Alwɑys you.
— Oh, así es como Luke se convirtió en el jedi.— Mason exclama. Lo empujé para abrir las puertas de la escuela y Liam mira alrededor con entusiasmo.
Liam me mira y sonríe brevemente antes de hablar con Mason. De repente, mi corazón comienza a latir con fuerza y mis oídos suenan ruidosamente.
— Raven, ¿me estás escuchando? — Liam preguntó.
—Hmm, claro que sí.— Me río casualmente tratando de respirar calmadamente.
— Tu respiración está yendo muy rápido, ¿qué está pasando, Raven?— Él le pide a sus bellos ojos que miren los míos.
— No es nada.— Me las arreglo para decir y me apresuro al vestuario de las chicas.
Cierro la puerta y miro mis manos temblorosas, llorando de miedo.
Me voy a transformar aquí y podría matar gente. Todavía no aprendía a controlar mis habilidades como mujer lobo.
Me desplomo al suelo y un gruñido se escapa de mis labios, mis uñas se convierten en garras, mis ojos ahora son dorados.
— ¡Raven abre la puerta! — Gritó Liam desde afuera.
— N-no puedo...— Grité sin poder hacer nada.
— ¡Vete!— Formulé aquello y luego de eso un rugido se escapó de mi garganta.
No puedo dejar que Liam se lastime por mi culpa. Sí, él era un hombre lobo, pero se sabe que las mujeres lobo son 50 veces más fuertes.
La puerta se abre y él tropieza y cierra la puerta.
— Oye, oye, Raven...está bien...me tienes, aquí me tienes.—Susurró Liam arrodillándose frente a mi. Gruñi cuando sus manos me intentaron tocar.
— No puedo controlarme. — Murmuré mirando a Liam.
— Si, si puedes, tienes que encontrar tu ancla.— Me respondió el. — Oye, oye Raven ... estás bien ... me tienes.— Susurra caminando lentamente hacia mí. Gruño cuando su mano intenta acercarse a mi, haciendo que retrocediera un paso.
Lo empujo y estoy sobre él con mis garras intentando clavarlas en su garganta.
— Raven, encuéntrala.— Intenté respirar controladamente. —Encuentra tu ancla.— Me dijo Liam, mirándome a los ojos.
Cierro los ojos necesitaba encontrar un ancla para este mundo.
Pienso en Liam, en cómo se ríe de mí, en cómo me abraza. Solo pienso en Liam. En lo único que puedo pensar. Mis garras se retraen. Cierro los ojos y me dejo caer al lado de Liam.
— ¡Lo hiciste!— Murmuró el emocionado.— ¿Quién es tu ancla?— Cuestionó el chico de ojos azules levantándose de el suelo y quedando sentado frente a mi.
— Tú.— Murmuré cerca de su oído sin decir nada más.
— Ven aquí, Raven.— El chico me atrajo hacia él uniendo sus labios con los míos. Mis manos se posaron sobre sus mejillas, siguiendo con su beso.
— Gracias a Dios ... estaba esperando que hicieras el primer movimiento.— Dije yo, separandome de sus labios.
— Oh cállate.— Se ríe y me ayuda a levantarme.
— ¿Quién es tu ancla?— Le pregunté.
— Tú Raven, siempre fuiste tú.— Susurró, envolviéndo sus brazos alrededor de mis hombros en un abrazo.