La chica que podía volar (Raito y tu)

Primer desmayo

Cuando la pelinegra terminó, Yui ayudó a ponerla en pie para sentarla en la silla y limpiarle la boca con papel.
-¿estás bien?- preguntó Yui.
-si, no te preocupes, solo me cayó mal algo que comí-.
-ah- suspiró la rubia - pero deberías pedirle algo a Reiji-san, sus medicinas son asombrosas-.
-lo haré-.

Ambas salimos del baño, como yo no quería regresar al salón, convencí a Yui de quedarnos en los jardines.

........

Después de convivir un buen rato y reirnos de un buen de cosas, quise preguntarle acerca de algo, pero debido a mi risa no podía ni respirar bien.
-ya,ya,ya- reí- hay mi estomago- continue riendo.
-are, are, así que estaban aquí- apareció Raito.

Yui palideció un poco y se atragantó.
Le di unos suaves golpes en la espalda para que pudiera respirar.

-recomiendo que regreses a tus clases Yui, Reiji se enojará con tigo si ve que te las estas saltando- dijo el chico.
Yui asintió y nos despedimos.

Poco a poco logré recobrar el aire.
-¿estás bien?- preguntó con los brazos cruzados.
-si...si, solo.....m..necesito aire-.

Nos miramos a los ojos y él, con una sonrisa burlona es su rostro, me tendió la mano.
-ven, vamos a caminar- dijo.

Yo algo dudosa acepté su mano.

Caminamos por los jardines tomados de la mano, por alguna extraña razón no quería soltarlo
Sentí su mano sujetarme con mas fuerza.

Sin darme cuenta nos encontrábamos en la azotea del colegio.
-tengo que regreasar- me detuve y solté su mano.
-¿por qué haces esto?- preguntó serio.
-¿hacer qué?-.

Él rió sarcasticamente.
-esto, todo este teatro, como si no nos conocieramos....como si tu no me conocieras- dijo.
-no es ningún teatro- dije nerviosa- yo a usted no lo conozco-.

Raito me miró con tristeza y un poco de molestia.

Por miedo a que algo me pasara, dimedia vuelta y caminé lo más rápido que pude hacia las escaleras.
Cuando mi mano toco la perilla sentí un jalón hacia atrás y unos brazos rodearme.

Su rostro se enterró en mi cuello.
Lo primero que hice fue quedarme quieta, debido al shock que me provocó su acción, pero al sentir algo húmedo sobre mi piel, lo empujé con todas mis fuerzas.

-SUÉLTAME!, ¿QUÉ CREES QUE HACES?- exclamé.

Su mirada me miró con diversión.

Yo lo miré con molestia, pero de un momento a otro, la vista se me nubló y mis piernas perdieron fuerza.

Lo último que recuerdo fueron unos brazos atraparme.