No te quiero lastimar

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Reiji me había acorralado entre el piano y su cuerpo sin que me diera cuenta. Tenía su frente pegada a la mía. Su respiración se mezcló con la mía.
-no hagas esto- susurré -se hará más difícil-
-¿Para quién?- preguntó con la voz algo grave.

Tú hermano es lindo.

¡MALDICIÓN!

-no te quiero lastimar- dije. Miré la ventana, se encontraba junto a nosotros y pensé que en verdad necesitaría saltar.

Reiji besó mi cuello y bajó a mi hombro.
-si se da la ocasión, ¿Me darías una oportunidad?- me preguntó.
Esa pregunta hizo que me ruborizara.
No pude articular ninguna palabra.
-debemos volver a clases- susurré.
Puso sus manos en mis mejillas y me plantó un beso en los labios.

Puso sus manos en mis mejillas y me plantó un beso en los labios

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Cerré los ojos y le seguí el beso. Reiji aprovechó la oportunidad para meter su lengua dentro de mi boca.
Puse mis manos en su nuca para atraerlo más a mí. Enrredé mis dedos en su cabello mientras él pasaba sus manos por mis pechos. Dejé caer mi cabeza hacia atrás y un ligero gemido de placer salió de mi boca.

Me sujetó, me sentó sobre el piano y se colocó entre mis piernas.
Me recostó sobre aquel instrumento. Mi blusa estaba completamente abierta, dejando mi torso al descubierto. Pasó su brazo por mi cintura y me atrajo hacia él, provocando que mi espalda quedara arqueada y que mi cabeza quedara colgando hacia atrás.
Con su otra mano desabrochó mi brasier, lo dejó caer y comenzó a besar mis pechos.
-¡AH!- gemí cuando comenzó a succionar uno, mientras masajeaba el otro.

Sujeté su rostro y lo atraje nuevamente a mis labios para besarlo con desesperación.
Pasé mis manos por dentro de su camisa y recorrieron su pecho. Sin dejar de besarlo. Con algo de torpeza traté de desabrochar los botones de su camisa. Esa acción le provoca una ligera risa pero no se apartó de mis labios.
Al terminar de desabrochar su uniforme me acerqué a su pecho y di unos cuantos besos en este. Abracé su espalda y él puso su mano en la parte trasera de mi cabeza.

Sentí claramente como frotaba su pelvis contra la mía. Mis piernas lo abrazaron, tratando de sentir más de aquel placer.
Sus manos recorrieron mis piernas y mis glúteos.

Cuando sentí que trataba de retirar mi falda me detuve.

¿Qué estupidez estoy haciendo?

-esto no puede pasar- jadié.
-¿Por qué no?, Me deseas tanto como yo a ti- dijo cerca de mi oído y volvió a besarme con desesperación.

Lo empujé y caminé a la puerta mientras trataba de cerrar mi uniforme y recogía mi brasier.
-amo a tu hermano, Reiji- susurré - lo amo en verdad, después de todo lo que pasamos juntos. Lo nuestro no se dio de un momento a otro- quería llorar - perdón, perdón por lo que acaba de pasar- apreté la perilla de la puerta -por favor, olvida todo esto- supliqué.
-él te va a abandonar al final, _______- dijo con la voz entrecortada y la respiración agitada. Igual que la mía.
-si eso pasa...lo aceptaré. No le voy a rogar, por más que lo ame. Me iré y regresaré a mi casa, aunque ya nadie me esté esperando allá- salí del salón y fuí directamente al baño.

Narradora.

La pelinegra salió del salón, dejándolo solo.
Reiji pasó su mano por las teclas del piano, donde, hace apenas unos momentos, se encontraba _______.

Acarició sus labios y recordó el beso de la chica. No podía creer que ella le hubiera correspondido.
Ahora sabía que la atraía, sabía que si se diera la ocasión, ella lo aceptaría.
Estuvo apunto de aceptar entregarse a él ahí mismo, en aquel salón de música.

Lo único que impedía que eso se diera era el amor que la pelinegra sentía por su hermano menor.
Quizás le atrajera, pero a diferencia de otras, ella ponía sus sentimientos ante cualquier reacción física de su cuerpo.

Lo único que tenía que lograr era que su hermano le rompiera el corazón.

Era obvio que si eso ocurriera ella iría con él, en busca de apoyo. Quizás al principio se negaría, pero al final lo aceptaría gustosa.

Él mismo se aseguraría que esa oportunidad se presentara.

La chica que podía volar (Raito y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora