Pelea

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Narradora.

________ no se había equivocado con lo de la pelea. Pero lo que no sabía era que en ese momento, mientras ella estaba en la casa de Tougo, Raito y Reiji se habían agarrado a golpes en plena escuela.

Los alumnos, al igual que los maestros, se encontraban sorprendidos. Era la primera vez que los hermanos Sakamaki causaran esa clase de problemas.

-eres un malnacido en verdad, Reiji- dijo Raito entre dientes.
Ambos ya se encontraban cansados y con varios golpes notables.
-fuiste tú quien aceptó el reto- se burló el mayor mientras tenía su mano en la parte derecha de su torso, donde Raito lo había golpeado -¿Quieres saber como reaccionó ante mis caricias?, ¿Quieres saber cuales eran las expresiones de su rostro mientras mis manos recorrían su cuerpo?. Sus gemidos en verdad eran como una música celestial, pero eso ya lo haz de saber- sonrió.

Esas palabras enfurecieron a Raito.
Sujetó a su hermano por el cuello de la camisa y lo pegó con fuerza a la pared.
-escúchame bien, pedazo de animal. Si le vuelves a poner una de tus asquerosas manos encima te voy a ...-
-¡Suficiente!- exclamó una voz.

Todos los presentes se giraron hacia la persona que habló.
Tougo Sakamaki se abrió paso entre los alumnos y maestros.
-suelta a tu hermano, ahora- ordenó Tougo.
Raito miró con odio a su hermano y lo empujó con fuerza.
Reiji mantuvo el equilibrio para no caerse.

El director mandó a los alumnos de regreso a sus clases. Dejándolo solo con los Sakamakis.
-pido una disculpa por lo que mis hijos han ocasionado- le dijo Tougo al director - para que vea que lo que digo es verdad, mi asistente le entregará una aportación monetaria-
El director asintió y se dirigió a la oficina junto al asistente de Tougo.

-me sorprende la capacidad de las mujeres para predecir los problemas- rió Tougo.
-¿Qué es lo que haces aquí?- preguntó molesto Subaru.
-llegaron los refuerzos- respondió - ________ me llamó, presintiendo esto. Pero lo que me sorprende es que no esperaran llegar a la mansión para resolver sus... discusiones-
-¿Dónde está?- preguntó Raito.
-se quedará unos días conmigo- respondió -
Raito apretó la mandíbula.
-No tienes derecho a molestarte de esa manera- le dijo su padre - y sabes a qué me refiero-
El del sombrero cerró los puños con fuerza.
-ten en cuenta que, al igual que tú, recobraron el control a tiempo-

Raito goleó la pared varias veces, provocando que esta se rompiera por el impacto.
-¡La trajiste por mí!, ¡Me la entregaste a mí!- exclamó.

La chica que podía volar (Raito y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora