𝟬𝟯𝟴 : 𝗹𝗮𝘇𝘆 𝘀𝗲𝘅 (𝘀𝗺𝘂𝘁)

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Sería un sábado por la mañana y os habríais movido de la cama al sofá, donde habríais decidido pasar el resto del día viendo películas y abrazados. Te habrías llevado el edredón de vuestra cama, así que Calum lo mantendría envuelto a vuestro alrededor mientras él estaría tumbado sobre ti con su cabeza sobre tu pecho. Estarías vistiendo tan solo una sudadera de Calum junto tu ropa interior mientras que Cal llevaría unos pantalones deportivos grises colgando sobre la parte baja de sus caderas.

Ambos estaríais viendo cualquier película que habríais escogido hasta que en algún momento él comenzaría a aburrirse. Al principio solo iría dejando besos sobre tu mejilla de vez en cuando, cosa que te haría sonreír con ternura, pero esos besos comenzarían a bajar hasta tu mandíbula y a pasar por tu cuello y tú no podrías evitar soltar un suspiro de placer. Cal sonreiría victorioso, mordiendo levemente tu piel.

El chico continuaría con sus besos, sus manos comenzando a pasearse por tu cuerpo hasta llegar debajo de tu sudadera, donde acariciaría con suavidad tus pechos antes de volver a bajar sus manos hacia tus costados. Ante esto no podrías evitar soltar un quejido, queriendo sentir sus dedos sobre tus partes más intimas y llevando tu mano a su cuello para animarlo a seguir.

— ¿Puedo quitarte la sudadera? — Murmuraría, moviendo sus besos hacia tu boca. — Quiero marcarte, cielo.

Asentirías inmediatamente, sintiendo la necesidad de sus labios contra todo tu cuerpo y soltando un gemido al notar sus manos moverse hasta el final de la prenda, comenzando a subirla hasta dejarla justo debajo de tus senos. Metería su cabeza debajo del edredón, sus labios entrando en contacto con tu estómago mientras sus pulgares dibujarían círculos sobre tu cintura. Besaría todo tu torso, desde la parte de debajo de tus pechos hasta estar sobre el elástico de tu ropa interior, agarrándolo con sus dientes y estirando de este para luego soltarlo de repente. Soltarías un quejido ante el impacto, sus labios volviendo para besar el área sensible.

— Siéntate para mí, bebé. — Murmuraría, sus manos posándose sobre tu espalda para ayudar a sentarte. — Brazos. — Diría, indicando que los levantases para así poder deshacerse de la sudadera, volviendo a besar tu estómago antes de tirar la prenda al suelo. Un escalofrío recorrería tu cuerpo al sentir el aire frío golpear tu piel, aunque esto no duraría mucho, ya que Calum volvería a juntar vuestros cuerpos, vuestros pechos chocando y sus manos acariciando tu espina dorsal. Tus manos volverían a enredarse en sus pelos, una pequeña sonrisa apareciendo en los labios del chico.

Sus labios volverían a tu cuello, dejando marcas oscuras sobre este mientras haría su camino hasta tus pechos, resiguiendo con su lengua uno de estos antes de atrapar tu pezón entre sus labios. Soltarías un gemido, la mano derecha de Cal moviéndose hasta tu otro pecho para masajearlo mientras jugaría con el otro, su lengua pasando por encima de tu pezón unas cuantas veces más antes de volver a bajar los besos a tu barriga, asegurándose de dejar marcas sobre los sitios que sabría que más sensible serías.

— Eres tan hermosa. — No podrías evitar sonrojarte ante sus palabras, su boca volviendo al elástico de tus bragas hasta llegar a besar sobre tu intimidad cubierta por la única prenda sobre tu cuerpo.

— Cal. — Jadearías, sintiendo como comenzaría a formarse una incomodidad entre tus piernas.

— Sé paciente, cariño. Deja que te cuide. — Pediría, pasando su boca por tus piernas y apartándolas con sus manos para poder besar tus muslos internos.

— Calum, por favor. — Volverías a suplicar a la vez que presionaría su boca contra tu intimidad de nuevo con una sonrisa.

— ¿Qué quieres, amor? ¿Puedes decirlo? — Preguntaría, mordiendo la piel de tus muslos.

— A ti, Cal. Te quiero a ti, por favor. — Suplicarías, soltando un suspiro tembloroso mientras sus besos volverían a subir por todo tu cuerpo hasta llegar al lóbulo de tu oreja, del cual estiraría levemente con sus labios.

— ¿Podemos ir lentos, bebé? Quiero hacerte el amor. — Murmuraría contra tu boca, su nariz rozando ligeramente la tuya.

— Por supuesto. — Responderías, sonriendo y conectando vuestras miradas antes de unir vuestros labios. Tus manos se moverían hasta el material de sus pantalones, estirando de este para dejarle saber que los querrías fuera de tu vista. Él te respondería con una pequeña sonrisa, sentándoos a los dos y ayudándote a quitarle los pantalones y boxers junto tus bragas, tirando toda la ropa a un lado.

Lentamente os volvería a tumbar en el sofá, alineando su miembro con tu entrada. — Te amo. — Murmuraría a la vez que se adentraría en ti, parando a la mitad de su longitud para dejar que te adaptases a él. Tú soltarías un quejido ante el tamaño, el chico dejando besos por todo tu rostro y labios para tratar de distraerte de la incomodidad. — Háblame, bebé. — Pediría, asegurándose de no moverse ni un centímetro para que no te doliese aún más.

— Yo también te amo, Cal. Puedes moverte. — Le asegurarías con una pequeña sonrisa. Él sonreiría de vuelta, dándote un beso antes de introducirse por completo en ti. Ambos comenzaríais a gemir ante la sensación de su miembro entrando y saliendo de tu vagina, el dolor siendo substituido por placer.

— Se siente tan bien. — Gruñiría, enterrando su rostro contra tu cuello y dejando algunos besos sobre tu piel. Tú soltarías un jadeo al sentir como entraría con más profundidad en cada embestida, tus manos viajando hasta tu cabello y estirando ligeramente de este. Calum soltaría un gemido ante la sensación, llevando su boca hasta la tuya para poder besarte con intensidad.

— Mh estoy cerca. — Murmurarías, sintiendo como la punta de su miembro rozaría tu punto g con cada embestida. Calum también sentiría que él estaría al borde, así que pasaría una de sus manos entre vuestros cuerpos, comenzando a frotar tu clítoris para ayudar a tu orgasmo.

— Yo también. Vamos cielo, córrete para mí. — Animaría, sus movimientos comenzando a ser más rápidos a la vez que algo descoordinados.

— Calum. — Gemirías, inclinando tu cabeza hacia atrás con placer al sentir tu orgasmo golpear tu cuerpo. Cal te seguiría en unos segundos, soltando un gruñido y colapsando sobre tu cuerpo. No podrías evitar soltar un leve quejido al notar la perdida de contacto cuando saldría de ti, su cabeza volviendo a recostarse sobre tu pecho mientras sentirías su respiración pesada contra tu piel.

— Ha sido increíble. — Mencionaría, besando las marcas que habría dejado en ti tan solo haría unos minutos.

— S-sí. — Murmurarías, pasando una de tus manos por su ligeramente sudado cabello. — Ha estado muy bien. — Dirías antes de soltar un bostezo, comenzando a sentir tus parpados pesados. Calum sonreiría, levantando la cabeza para verte y dejar un beso sobre tus labios.

— Siéntate, bebé. Vamos a vestirte. — Se apartaría para colocarse sus propios boxers antes de agarrar su sudadera y deslizarla sobre tu cuerpo, haciendo a continuación lo mismo con tu ropa interior. Se tumbaría él primero sobre el sofá, indicándote con sus brazos que te tumbaras sobre su cuerpo. — Duérmete, amor. Estaré aquí cuando despiertes. — Te aseguraría, besando tu cabeza al notar tu dificultad para mantener tus ojos abiertos. Finalmente te rendirías, asintiendo con la cabeza y murmurando un 'te quiero' antes de cerrar los ojos. — Yo también te amo.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora