1.26: 𝐋𝐨𝐬...¿𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐞𝐨𝐧𝐞𝐬?

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Durmstrang —leyó con voz alta y clara— será Viktor Krum.

—¡Era de imaginar! —gritó Ron, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor.

Vi a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala.

—¡Bravo, Viktor! —bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos—¡Sabía que serías tú!

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

—La campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore—es ¡Fleur Delacour!

—¡Es ella! —gritó Ron, cuando la chica que parecía una veela se puso en pie elegantemente, sacudió la cabeza para retirarse hacia atrás la amplia cortina de pelo plateado, y caminó por entre las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw.

—¡Miren qué decepcionados están todos! —dijo Hermione elevando la voz por encima del alboroto y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.

«Decepcionados» era decir muy poco, pensé. Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar y sollozaban con la cabeza escondida entre los brazos. Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts...Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.

—El campeón de Hogwarts —anunció— es ¡Cedric Diggory!—Fui la primera en levantarme gritando y festejando, Cedric se veia demasiado contento y eso me hacia feliz, se acerco de manera rápida hacia mi y me abrazo para después caminar hacia la mesa de profesores.

El jaleo proveniente de la mesa de al lado era demasiado estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores. Mientras los aplausos dedicados a Cedric se prolongaban lo vi caminando hacia la puerta y fue donde analicé que...Cedric había ganado...ganó...se enfrentaría entonces a todo aquello que pondría su vida en riesgo y fue ahí donde mi corazón se detuvo y mi sonrisa se borró, estaba en un trance no podía moverme y sentía que el aire estaba abandonando todo mi cuerpo. De pronto, pude sentir una mano sosteniendo la mía, me hizo volver entre tanto ruido por los vítores de la mesa de al lado, era Harry.

—Estará bien, confía en que lo estará—dejo mi mano en su pierna y puso su mano encima de la mía, no la movió.

—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos aplausos—Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan. Al animarlos, todos ustedes contribuirán de forma muy significativa a...

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido. El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino. Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:

—Harry Potter.

Y de nuevo mi corazón se detuvo esto tenia que ser una broma, lo mire, Harry permaneció sentado, consciente de que todos cuantos estaban en el Gran Comedor lo miraban. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Harry, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.

—Yo no puse mi nombre —dijo Harry, totalmente confundido—Ustedes lo saben.

Uno y otro le devolvimos la misma mirada de aturdimiento. En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall.

—¡Harry Potter! —llamó—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

—Vamos —le susurre dándole a Harry un leve empujón.

Harry se puso en pie, se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco. Avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff. La mirada de cientos y cientos de ojos estaba puesta en el como si cada uno de ellos fuera un reflector. Se halló delante de Dumbledore y note las miradas de todos los profesores puestas en el.

—Bueno... cruza la puerta, Harry —dijo Dumbledore, sin sonreír.

Harry pasó por la mesa de profesores. Hagrid, sentado justo en un extremo, no le guiñó un ojo, ni levantó la mano, ni hizo ninguna de sus habituales señas de saludo. Parecía completamente aturdido y, al pasar Harry, lo miró como hacían todos los demás.

Narra Harry:

Salí del Gran Comedor y me encontré en una sala más pequeña, decorada con retratos de brujos y brujas. Delante de mi, en la chimenea, crepitaba un fuego acogedor. Cuando entré, las caras de los retratados se volvieron hacia mi. Viktor Krum, Cedric Diggory y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos. Cedric, de pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur Delacour me miró cuando entre y volvió a echarse para atrás su largo pelo plateado.

—¿Qué pasa? —preguntó, creyendo que había entrado para transmitirles algún mensaje— ¿«Quieguen» que volvamos al «comedog»?...

Travesura realizada

✯𝐌𝐢 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲✯ 𝚑𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚙𝚘𝚝𝚝𝚎𝚛 𝚢 𝚝𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora