MY BLOOD | jasper jordan

XIII

Raven apareció en la parte trasera del campamento con una herida tan severa que ni siquiera le permitía caminar. El primer movimiento por parte de Finn fue cargarla hasta la nave para que su lesión no pasara a mayores.

Por otra parte, yo pude darme cuenta de que no todos en el campamento confiaban en lo que les había dicho, no de la manera en la que Jasper e incluso Octavia podían hacerlo. Y no podía culparlos. La primera impresión que les di el segundo día que estuvieron aquí no era precisamente la bienvenida más cálida que podía dárseles a un grupo de jóvenes que solamente estaban buscando una segunda oportunidad de hacer las cosas bien. Levantarse en armas y tener intenciones de atacar era sólo un efecto secundario de todo lo que nosotros ya les habíamos hecho.

Mientras todos empacaban sus cosas, haciendo caso a las órdenes de Clarke, yo me escabullí a la parte trasera de la nave. Tenía que pensar en algo; estaba segura de que Chantria y Arnav podrían estar liderando al gran grupo de guerreros que se acercaban al campamento y Lexa estaría esperando información al respecto. No había manera de que me infiltrara en el grupo y no había manera de que regresara a Polis.

—¿Qué vas a hacer?

Con mis ojos buscando alguna salida de la estresante situación de la que me encontraba, la voz de Jasper a mis espladas me sobresaltó pero, al mismo tiempo, me relajó. Fruncí el ceño de manera discreta, ¿cómo era posible que una sola persona pudiera tener tales efectos en mí?

—Yo... no lo sé —admití, nunca me había sentido tan presionada por querer tener una salida rápida a todo lo que vivía—. ¿No es divertido? —reí—. Toda mi vida me han enseñado a pensar con rapidez y a no dudar de las decisiones que tomo; pero, ¿qué es lo que se supone que debo hacer cuando gran parte de mi pueblo y toda la gente de alguien que realmente me importa está en peligro?

Me di cuenta de cómo él, aún con la cabeza baja, esbozaba una leve sonrisa que me contagió. Se sentía bien tener algo por lo que sonreír aún en momentos de tanta incertidumbre en los que la muerte inevitable para ambas partes de la batalla se avecinaba.

De un segundo a otro las puertas del campamento se abrieron con tal determinación y todo el grupo caminó con avidez fuera del lugar que, como Bellamy dijo, habían construido con sus propias manos. Me imaginaba que hacerlo era difícil para gran parte de ellos, a final de cuentas, era el único lugar en la Tierra que la gran mayoría conocía.

—¿Irás con ellos? —le pregunté, notando cómo su mirada no se despegaba del grupo que abandonaba el lugar con rapidez.

—No tengo opción —respondió, asintiendo con la cabeza sin realmente querer hacerlo, al igual que yo estaba realmente confundido y no sabía con certeza cuál era el bando que debería tomar—. Puedes venir conmigo, ¿sabes? No tendrías que estar sola.

Negué con la cabeza, aún con esa sonrisa que me había contagiado.

—No pertenezco aquí, Jasper; ya debiste haberte dado cuenta de aquello.

Se dio la vuelta para verme, dándome la oportunidad de notar la tristeza que se asomaba en sus ojos. A mí me rompía el corazón saber que, talvez, nunca volveríamos a vernos. Era una idea lúgubre pero eso no dejaba de lado el hecho de que aquello era exactamente lo que podía —y debía— ocurrir. Inhalé aire. Levanté mi brazo y abrí la palma de mi mano para que la estrechara aunque, en lugar de chocar nuestras palmas, él decidió abalanzarse sobre mí para darme otro abrazo.

No era así como esperaba despedirme de él.

—Gracias —dijo, con sus labios hundidos en mi hombro—; de verdad, por no cortarme el cuello cuando tuviste de oportunidad y por ayudarme... ayudarnos.