¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La sangre goteaba de las uñas de mi novio, sus colmillos sobresalían de su boca y el color azul brillante de sus ojos era visible a metros de distancia, en donde me encontraba yo; observando atónita la escena frente a mi. Peter Hale acababa de asesinar a un cazador frente a mis ojos. La escena no había sido agradable para nada, pues saber que mi novio era un hombre lobo y todo lo sucedido en el pasado no lo hacía mejor. Estaba asustada, lo admitía. Mi respiración estaba considerablemente acelerada y sentía que mi corazón podría salir de mi pecho en cualquier momento. Peter se dió la vuelta quedando frente a mi, sus ojos aún azules se encontraron con los míos, en sus ojos pude ver que la preocupación lo invadía. Peter cayó de rodillas frente a mi y volvió a su forma humana. Su ropa estaba totalmente rasgada y llena de sangre, lo que hacía la situación más dramática. Las manos de Peter taparon su rostro evitando que mis ojos lo escanearan. Inmediatamente corrí hacía y el lo abracé, arrodillandome frente a él.
— Está bien, estamos bien.— Susurré acurrucandolo contra mi pecho.
La situación me asustaba, pero si bien, Peter había recurrido a la violencia cuando el cazador intentó hacerme daño. El hombre caminó hacia mi con su arma apuntandome y sus sucias manos comenzaron a tocarme. Tuve que gritar una sola vez para que mi novio Peter estuviera frente a ese asqueroso cazador golpeándolo una y otra vez hasta matarlo. No había sido una escena agradable, pero no odiaba a Peter por eso y sabía muy bien que el tenía miedo de que le tuviese miedo y lo dejara. Desde que él y yo habíamos comenzado nuestra relación, se había convertido en una buena persona, la violencia injustificada ya no era parte de su vida y ayudaba a la manada de Scott sin quejarse o hacer sus típicos berrinches. Todos decían que había cambiado por mí y eso hacía que lo amara más de lo posible.
Los sollozos de Peter rompieron mi corazón, inundando el pasillo vacío de la preparatoria de Beacon Hills que había sido principal escenario de esta situación. Apreté a él hombre lobo más contra mi pecho mientras le susurraba en un tono audible para él que todo estaba bien y lo mucho que lo amaba.
— Perdóname, no quería hacerlo...no pude soportar cuando te puso una mano encima...yo...— Habló Peter por fin entre sollozos. Mis manos se dirigieron a sus mejillas, tomando estás y haciendo que me mirara, limpié algunas lágrimas con mis pulgares y le sonreí débilmente.
— Hey. Todo está bien, lo hiciste por nosotros, no me atrevería a juzgar eso.— Susurré y bese de forma corta sus labios. Peter negó y nuevamente se rehusó a mirarme. — Salvaste mi vida, amor.
— No soporto la idea de que pienses que soy un monstruo.— Murmuró cuando finalmente dejó de llorar.
— Mierda, Peter. No creo que seas un monstruo. Te conozco mejor que a nadie y te amo por lo que eres y no me voy a alejar de ti por una estúpida acción que se salió de las manos. Solo intentaste protegerme, ¿si? — Dije de forma desesperada para que pudiera entender lo que pensaba y lo que sentía.
Peter únicamente asintió y me volvió a envolver en sus brazos. Derek Hale llegó corriendo hasta quedar parado frente a nosotros. Me miró con preocupación y luego miro el cuerpo sin vida de aquel hombre.
— ¿Estás bien, Tarah? — Me preguntó Derek mientras sus ojos viajaban por todo el lugar.
— Estoy bien, gracias por preguntar.— Respondí. Derek asintió y se dió la vuelta saliendo de el lugar.
Sabía lo mucho que le sorprendía a Derek la actitud de su tío "malvado", pues creía que era imposible tal cambio de un momento a otro, pero entendió que el amor podía lograr cosas impresionantes.
Al principio, recordaba muy bien lo mucho que despreciaba a Peter. Era la persona más arrogante y estúpida que podía conocer y el simple hecho de que alguien mencionara su nombre me daba náuseas. Sin embargo, paso el tiempo y la convivencia entre nosotros era más frecuente gracias a la manada, así fue como pude conocer al verdadero Peter Hale que se ocultaba bajo la dura fachada de "chico malo". Y aquí estaba, abrazada al amor de mi vida, dispuesta a pasar el resto de mi vida con él porque el amor que sentíamos era más grande que todo lo demás. Nada importaba si estábamos juntos. Lo amaba y estaba dispuesta a compartir mi vida con él. Lo estaba.
— Quiero pasar el resto de mi vida contigo, Peter.— Susurré más para mí misma, ocasionando que el mayor me mirara.
— ¿Qué? — Preguntó mi novio con curiosidad.
— Estoy diciendo que estoy dispuesta a pasar el resto de mi vida contigo.— Murmuré esta vez haciendo que el me escuchará. Una sonrisa se formó en los labios de Peter y asintió.
— Yo también.— Dijo sonriendo levemente.
— Quiero decir, ¿por qué no nos casamos? — Hablé con claridad. Peter abrió los ojos sorprendido y abrió la boca para decir algo, pero lo detuve. — Bueno, te amo, Peter Hale y sería un sueño casarme contigo, así que pensé que deberíamos casarnos, cuanto antes.— Aclaré después de unos segundos de silencio. Peter soltó una carcajada y luego otra, comenzando a reír dejándome confundida.
— Lo acabas de arruinar, ¿Sabías? — Murmuró dejándome totalmente confundida.— Llevo meses planeando pedirte matrimonio en tu lugar favorito.— Negó divertido y tomo mis manos.— Quería que fuera especial y estúpidamente cursi, pero esto es mejor de lo que pensé.
— Tú eres mi lugar favorito, Hale.
Sin decir nada más, unió sus labios con los míos en un beso tierno y lleno de amor.
— ¿Eso es un si? — Le pregunté de forma divertida.
— Claro que sí, quiero que seas mi esposa, Tarah Blues. — Respondió y volvió a besarme.
Tarah Blues, conocida por arruinar momentos especiales y hacerlos aún más lindos.
