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Me puse un top verde con cuello que cubría un hombro mientras el otro quedaba al descubierto, mostrando el tirante de mi sujetador. Me acerqué a mi escritorio, tomé una liga y me recogí el cabello en un moño desordenado, dejando que unos mechones cayeran libres a cada lado de mi cara.
Tomé la laptop y me puse cómoda en la cama, tumbada boca abajo, mientras tecleaba "películas" y pulsaba el botón de búsqueda. Mientras me desplazaba hacia abajo y buscaba una buena película para ver, oí sonar mi teléfono. Tomé el teléfono que estaba al lado de la laptop y miré la pantalla. Era un mensaje de texto.
[10:07 pm. Theo] ¿Estás en casa?
Puse los ojos en blanco ante el mensaje, no estaba de humor para lidiar con las tonterías de Theo en este momento.
[10:09 pm Evelyn] No.
Pulse el botón de enviar, bloquee el teléfono y lo volví a poner junto a la laptop donde estaba antes. Continué con mi búsqueda de películas cuando de repente sonó el timbre de la puerta. Dejé escapar un fuerte suspiro cuando me levanté de la cama, tomé el teléfono y bajé las escaleras para abrir la puerta. Antes de abrir, miré a través de la ventana para ver de quién se trataba. La figura masculina que estaba fuera de mi puerta se dió cuenta de mi presencia y una enorme sonrisa aparece en su cara mientras me saludaba. Es Theo. Otra vez. Me señala la puerta, diciéndome que la abra, pero negué con la cabeza y le dirigí una sonrisa completa. Se inclina por su teléfono y teclea algo mientras lo observo confusa. Entonces mi teléfono emite un zumbido.
[10:20 pm. Theo] Por favor. ):
Levanté la vista de la pantalla y miré a Theo, que está de pie y me muestra su adorable cara de cachorro. Abrí la puerta y le dejé entrar.
— Tienes un aspecto muy tentador.— Una sonrisa diabólica aparece en su rostro mientras sus ojos me miran de arriba abajo, estudiando cada centímetro de mi cuerpo.
— Te dije que no estaba en casa.— Murmuré, mientras subía las escaleras con Theo tras de mi.
— Sí, bueno, podía oír los latidos de tu corazón desde fuera.— Giré la cabeza para mirarle, sólo para ver una sonrisa de satisfacción en sus labios.
— Como sea.— Murmuré en voz baja mientras entraba a mi habitación. Theo se acercó a mi cama y se sentó, sus ojos miran la laptop y luego vuelven a mirarme a mi.
— ¿Noche de películas, uh? — Dijo. Puse los ojos en blanco.
— ¿Qué estás haciendo aquí?— Pregunté.
— Quería hablar contigo...de nosotros. — Murmuró.
Eleve las cejas confundida y luego murmuré. — ¿Nosotros?
— Siento que todavía me odias. Como si todo el mundo me hubiera perdonado, excepto tú. No estoy diciendo que seas grosera conmigo o algo así, porque no lo eres, sólo se siente como si prefirieras no estar cerca de mí o hablar conmigo.— Dijo. Sentí que la culpa se acumulaba en mi interior.
— Entiendo por qué es tan difícil para ti. Quiero decir, soy el que más daño te ha hecho.— Continúa mientras los recuerdos de nosotros dos comienzan a correr en mi mente.
Ha pasado casi un año desde todo el drama de Theo Raeken, los doctores del miedo, la bestia y demás. Y desde que Theo nos ha ayudado con las cosas sobrenaturales y la manada ha empezado a, bueno a no odiarlo más. Por muy humilde que sea Scott, cree que se merece una segunda oportunidad, pero de alguna manera no puedo dejarle entrar, no otra vez. La última vez que lo hice me hizo mucho daño y ahora tengo miedo de que lo vuelva a hacer. Pero la cosa es que nunca lo odié, lo intenté pero no pude y la tensión sexual entre nosotros no lo hizo más fácil. La verdad es que siempre lo he amado.
— ¿Quieres saber por qué he vuelto?— Preguntó mientras miraba hacia abajo y yo asentí como respuesta.
— He vuelto por ti, quiero estar a tu lado, quiero protegerte. Quiero estar ahí para ti como cuando tú estabas ahí para mí. Eras lo único que he tenido. Scott, tiene amigos, familia que hacen cualquier cosa para protegerse, te tiene a ti, a la manada. Yo...yo no tengo a nadie así, ya no, Scott si.— Nunca había visto esta parte de Theo. Tomé su cara entre mis manos y le obligue a mirarme.
— Me tienes a mí.— Dije, mientras mi pulgar derecho acariciaba su mejilla. — Aún me tienes. Siempre me tendrás.
Nos miramos profundamente a los ojos mientras ambos nos acercabamos lentamente, mi cara se acercaba a la suya, su nariz tocaba ligeramente la mía y nuestros labios finalmente se encontraron, sus labios rozaron los míos mientras mis manos se apoyaban en su cuello. El beso fue dulce y apasionado, tal como lo había imaginado. Sus labios se alejaron de los mios pero recorrieron lentamente mi cuello y luego mi hombro descubierto mientras dejaba besos húmedos por todo este.
— Lo siento...Me moría por hacerlo desde hace mucho tiempo y te ves tan malditamente hermosa.— Dijo mostrando su adorable sonrisa mientras su frente se apoyaba en la mía.
— Está bien.— Apenas susurré antes de tirar de él para darle otro beso.
