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— ¿Esto es realmente necesario?— Me quejé mientras tiraba de la cadena que me rodea el tobillo.
— Sí. Por lo que sabemos, puede que quieras ir a matar. — Scott dice mientras se sienta a mi lado después de terminar de conectar la cadena a un árbol.
— ¿Así que encadenarme a un puto árbol va a impedirlo?— La molestia ahora es clara en mi voz.
— Bueno, no. Pero así no puedes escapar.— Scott me dedica una sonrisa siniestra, como si estuviera orgulloso de sí mismo.
— ¡Tú eres el que me mordió! — Actué como si estuviera enojada por la situación. Pero a decir verdad, no estaba enojada en absoluto. Me gustaba que Scott me hubiera elegido para formar parte de mi manada; era básicamente un honor.
— Sí, eso es algo que hice. — Scott mantuvo su sonrisa mientras miraba al cielo. — ¿Sientes algo?— Scott me devuelve la mirada.
— ¿Además de una cadena gigante en mi tobillo? No.— El sarcasmo se apodera de la molestia que tenía segundos antes.
— Graciosa.— Scott sacude la cabeza en respuesta.
— Quiero decir, supongo...— Dije, pero me detuve cuando senti un extraño cosquilleo en las yemas de mis dedos. Miré hacia abajo y de repente, mis uñas eran garras. — Oh.— Miré a Scott.
— ¿Oh? ¿Te transformas en mujer lobo y todo lo que dices es "oh"? — Pregunta Scott, con evidente sorpresa.
— No es que sea una sorpresa. — Me reí, pero rápidamente me detuvo un dolor en la boca cuando mis dientes empezaron a cambiar y se volvieron colmillos afilados.
— Estaré aquí. — Scott dice mientras se levanta y se sienta a unos metros de mi, permitiendo que me transforme completamente.
— Esto es extraño. — Murmuré mientras terminabas mi cambio. Ahora estaba completamente transformada. Me hizo sentir increíblemente poderosa, más poderosa de lo que jamás había pensado que podría sentir. El poder realmente me asustó un poco. Ahora tenía la capacidad y la fuerza para herir a cualquiera y eso era lo último que quería hacer.
— Te acostumbras a ello. ¿Pero cómo te sientes? — Scott no se movió de su sitio.
— Como si quisiera asesinar a todos los que están a la vista. — Dije con sarcasmo.
— Okay, te he mordido a ti, no a Stiles. — Scott sacude la cabeza. Todos en el grupo estaban bastante convencidos de que esa era la razón por la que Scott y yo nos habíamos llevado tan bien, pero Stiles y yo parecíamos chocar de vez en cuando. Era igual que Stiles en básicamente todos los aspectos; eso explicaba realmente por qué Scott se sentía atraído por mi. Stiles, en cambio, no sabía cómo manejar a alguien tan sarcástico como él.
— Me siento como una mujer lobo. No sé. — Me encogí de hombros. La única palabra que tenía era "extraño". Quería huir y quería ser libre, pero no me consumia como esperaba.
— Bueno, eso es bueno. Probablemente podrás controlarte rápidamente.— Scott se levanta y se sienta un poco más cerca de mi.
— Sí, eso estaría bien. No me gusta mucho estar encadenada a un árbol
— Oye, hice lo mismo con Liam, es justo que lo haga contigo también.
— Sí, bueno, Liam tiene problemas de ira.
— Muéstrame tus manos.— Scott dice con toda naturalidad. Hice lo que me dijo y lo miré. Las había estado apretando con tanta fuerza que mis garras me hicieron sangrar. — Sí. Eso es lo que pensaba.
— Todavía lo estoy haciendo mejor que tú. Y Liam.
— Es justo. — Scott suspira. — Pero creo que te mantendremos encadenada la próxima vez para estar seguros. Tal vez haga venir a Stiles para que te moleste. Asegúrate de no matarlo.
— Que gracioso. — Puse los ojos en blanco y miré a otro lado.
El resto de la noche transcurre con bastante tranquilidad. Los dos mantuvimos la conversación con sólo algún silencio ocasional. Antes de que ninguno de los dos nos diéramos cuenta, el sol estaba saliendo y había logrado mi primer cambio y mi primera luna llena.
— ¿Puedo ir a casa ahora? Estoy cansada.— Dije, mientras tire de la cadena.
— Sí, estarás bien.— Scott se levanta y me desencadena del árbol. Me froté el tobillo, agradecida de estar finalmente libre. — Entonces, ¿te llevo a casa o a casa de Lydia?— Pregunta Scott mientras me da un casco y se sube a la moto. Por suerte para mi, la luna llena coincidió con un viernes y les dije a mis padres que me quedaría en casa de Lydia.
— Invítame a salir. Creo que es hora de nuestra primera cita.
Scott sonrió y asintió, besando mi mejilla.
Me subí en la moto y me agarré a la cintura de Scott. Él asiente como respuesta y empieza a conducir por el bosque hasta un restaurante de comida rápida.
