara sus palabras)
Osv: Victoria, sé sincera contigo misma... ¿Te olvidaste de la historia de amor que vivimos juntos?
V: de esa historia de la que hablas me queda Fer y aun Max... Lo demás se perdió en el camino...
H: mi amor, vengo por ti... (Mudo al encontrar a Victoria y Osvaldo frente a frente) Osvaldo... (Con rostro serio y las manos en los bolsillos)
Osv: Heriberto...
H: (Pasando de largo hacia Victoria, hasta que le dio un beso por saludo)
V: (Respondiéndole con una sonrisa a la pregunta silenciosa si estaba todo bien)
H: ¿Cómo te va en España? (Intentando ser cordial y tal vez marcando territorio al enrollar la cintura de Victoria con un brazo)
Osv: bien, muy bien...
H: Perdón, ¿Interrumpí algo?? (Con una ceja levantada para Victoria que por poco se reía)
V: no, Osvaldo pasó a saludar... Pero te estaba esperando, ya estoy lista... (Queriendo evitar a toda costa algún enfrentamiento entre los 2 hombres)
H: vamos...
V: Fer no está aquí hoy, pero puedes ver a Oscar y Antonieta...
Osv: si, eso haré...
H: que te vaya bien... (Esperando a Victoria y tomándole la mano cuando cogió su bolsa)
Osv: Gracias... (Viéndolos salir con una mezcla de sentimientos que reflejaba en su mirada triste y enojada a la vez) Heriberto, tú y yo tenemos una conversación pendiente. (Añadiéndole cierta rabia a sus palabras)
H: cuando quieras... (Sin voltearse siquiera a mirarlo)
V: No quiero que hables con él. (Saliendo ya de la casa de modas)
H: creerá que le tengo miedo y no es así, Victoria. Lo que quiera decirme, que lo haga...
V: mi amor, no quiero que te metas en una discusión por favor... Eso sería retroceder pasos con los muchachos... ¿O crees que les haría gracia a Fer y Max que te pelees con su padre? Eres un hombre muy pacifico, ¿Verdad?
H: Siempre y cuando nadie se meta contigo...
V: por favor Heriberto...
H: ¿Puedo saber que te estaba diciendo cuando entré??
V: de los muchachos...
H: (Diciéndole con la mirada que no le creía)
V: está bien, discutíamos... Como siempre...
H: Victoria, si intenta algo contigo me lo dirías, ¿No es así?
V: mi amor...
H: si, también tu eres mi amor, ¿Pero me lo dirías o no?
V: no sé porque estamos hablando de Osvaldo... Viniste por mí y aun no sé para qué... Además de que querías verme, supongo... (Envolviéndole el cuello y empinándose para besarlo)
H: hmm... Supones muy bien... (Rodeándole la cintura y tomando posesión de su boca, sin sospechar que desde arriba alguien los miraba)
V: Y... ¿A... Donde... Vamos...? (Entre un beso y otro sin importar que estuvieran en la calle)
H: ¿Eeh?
V: ¿Qué a dónde vamos?
H: por el regalo de cumpleaños de nuestra nieta...
V: en la mañana me dijiste que yo me encargara...
H: cambié de opinión... Quiero ir contigo...
V: me parece bien...
H: ¿Tu coche o el mío?
Casa de Modas
Oficina de Victoria*
Osv: ¿Y el chofer de Victoria? (Espiando por la ventana)
Ant: últimamente no lo necesitaba... Y buscó otro trabajo...
Osv: ¿Pero cómo que no? Toda la vida lo usó... ¿Cómo se moviliza ahora?
Ant: Heriberto se da el tiempo de traerla y casi siempre viene por ella o Victoria conduce...
Osv: bueno, pero y qué, ¿Heriberto no trabaja más??
Os: tal parece que no como los otros médicos...
Ant: Oscar...
Os: Antonieta... Lo vemos aquí más seguido que a los modelos...
Ant: es el marido de la dueña de esta empresa...
Os: Osvaldo no venía tanto y eso que era accionista... Perdón amigo... No quise decir eso...
Osv: (Con miles de ideas cruzando por su mente que no le dio tiempo a reaccionar)
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El Triunfo Sigue
FanfictionLa historia no contada de un gran amor... La historia de Heriberto y Victoria.