MY BLOOD | jasper jordan

XXVIII

Los hombres uniformados no dejaban de entrar por aquella puerta para ir directo a nosotros y, aunque cada uno de nosotros lidiaba con ellos a su propio modo y parecíamos tener todo bajo control, me daba la sensación de que tarde o temprano iríamos a caer porque, en realidad, así habían estado ocurriendo las cosas desde que despertamos en el lugar.

La calidez de la sangre ajena que cubría gran parte de mi rostro me hizo sentir una sensación de satisfacción demasiado extraña hasta para mí. No dudaba en que estos guardias se merecían lo que les estábamos haciendo y estaba aterradoramente acostumbrada a toda la muerte que veía frente a mí en aquel momento, mas nunca esperaba tener un enfrentamiento con los hombres de la montaña, estaba esperando mantenerme lo suficientemente lejos de ellos justo como Lexa siempre pedía que lo hiciéramos y evitar que una guerra más grande que yo se desatara entre ambos bandos estallara.

Mientras trataba de mantenerme concentrada en lo que hacía un sonido parecido a un bufido escapó sin permiso de mis labios. Ahora no me importaban demasiado las órdenes que diera Lexa o las amenazas que pudiera dirigirme y una guerra más grande que yo finalmente había tomado lugar.

Era sorprendente la velocidad con la cuál las cosas podrían cambiar u ocurrir.

A pesar de las suposiciones pesimistas que habían inundado mi mente desde el momento que tuve el cañón de un arma apuntando directamente a mi cráneo pareció ser que nosotros tres no seríamos las víctimas principales por el momento cuando cada guardia que intentó hacernos frente ahora yacía en el suelo sin intenciones de querer volver a levantarse.

—Por favor que alguien me diga que esos fueron todos —pedí en lo que pareció ser nuestro momento de más calma, con mis pulmones esforzándose con demasía por dejar salir una palabra sin que esta se entrecortara.

Octavia no parecía estar sorprendida o aterrada ante lo que se encontraba frente a ella y tampoco prestó atención a lo que dije por estar demasiado concentrada en la respiración agitada que le había dejado el largo enfrentamiento que tuvimos y, como si mis palabras fueran el peor de los presagios otro par de guardias apareció en la abertura de la puerta listos para atacar sin esperar encontrarse con toda la pila de cuerpos que nosotros habíamos dejado. No pasaron tan siquiera cinco segundos para que decidieran girar sobre sus talones con velocidad y correr lejos de nosotros del mismo modo.

—No dejaré que escapen —añadió Octavia apresurada.

Sin permitirse escuchar lo que cualquiera de nosotros dos tuviera que decir al respecto —aún cuando no existía nada— salió a toda velocidad del pequeño cubículo. Al igual que ella, sentía que había muchas otras cosas que podría hacer; mas no se me ocurría nada y la idea de que tenía que estar con Jasper hasta salir de aquí en una sola pieza se encargaba de nublar todas las demás ideas que se me podrían ocurrir.

Tragué saliva y me giré para observar a Jasper quien, a comparación de Octavia, estaba realmente impactado ante lo que acababa de hacer y me daba la sensación de que podría colapsar en cualquier momento.

—Oye —le llamé con suavidad, dando mi mejor esfuerzo para que dejara de lado aquella expresión consternada que también me hacía sentir débil—, tómalo con calma

Quise acercarme a él y cuando se percató de ello dio un paso hacia atrás de manera casi inconsciente, haciendo que yo me detuviera en lo que fuera que estuviera a punto de hacer. Necesitaba un respiro, lo entendía y quizás la mejor manera de hacer que recobrara sus sentidos no sería decirle que todo estaba bien cuando aquella sería una mentira; mas la manera en la que colocó su brazo entre la distancia que nos separaba para mantenerme alejada de él provocó un tambaleo en mis piernas seguido de pulsaciones en mi nuca que sólo aparecían cuando estaba en mis peores momentos.