Evitando

167 20 1
                                    

El resto del mes estuve evitando a Reiji lo más que pude. Solo me encontraba con él en las horas de comida y en los viajes a la escuela.

En este momento me encontraba con Shu, en la sala de música. La hora de mi descanso no coincidía con la de Raito, pero si con la de Shu y la de Reiji.

-no puedes evitarlo por siempre- Shu me sacó de mis pensamientos.
-quizas no, pero lo haré el tiempo que pueda-
Shu abrió sus ojos y me miró.
-¿Compartes tus audífonos conmigo?- pregunté.
Él se encogió de hombros y me hizo un espacio a su lado.
Sonreí y me senté junto a él.

La música que escuchaba era clásica. No había llegado a pensar que le gustara este estilo de música.
-¿Tienes la de Cannon?- pregunté.
Shu no se tomó la molestia de responder. Pero al acabar esa comenzó la de mi petición.
Cerré los ojos y me dejé llevar, todo a mi alrededor de esfumó, dejándome sola, flotando en aquel mundo sin compañía.

Cuando estuve a punto de quedarme dormida, sentí como una mano me jalaba y me sacaba de el mundo en el que me refugiaba.

Al abrir los ojos vi que era Reiji quien me había apartado del lado de Shu.

Shu, por primera vez, le hizo frente a su hermano. Al interponerse entre él y yo.
-déjala en paz- dijo el rubio.
-hazte a un lado, maldito holgazán- Reiji se veía claramente enojado.
Shu me hizo una seña para que los dejara sólos.
-no te atrevas a moverte- me amenazó Reiji.

El ambiente era tan tenso que podías cortarlo con un cuchillo.
Toqué el brazo del mayor.
-hablaré con él, si eso es lo que quiere- dije.
Shu no parecía para nada convencido.
-todo está bien- sonreí con nerviosismo.
-ya la oíste- lo presionó Reiji.
Shu desapareció, dejándome a merced de Reiji.

Miré a mi alrededor, buscando una vía de escape, en caso de que las cosas se volvieran feas.
La ventana estaba abierta, si me aventaba, probablemente me lastimaría, pero no sería nada grave.

No descartaría la opción de la ventana.

-¿cómo te atreves a evitarme?- su tono era de enojo.
-no encontré otra manera, no soy lo suficientemente madura como para lidiar con esta clase de situaciones- dije.
Reiji se acercó a paso firme. Cuando quedó frente a mí, me miró. Su rostro se relajó un poco, me abrazó con fuerza y escondió su rostro en mi cuello.

Mi respiración se aceleró, al igual que los latidos de mi corazón.
Pasó su brazo por mi cintura y me pegó más a él.
-Reiji, yo...- traté de encontrar las palabras correctas - voy a ser sincera contigo. Te quiero, no lo voy a negar, pero no como lo deseas. Te has convertido en alguien importante en mi vida. Gracias a ti he mejorado, gracias a ti decidí internarlo de verdad- nos miramos a los ojos- no me gusta la distancia que tuve que poner entre ambos, justo cuando nos comenzábamos llevarnos bien-

Reiji trató de besarme pero giré el rostro.
-no puedo- susurré y él gruñó.
-te dije que no tienes nada seguro- habló - cuando él se aburra de ti, te hará a un lado-
No respondí, sabía que eso podía ser cierto.
-si eso ocurre, me iré- dije -tú no eres plato de segunda mesa, Reiji-
Sujetó mi mano y las entrelazó.

La chica que podía volar (Raito y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora