La chica que podía volar (Raito y tu)

Gritos internos

Al encontrarnos Raito me abrazó con fuerza y estampó sus labios contra los míos de una manera desesperada.

Cerré los ojos y lo atraje más hacia mí. A pesar de los sentimientos que me habían provocado su casi traición lo seguía amando.
Lo jalé de la chaqueta y lo pegué a mi cuerpo.

Por suerte no había gente donde estábamos y además era de noche.
Enrredé mis dedos en sus cabellos y di un suave tirón hacia atrás.

Raito soltó un gruñido y atrapó mi labio inferior entre sus dientes para luego enterrar sus colmillos en este.

Pasó su brazo por mi espalda para que no pudiera separarme y me pegó contra el barandal del mirador.

Sentía como la sangre entraba en mi boca y el sabor a hierro la inundaba.
Me separé de él para tomar aire, comenzaba a faltarme.
Nos miramos a los ojos con fiereza.
-tú...eres mío- susurré con firmeza.

Él sonrió y juntó nuestras frentes.
-al igual que tú eres mía- acarició mi mejilla y besó mi mano.

-lamento lo que pasó, debí haberte dicho lo que estaba pasando- dijo el pelirrojo.

Entrecerré los ojos y lo miré fijamente.
-sientes que no soy suficiente para ti- dije.
-no es cierto, eres más que suficiente- entrelazó nuestras manos- no ha sido fácil para mí cambiar, estar con una sola mujer...eso nunca estuvo en mi cabeza- sonrió - pero no me desagrada la idea si eres tú- me besó nuevamente.

Suspiré y cerré los ojos.
-yo también debo disculparme, no sé qué fue lo que me pasó- toqué su mejilla- solo perdí el control de mi cuerpo, era como si alguien más lo estuviera controlando-

-ya no importa- apretó la mandíbula y una mueca se dibujaba en su rostro - ya nada de esto importa-
-por mi parte no se va a repetir- dije y él sonrió - pero, si tú no estás dispuesto a poner de tu parte, yo me iré y no volverás a saber de mí-
-no tienes de que preocuparte, no se repetirá-