La chica que podía volar (Raito y tu)

Prólogo

La vida es algo sumamente frágil, ¿lo haz pensado?, cualquier cosa, por más mínima que sea, pude acabar con nosotros.

Peo hasta ahora, he logrado seguir con vida.
¿Cansada?......un poco.
¿Sueño?........todo el día.
¿Hambre?.......no hablemos de eso.

Así es la vida. Es frágil, preciosa e impredecible y cada día es un regalo, no un derecho adquirido.

Estoy viendo mi cuerpo perderse justo delante de mis ojos sin nada que pueda hacer al respecto y todo lo que deseo por ahora es que pueda tener un cumpleaños o Navidad más con mi familia, o simplemente un día más con mi familia y mi perro. Sólo uno más.

Escucho a las personas quejándose sobre cuán terrible es el trabajo o sobre lo difícil que es hacer ejercicio. Sé agradecido de que puedas hacer físicamente. El trabajo y el ejercicio pueden parecer triviales hasta que tu cuerpo no te permita hacer ninguno de los dos.

Aprenderemos la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma.  Aprenderemos, que amar no significa apoyarse y que compañía, no siempre significa seguridad. Comenzaremoss a aprender que los besos no son contratos, ni regalos ni promesas.

Comenzaremos a aceptar nuestras derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto. Aprenderemos a construir hoy todos nuestros caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos y, el futuro, tiene la costumbre de caer en el vacío.

Nos pasamos media vida imaginando que tenemos todo el tiempo por delante, nos creemos inmortales y tenemos el valor de dejar para otro día aquello que tan solo es importante y no urgente. Esto no funciona así, el tiempo sigue contando, aunque no quieras ser consciente, nos permite valorar y vivir lo que tenemls, el aquí y el ahora. Antes de que sea tarde hay que darnos  cuenta de todo lo que nos hace feliz a tu alrededor, antes de que sea tarde hay que valorar cada pequeña cosa, cada pequeño gesto, cada instante.