Yo no caigo

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Cuando  mi cuerpo comenzaba a perder mas fuerza, sentí claramente como alguien separaba a Kanato.

Cuando  mi cuerpo comenzaba a perder mas fuerza, sentí claramente como alguien separaba a Kanato

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-No te atrevas a volver a tocarla- dijo Raito con furia a su hermano.

Este solo se sacudió su ropa, agarró a Teddy y de un momento a otro desapareció, esperen, ¿DESAPARECIÓ? ACABA DE DESAPARECER JUSTO FRENTE A MIS OJOS.

-¿______, estás bien?- preguntó Raito.

Aún algo confundida le respondí.

-supongo, pero en verdad eso me dolió- llevé mi mano al cuello, pero enseguida me maldije, ya que sentí una fuerte punzada en este, lo que provocó que de mis labios saliera un fuerte quejido.

El ojiverde me sujetó del brazo con delicadeza y me sentó sobre una de las sillas del salón.

-es un idiota, no le hagas caso- dijo mientras que, con un poco de alcohol y un algodón, limpiaba aquella zona que me dolía.

Hice una mueca cuando el alcohol tocó mi piel, por lo que retiré su mano.

-sino te limpias se infectará- dijo tranquilamente.

Me limité a mirarlo a los ojos durante unos segundos, para luego desviarlos a la ventana.

-¿qué acaba de pasar?- pregunté.

-nada de lo que debas preocuparte- volvió a pasar el algodón por mi cuello, para luego atraerme hacia él y rodearme con sus brazos re recargarse contra la pared.

-nada de lo que debas preocuparte- volvió a pasar el algodón por mi cuello, para luego atraerme hacia él y rodearme con sus brazos re recargarse contra la pared

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-¿por qué me siento segura estando contigo?- susurré.

-porque ya nos conocemos y es parecido a lo que siento yo cuando estoy contigo, siento que llenas el vacío que tengo dentro de mí- dijo.

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Cuando estábamos nuevamente en la mansión, me encerré otra vez en mi baño.

Escuché tres golpes en la puerta, no sé como, pero yo le había puesto seguro al cuarto igual

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Escuché tres golpes en la puerta, no sé como, pero yo le había puesto seguro al cuarto igual. No pudieron haber entrado a menos que la forzaran. Pero lo más probable era que tuvieran una llave de reserva.

Tragué lo que tenía en mi boca para poder responder.

-¿quién?- pregunté.

-_____-san, soy yo, Yui- escuché la voz dulce de la rubia.

-estoy ocupada Yui- dije mientras metía el último trozo de comida a mi boca para comenzar a tirar todas las envolturas y al final levantar la tapa del inodoro y poder vomitar en silencio todo lo que había comido.

-te esperaré, para que puedas terminar de bañarte- dijo amablemente y escuché sus pasos alejarse.


El tiempo que he llevado en esto me ha ayudado a poder vomitar sin hacer ni un solo ruido y usando solo la fuerza de mi estómago, ya no necesito mis dedos, ya no mas.

Limpié todo lo que había a mi alrededor y salí del baño, olvidando por completo limpiar todo el rastro de comida en mi boca.

Yui al verme se cubrió la boca con preocupación.

-¿qué es lo que se te ofrece?- me dirigí al espejo para poder, con una toalla húmeda, poder limpiarme.

Pero ella no pudo decir ni una sola palabra, parecía haberse quedado en shock.

-que esto no te sorprenda- la miré - nadie debe meterse en mis acciones- tiré la toalla a la basura - el precio que una tiene que pagar por ser delgada es muy alto y yo estoy dispuesta a todo, eso incluye si tengo que morir en el intento-

La chica que podía volar (Raito y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora