(70 : BEHAVE, ANGEL)2 /3 smut

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— Pero Cal-

— Pero nada. — Calum te interrumpió, agarrando tu cintura con fuerza y empujando sus caderas hacia arriba, haciendo que su erección rozase tu intimidad.

— Mierda. — Jadeaste. Calum repitió sus movimientos haciéndote colapsar contra su pecho.

— Te vas a arrepentir de comportarte así, cielo. — Calum gruñó, metiendo un brazo entre vuestros cuerpos y moviendo su mano hacia tu centro. Gimoteaste cuando sentiste los dedos de Calum, el chico rápidamente empujándolos hacia ti y retomando donde lo había dejado, el nudo en tu estómago comenzando a formarse de nuevo.

Tu cabeza cayó hacia adelante, la frente descansando contra su hombro mientras él metía sus dedos en ti con rapidez, tus manos agarrando desesperadamente su sudadera a la vez que mordías tu labio inferior con fuerza para retener tus gemidos. Los largos dedos de Calum se movían a un ritmo más rápido que antes, curvándose y haciendo tijeras dentro de tu apretada intimidad. Sus ojos se habían oscurecido, sus cálidos ojos marrones habituales se habían vuelto inquietantemente profundos y lujuriosos mientras te apretabas alrededor de sus dedos al borde de un orgasmo una vez más.

Tus gemidos fueron amortiguados contra el grueso material de la sudadera, pequeños jadeos rotos cayendo de tus labios cuando la yema de su dedo pulgar rozó tu clítoris, una malévola sonrisa apareciendo en los labios del chico.

— ¿Estás cerca, princesa? — Preguntó en un tono burlón.

— Uh huh. — Murmuraste de vuelta, colocando tus manos en los hombros de Calum y agarrándolo con fuerza mientras asentías en respuesta.

— Cal, voy a-

— ¿Te vas a correr, cariño? ¿Eh? ¿Estás cerca? — Asentiste rápidamente, sin confiar en tu voz para responder a sus preguntas. Estabas a segundos de encontrarte con tu clímax cuando de repente Calum apartó su mano rápidamente, tu cuerpo cayendo flácido entre sus brazos cuando un suave grito de frustración pasó por tus labios. — Creo que es hora de tu castigo. — Calum habló con voz satírica, haciéndote sentir completamente estúpida por siquiera pensar que iba a dejar que te desahogases. Sin pensárselo dos veces, Calum movió tu cuerpo para que quedases sentada a su lado de nuevo y se removió para quedar más bien recostado en lugar de sentado, con la espalda presionada contra el reposabrazos y las piernas extendidas, dejando suficiente espacio para que sus amigos se sentaran cuando volvieran al salón.

Tus ojos se dirigieron a la entrada del pasillo, asegurándote de que nadie había entrado en la habitación antes de empujar sus pantalones y bóxers hasta la mitad de sus muslos. Gimoteaste al ver su miembro duro golpear contra su estómago, líquido preseminal ya formándose en la punta. Por instinto, extendiste la mano para agarrarlo, queriendo sentir el peso de él en tu palma, cálido, duro y palpitante. Pero antes de que tuvieras la oportunidad de rodearlo con tu mano, Calum la apartó suavemente con una palmada, una mirada de desaprobación cruzó su rostro, haciéndote sentir pequeña bajo su dura mirada. En cambio, una de las manos de Cal, más grandes que las tuyas, se tomó la libertad de dirigirse hacia su miembro y comenzar a acariciar su largura lentamente, todo esto sin abandonar su mirada de la tuya. Tu labio inferior estaba ansioso por ser atraído entre tus dientes, reprimiendo los gemidos que amenazaban con deslizarse de estos mientras que tus mejillas estaban encendidas de un color rojizo.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora