Capitulo 26
V: ¡Parece que tu no entiendes! (Volteándola de un jalón y regalándole 2 bofetadas) ¡Esto es para que NO te vuelvas a acercar a mi marido!
H: Victoria, por favor. (Poniéndose de pie solo, con mucho esfuerzo con tal de separarlas) Ya Basta. Esto es un hospital. (En el medio de ambas mujeres, con Victoria detrás de él)
Gi: esto es inaudito...
H: por favor, retírate...
V: no, todavía no hasta que me escuche.
H: ¡Aaah! (Sintiendo un dolor en el área afectada por el esfuerzo seguramente)
V: mi amor... ¿Qué pasa?? (Asustada por el gesto de dolor que parecía ser intenso)
H: parece que me lastimé...
V: perdóname... (Llevándolo hasta la cama)
H: (Concentrado en revisarse la herida, que efectivamente estaba sangrando)
V: voy a hablarle a la enfermera... (Con un terrible sentimiento de culpabilidad)
H: (Recostado en la cama con los ojos cerrados luego que le cambiaron el vendaje)
V: Mi vida... Dime que estás bien...
H: no fue nada, Victoria...
V: perdóname, ¿Si?
H: (Abriendo los ojos cuando sintió un beso en los labios) ¿Qué fue lo que escuchaste para que reaccionaras así??
V: todo...
H: entonces no te entiendo.
V: ¿Qué pretendías que hiciera cuando una mujer se te ofrece descaradamente??
H: Nada. Porque yo la puse en su lugar.
V: claro, sobre todo cuando te besó, ¿no?
H: Victoria...
V: no quiero que la vuelvas a ver.
H: Como se lo dije a ella, trabajamos en el mismo hospital. Y una cosa no tiene por qué mezclarse con otra.
V: por supuesto que sí. Porque seguramente está malinterpretando las atenciones que tienes con ella, que son las mismas que con todos tus compañeros de trabajo... ¿No es así?
H: tal y como lo dices...
V: me estás dando la razón...
H: te la doy cuando la tienes...
Las visitas eran del agrado de Heriberto, pero lo que le parecía extraño era que fueran una tras otra, como si alguien lo hubiera organizado para que no estuviera solo más de 5 minutos. Y ahora era el turno del padre Juan Pablo...
JP: debe ser difícil estar de ese lado, ¿no?
H: definitivamente... Cuando estudié medicina no me enseñaron a ser paciente... Y soy el peor, eh...
JP: todo tiene un propósito en esta vida...
H: pues si... Porque ahora no sé si quiero ir a casa o quedarme aquí en el hospital pero trabajando...
JP: la verdad dudo que Victoria te lo permita... Está tan pendiente de ti... Y Estuvo tan angustiada, casi deshecha a pesar de lo fuerte que ha sido siempre...
H: puedo imaginarlo... Padre, no conozco muy bien los detalles del primer matrimonio de Victoria... Pero yo me quedé viudo... ¿Recuerda lo que me dijo cuando fue a verme a mí consultorio?
JP: por supuesto... La bendición de Dios nunca sobra para cualquier proyecto que se empieza, mucho menos tratándose de un matrimonio... Ya que es un asunto serio...
H: sin lugar a dudas...
JP: quedaste en avisarme y hasta el día de hoy tocas el tema...
H: Los problemas nunca faltan, pero deme unos días para restablecerme y podrá disponer de todo...
JP: muy bien...
Días después...
H: Victoria... (Terminando de abotonarse las mangas de la camisa)
V: dime... (Organizando la maleta sobre la cama pero corriendo a ayudarlo con la chaqueta)
H: yo puedo hacerlo...
V: y yo puedo ayudarte... Sin ningún problema...
H: gracias mi vida... (Tomándole las manos cuando la tuvo frente a frente)
V: ¿Por qué...?
H: Por todo... No te has movido de aquí más que para comer...
V: Muchos dirían que cumplo con mi obligación de esposa... Pero esto va más allá de cualquier responsabilidad... No sabes cómo me sentí al verte tirado en el piso rodeado de sangre...
H: no tienes porqué sentirte culpable...
V: no, no es eso mi amor... Créeme, Si a ti te pasaba algo... Yo me moriría en vida...
H: Por favor no digas eso... Tú y yo sabemos de primera mano que la ausencia de una persona no puede acabar con nuestra vida...
V: pero sí las ganas de volver a amar... Y eso tú también lo sabes perfectamente... No pudimos ser el primer amor uno del otro... Pero si podemos ser el último...
H: y así será, Victoria... Me encantaría prometerte que te haré feliz toda tu vida, pero no puedo... Lo que si te juro es que mientras yo viva, me dedicaré en cuerpo, alma y corazón a amarte como te lo mereces...
Victoria alzó la cara mientras él bajaba la suya para que los labios de ambos se unieran.
Y Heriberto le cubrió la boca con rapidez... La besó con labios que exigían al igual que acariciaban.
Uno de esos besos que los dejaban sin aire...
Al estar cerca de la cama, él terminó sentado en el borde, con Victoria entre sus piernas, muy juntitos en esa posición.
Max: ¿Estamos listos para irnos?? (Entrando después de María y Fer que se habían quedado mudas al parecer) Si, este es el modo en que Heriberto se recupera rápidamente...
Fer: sin comentarios Maximiliano...
Max: me parece muy bien que fuera el turno de ustedes, porque a mí siempre me toca... Interrumpirlos...
V: Estamos esperando que venga el doctor a darle el alta oficial...
MD: venía detrás de nosotros...
H: no creo que lo necesite... Le hablo desde casa...
V: No, vamos a esperar. Seguro nos dará recomendaciones...
H: Victoria, conozco perfectamente lo que me dirá... Una vez más te recuerdo que soy médico.
Dr: La familia junta... Qué bueno que vinieron todos... Colega, esto es muy difícil para mí...
H: Vamos, di lo que tengas que decir, mi esposa está impaciente por oír tus recomendaciones...
Dr: Pero tú sabes lo que debes hacer... Heriberto, lo principal para recuperarte completamente, es el reposo... Y por supuesto tomar las medicinas... Nos vemos dentro de una semana para ver cómo va la herida... (Evitando dar el discurso que le daría a cualquier otro paciente en la misma situación)
V: si... Aquí estaremos...
Max: ¿Podemos irnos entonces?
Dr: Adelante...
H: Muchas gracias por todo.... Y mil disculpas... Comprendes que es muy difícil estar de este lado, cuando toda tu vida has estado del otro, ¿no?
Dr: todos te entendemos, Heriberto... Y esperamos tenerte pronto por aquí... En calidad de médico por supuesto...
H: Aah, eso está mejor...
Dr: Señora... Muchachos... Ahora es responsabilidad de ustedes...
Por la noche...
Mansión Ríos Bernal***
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El Triunfo Sigue
Fiksi PenggemarLa historia no contada de un gran amor... La historia de Heriberto y Victoria.