Caminamos juntos hacia el invernadero 3 donde tendríamos Herbologia con los Hufflepuff, la profesora Sprout nos presento unas plantas que de verdad eran feas. Desde luego, no parecían tanto plantas como gruesas y negras babosas gigantes que salieran verticalmente de la tierra. Todas estaban algo retorcidas y tenían una serie de bultos grandes y brillantes que parecían llenos de líquido.
—Son bubotubérculos —nos dijo con énfasis la profesora Sprout—Hay que exprimirlas, para recoger el pus...
—¿El qué? —preguntó Seamus Finnigan, con asco.
—El pus, Finnigan, el pus —dijo la profesora Sprout—Es extremadamente útil, así que espero que no se pierda nada. Como decía, recogeran el pus en estas botellas. Tienen que ponerse los guantes de piel de dragón, porque el pus de un bubotubérculo puede tener efectos bastante molestos en la piel cuando no está diluido.
Al final de la clase habíamos recogido varios litros.
—La señora Pomfrey se pondrá muy contenta —comentó la profesora Sprout tapando con un corcho la última botella—El pus de bubotubérculo es un remedio excelente para las formas más persistentes de acné. Les evitaría a los estudiantes tener que recurrir a ciertas medidas desesperadas para librarse de los granos.
—Como la pobre Eloise Migden —dijo Hannah Abbott, alumna deHufflepuff, en voz muy baja—. Intentó quitárselos mediante una maldición.
—Una chica bastante tonta —afirmó la profesora Sprout, moviendo la cabeza—Pero al final la señora Pomfrey consiguió ponerle la nariz donde la tenía.
El insistente repicar de una campana procedente del castillo resonó en los húmedos terrenos del colegio, señalando que la clase había finalizado y el grupo de alumnos se dividió: los de Hufflepuff subieron al aula de Transformaciones y nosotros, Gryffindor nos encaminamos en sentido contrario, bajando por la explanada, hacia la pequeña cabaña de madera de Hagrid, que se alzaba en el mismo borde del bosque prohibido. Hagrid nos estaba esperando de pie, fuera de la cabaña, con una mano puesta en el collar de Fang, su enorme perro jabalinero de color negro. En el suelo, a sus pies, había varias cajas de madera abiertas y Fang gimoteaba y tiraba del collar, ansioso por investigar el contenido. Al acercarse, un traqueteo llegó a nuestros oídos, acompañado de lo que parecían pequeños estallidos.
—¡Buenas! —saludó Hagrid sonriendo—Será mejor que esperemos a los de Slytherin, que no querrán perderse esto: ¡escregutos de cola explosiva!
—¿Cómo? —preguntó Ron.
Hagrid señaló las cajas.
—¡Ay! —chilló Lavender Brown, dando un salto hacia atrás.
Parecían langostas deformes de unos quince centímetros de largo, sin caparazón, horriblemente pálidas y de aspecto viscoso con patitas que les salían de sitios muy raros y sin cabeza visible. En cada caja debía de haber cien, que se movían unos encima de otros y chocaban a ciegas contra las paredes. Despedían un intenso olor a pescado podrido. De vez en cuando saltaban chispas de la cola de un escreguto que, haciendo un suave «¡fut!», salía despedido a un palmo de distancia.
—Recién nacidos —dijo con orgullo Hagrid—para que puedan criarlos ustedes mismos. ¡He pensado que puede ser un pequeño proyecto!
—¿Y por qué tenemos que criarlos? —preguntó una voz fría.
Acababan de llegar los de Slytherin. El que había hablado era Draco. Crabbe y Goyle le reían la gracia. Hagrid se quedó perplejo ante la pregunta.
—Sí, ¿Qué hacen? —insistió Malfoy—¿Para qué sirven?
Hagrid abrió la boca, según parecía haciendo un considerable esfuerzo para pensar. Hubo una pausa que duró unos segundos, al cabo de la cual dijo bruscamente:
ESTÁS LEYENDO
✯𝐌𝐢 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲✯ 𝚑𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚙𝚘𝚝𝚝𝚎𝚛 𝚢 𝚝𝚞
Hayran KurguLa pequeña hermana del tan codiciado Cedric Diggory, conoce al mismo Harry Potter que si bien estudian en la misma escuela y pertenecen a la misma casa jamas tuvieron una oportunidad para hablar entre sí, hasta que una serie de eventos hicieron que...