Mis brazos se esforzaban por cargar con el peso de aquella gran lanza que mi madre me había regalado en mi último cumpleaños, mientras mis diminutas manos luchaban por sostener el mango de esta, tratando de evitar que resbalara o su peso fuera demasiado para mí. Era un regalo de cumpleaños extraño para una niña que apenas cumplía los seis años; pero el color de mi sangre era, inevitablemente, un imán para que recibiera todo tipo de armas y tuviera que aprender a combatir con ellas.
Oculta entre los arbustos del bosque, mantenía la vista firme en aquel pequeño animal gris con grandes orejas que movía su nariz a un ritmo que, en el momento, me pareció inocente y divertido; solté un suspiro, con cuidado de no hacer cualquier ruido que provocara que mi presa escapara. Mi alma de niña me pedía a gritos que lo dejara ir, que quizás tenía una familia que cuidar o que simplemente no merecía dejar de vivir de una forma tan cruel como estaba a punto de hacerlo. De haber sido lo suficientemente valiente hubiera huido, mis piernas sentían la inercia de correr lejos del lugar y hubiera dejado a la criatura seguir con su camino; pero mi madre estaba justo detrás mío, expectante a que le atravesara el cuerpo con la punta de la lanza que con tanto fervor me había regalado.
—Concéntrate —susurró mi madre en mi oído, provocando escalofríos—, no hagas nada que pueda ahuyentarlo.
Tragué saliva, mientras más lo pensaba menos motivada me sentía para matar a la criatura; pero tenía aferrada la lanza con precisión, y el conejo tampoco parecía tener escapatoria. Mi corazón latía desbocado y no sentía que aquello fuera normal para alguien con un cuerpo tan pequeño. Di un último respiro antes de cerrar los ojos con fuerza y, tratando de no pensarlo dos veces, la lanza salió disparada hacia adelante con todas las fuerzas que tenía en el momento.
No fue difícil percibir el sonido de la piedra atravesar la carne. Tenía miedo de abrir los ojos y enfrentarme a lo que había provocado, pero no tenía ninguna otra opción; cuando abrí los ojos el animal retorcía ciertas partes de su cuerpo con rapidez, para luego dejar de moverse en su totalidad y quedando con sus ojos negros abiertos, observando cómo su pelo grisáceo se tornaba rojo poco a poco. Por más que lo intentara no podía despegar mi vista de lo que había hecho: la lanza le había atravesado hasta la mitad del largo mango y algunos de sus pequeños órganos habían quedado en la punta de piedra, la cual ahora se encontraba clavada con firmeza en la tierra húmeda.
Mi madre parecía satisfecha, pero yo estaba aterrada; ¿era esto mismo lo que le tendría que hacer a mis contrincantes en un futuro, cuando estuviera en el Cónclave? Apenas tenía seis años, no había razón por la cual tuviera que pensar en aquel tipo de cosas a aquella edad; pero la vida parece moverse mucho más rápido de lo que debería cuando el color de tu sangre difiere de la mayoría de la gente.
—Lo hiciste bien, cariño —dijo mi madre, haciendo hábiles movimientos con sus manos para separar al animal del arma—. Si sigues así confío en que no habrá rival para ti cuando estés en el Cónclave.
La miré con gesto preocupado y, quizás, con un poco de enojo. De verdad quería que hubiera un sólo día en el no mencionara cualquier cosa que tuviera que ver con mi sangre, con el Cónclave o con mi futuro papel de la líder de toda una civilización.
—Mami, ¿de verdad tengo que hacerlo? ¿De verdad tengo que hacer todo esto? —le pregunté con la voz más tensa y firme que tenía a aquella edad, mientras un nudo se formaba en mi garganta.
Me miró y, sin dudarlo, dejó caer las cosas que tenía en la mano. Sus ojos me miraban con lástima, tal vez, pero con compasión. Era complicado descifrar los sentimientos de mi madre, en su pasado la habían forjado para ser una de las embajadoras del clan, dejándola con mirada penetrante y sentimientos de piedra, inquebrantables; pero yo, como su hija, me sentía honrada de conocer su lado más suave y pacífico. Cuando sentí cómo sus brazos rodeaban mi pequeño cuerpo no pude evitar estallar en lágrimas; era mucha presión para mí en aquel momento.

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MY BLOOD | jasper jordan
أدب الهواة❝when everyone you thought you knew deserts your fight, i'll go with you❞ Emlyn y Jasper buscan ser el soporte del otro en un lugar tan aterrador como la Tierra aún cuando todo parece estar en su contra. ━𝐅ui víctima del lado rudo que tienes pero...