( 48 : ZOOM CALLS )

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quarantine w/ Cal parte seis

— ¿Cómo deberíamos pasar el resto del día, cielo? — Calum preguntaría mientras los tres entraríais de nuevo en la casa, Duke inmediatamente corriendo lejos de vosotros al desatar su correa.

Volverías a levantarte para dejar la correa, mirando a Cal con el ceño fruncido mientras él envolvería tu cintura entre sus brazos para cerrar el espacio entre vosotros.

— ¿No tenías una videoconferencia con los chicos? — Preguntarías después de que Calum presionase un beso sobre tus labios, instantáneamente soltando un gruñido ante la mención de la reunión que ya habría olvidado por completo.

— ¿Por qué me lo has tenido que recordar? — Murmuraría, moldeando sus labios en un adorable puchero. Tú sonreirías, agarrando sus mejillas entre tus manos y dándole un corto beso. — Ya los veo lo suficiente durante la cuarentena sin estar todos juntos, ¿por qué nunca puedo tener un descanso de esos hooligans? — Se quejaría, su voz aumentando un par de octavas como si fuese un niño y mirándote con el ceño fruncido.

Sabrías que estaba bromeando, él amaba a sus hermanos. Hablaría con ellos casi cada día, aunque era cierto que a veces se podían poner algo pesados.

— Porque son tus amigos y es tu trabajo soportarlos. — Le recordarías, sonriendo al ver como Cal resoplaría dramáticamente ante tus palabras. Tú rodarías los ojos, moviendo tus manos hasta su pecho y dándole un pequeño empujón. — Ahora para de quejarte y ve a cambiarte. Te prepararé algo de comer para que quizás así dejes de actuar como un mocoso.

Calum frunciría el ceño ante tu tono burlón, una sonrisa juguetona dibujándose en tus labios mientras comenzabas a caminar hacia la cocina, guiñando un ojo antes de desaparecer de su vista. No podrías evitar soltar una risa al escucharlo murmurar sobre lo mandona que estabas para ser alguien que se había negado a levantarse de la cama y sido casi arrastrada fuera de ella.

Al entrar en la cocina pondrías algo de comida y agua en los bowls de Duke antes de dirigirte hacia la nevera, decidiendo preparar un bowl de avena teniendo en cuenta que era uno de los aperitivos preferidos de Cal y era extremadamente sencillo de hacer.

Mientras comenzarías a preparar el desayuno, Calum volvería ya con una ropa distinta, rodeando tu cintura desde atrás y recostando su cabeza sobre tu hombro.

— No quiero entrar en la videoconferencia. — Se quejaría, su barba arañando tu piel mientras hablaría.

—Sí que quieres, los extrañas, para de actuar como si no fuese verdad. — Responderías, provocando que soltase un suspiro y comenzase a dejar besos sobre tu cuello con sus manos aún alrededor de tu cintura. — Para. — Gruñirías, dándole un suave codazo en el estómago para tratar de apartarlo. Él solo reiría, restregando su barbilla contra tu cara sabiendo lo mucho que te molestaría que su barba pinchase tu piel. — Cal, para. — Volverías a decir, aún intentando deshacerte de su agarre. — Sal de la maldita cocina y entra en la llamada de una jodida vez.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora