𝟬𝟳𝟲 : 𝗴𝗿𝗼𝗰𝗲𝗿𝘆 𝘀𝗵𝗼𝗽𝗽𝗶𝗻𝗴

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quarantine w/ cal parte diez

"¿Cielo?" Calum llamó desde la cocina, asomando su cabeza por la esquina para mirar hacia el salón, dónde te encontrabas recogiendo y ordenando algunas cosas que habíais desordenado durante los últimos días.

La cuarentena había provocado que Calum y tú a veces dejaseis que las cosas se os fueran un poco de las manos; prendas de ropa, mantas, botellas de agua y otros objetos esparcidos por alrededor de la casa a pesar de tratar de mantenerla ordenada. No podíais evitar tener algún que otro desorden; al estar aún encerrados en casa te habías vuelto algo vaga en cuanto a este tipo de cosas.

Levantaste la cabeza para mirar a tu novio, sonriendo levemente al encontrarte con sus ojos. Se veía algo adormilado, sus rizos estaban hechos un desastre y únicamente se encontraba utilizando los pantalones de su pijama, dejando al descubierto su pecho.

"¿Hm?" Murmuraste, terminando de doblar una manta y dejándola caer contra el respaldo del sofá antes de caminar hacia el chico recostado contra el marco de la puerta de la cocina. Calum te recibió entre sus brazos al acercarte, tus brazos envolviendo su cuello y manos haciendo un recorrido hasta llegar a su cabello. El chico te sonrió con adoración, sueño aún evidente en sus cálidos ojos mientras envolvía tu cintura con sus brazos y dejaba un rápido beso en tus labios antes de hablar.

"No tenemos comida." Respondió con total calma, viendo como tu ceño se fruncía con confusión. ¿No teníais comida? ¿Cómo podía ser posible? Se sentía como si hubieses ido al supermercado hacía tan solo una semana. La nevera y alacena habían sido llenadas hasta su tope con vuestros alimentos favoritos. ¿Cómo podíais estar ya sin comida? "No hay prácticamente nada." Rió, sonriendo al ver tu expresión de desconcierto e inclinándose para dejar un beso en la punta de tu nariz.

"¿Qué? ¿Cómo? ¿No fui a comprar hace poco?" Preguntaste, tus labios uniéndose en una línea mientras tratabas de recordar la última vez que fuiste a comprar. Literalmente se sentía como si tan solo hubiese pasado un día desde que te encontrabas bajando del coche para pedirle a Calum que te ayudase con las bolsas, regañándolo por casi tirar todo un cartón de huevos y después dejar la leche en la encimera. Podías jurar que todo eso acababa de suceder; pero una vez más, todos los días se estaban convirtiendo en un solo recuerdo borroso. Algo que habías hecho hacía un mes podía sentirte como tan solo hace horas.

"Eso fue hace como tres semanas, cariño." Calum rió, sacudiendo su cabeza. "Deberíamos ir a comprar hoy si es que queremos seguir viviendo."

Separaste tus labios para protestar, para probablemente decirle que podíais pedir comida a domicilio durante los siguientes días en vez de ir al supermercado, pero Calum ya iba un paso por delante y dejó un beso en tus labios para hacerte callar.

Trataste de seguir sus labios una vez se separó, atraparlos en otro beso, pero él ya estaba agarrando tu rostro entre sus manos y sonriendo ante el suave quejido que se escapó de tu boca. Se apartó para poder observarte, hipnotizado por tus ojos de cachorrito después de ese beso tan inocente.

"No me mires con esos ojos." Riñó de forma juguetona, una sonrisa apareciendo en su boca. A veces odiabas tener que ir a comprar; odiabas tener que lidiar con todas esas Karens y gente maleducada que no le importaba nadie que no fuesen ellos. Comprar también requería estar fuera de la seguridad de vuestra casa y probablemente exponeros al virus que todavía seguía flotando. Aún seguías algo nerviosa por toda esta situación y el aumento de casos por día, pero Calum hacía todo lo posible por consolarte cuando tenías tus malos días. Incluso ya podía sentir que ir a comprar podía estar a punto de sacar tus nervios a flor de piel, pero él haría todo lo posible por asegurarte que todo estaría bien. "Estaremos bien, cielo. Podemos ir juntos esta vez y nos aseguraremos de tomar todas las precauciones. Sé que toda esta situación te sigue provocando ansiedad y es totalmente normal, pero yo estoy aquí para ayudarte, ¿sí? Lo sabes, ¿verdad?" Calum te aseguró con un tono de voz suave y atento, ayudando a que ese nudo que comenzaba a formarse en tu estómago cesase un poco.
Cal se sintió fatal la última vez que fuiste a comprar sola, ya que él había tenido que quedarse en casa por unas reuniones relacionadas con la banda.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora