Adiós Yui

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Yui me abrazó con la fuerza que sus pequeños brazos podían dar.
Le devolví el abrazo y sonreí.
-me alegro ver volver a verte, creí que ya no te vería mas- dije.
-pensé lo mismo, pero me alegra haberme equivocado- sonrió.

Bajamos por las escaleras mientras nos poníamos al corriente.
-parece que tienes más en común con tu amigo de lo que crees, a ambos les gustan las peleas a puñetazos- rio.
-eso parece- sonreí - y ¿Cómo has estado?- pregunté.
-mucho mejor, solo vine por mis cosas, cuando regresé con mi padre trató de regresarme con ellos- dijo y vi que en sus ojos reflejaban dolor y enojo- por lo que ahora vivo sola, es duro, pero al menos soy dueña de mi libertad y de mi cuepo- sonrió.
Moví su cabello para retirar la venda de su cuello, me alegré al ver que aquellas marcas casi sanaban por completo.
-me alegro por ti- sonreí- te acompaño a buscar tus cosas-

Llegamos a la dirección para que le devolvieran sus papeles y mediante señales le dí a entender al director que la acompañaría hasta la salida.

-¿Cómo haces para no desesperarte?- preguntó cuando salimos de aquella oficina.
-si me desespero- reí- es terrible no entender nada- rasqué mi cuello y un quejido de dolor salió de mi boca.
Yui me miró preocupada.
-no es nada, tranquila- sonreí.
-¿Segura?, Si quieres puedes venir conmigo, no es mucho, pero estarás bien- dijo cuando llegamos a la reja de la escuela.

Sonreí - ¿Te acuerdas cuando me preguntaste si yo era la chica que Ratito tanto decía?- pregunté y ella asintió - si soy yo-
-pero me dijiste que no conocías a nadie con ese nombre, que era tu primera vez aquí en Japón- dijo.
-y es verdad- miré el cielo- el mundo está lleno de misterios increíbles, Yui- sonreí- hace tiempo yo estuve en como por meses...meses- dije con pesar- y, por lo que me dijo Reiji, Raito estuvo inconciente un tiempo igual, aunque no se cuánto tiempo exactamente- pateé una piedra que golpeó con unos de los coches que estaban pasando del otro lado de la reja- ambos nos conocimos ahí, no sé cómo fue posible, pero así fue, por lo que puedo recordar, tú me ayudabas a volver a mi casa, me tratabas de ayudarme a recordar, pero Raito...,no entraré en detalles de lo que pasó, tomó tu lugar, nos conocimos cuando yo lloraba sobre tu pecho... él te había matado-

Yui se llevó las manos a la boca por la sorpresa de mis palabras.
-lo obligué a tomar tu lugar, al principio no quiso, pero logré que cambiará de idea, hice que Reiji lo golpeara con un látigo- reí al igual que Yui, que aún seguía procesando mis palabras- hay partes que aún no puedo recordar, pero tengo un pequeño resumen de todo lo que pasó- me senté en la banca que estaba detrás de mí- me ayudó- sonreí- era un pervertido de lo peor y aún lo es, pero lo logró, logró que todo acabara, después de eso desperté en la cama de un hospital y supongo que él despertó en su cama-
-¿Pero cómo es posible eso?- preguntó.
Me encogí de hombros -el mundo es un lugar lleno de misterios Yui- sonreí.

Finalmente llegó el taxi que Yui había pedido, la ayudé a subir sus cosas y le di un fuerte abrazo.
-ten cuidado ______- dijo- se que todo lo que me dijiste es algo difícil de creer, pero lo hago, desde que Raito despertó aquella noche todo cambió en él, pero ten cuidado con él, no te voy a contar todo lo que sé de él ni como me llegué a enterar, pero te diré una cosa, ahora que le devolviste su energía las cosas cambiarán, no sé si para bien o para mal, pero él es alguien peligroso, al igual que todos sus hermanos- miró hacia la escuela- cuídate de él- dijo.
-lo haré- sonreí- aunque creo que él es quién se tiene que cuidar de mí-

Vi como aquel taxi se alejaba hasta perderlo de vista.
Sentí unos brazos rodear mi cintura y un torso pegado a mi espalda.
-¿Qué fue lo que te dije, mi pervertido sin remedio?- sonreí y él rió con fuerza.
-para mi suerte ya no puedes hacerte intangible- inhaló a la altura de mi cuello- ahora se que no volveré a dejarte escapar, no volverás a librarte de mis garras- hizo que me girara para quedar frente a él -me perteneces- dijo de manera posesiva para luego atacar mis labios de forma hambrienta.

La chica que podía volar (Raito y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora