( 57 : WISDOM TEETH )

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Imaginémonos todas como sería Calum cuando le quitasen sus muelas del juicio. El mismo día tendrías un examen muy importante al que acudir por lo que Ashton se ofrecería a llevarlo y después traerlo de vuelta a casa. Calum estaría algo nervioso pero tú le asegurarías con un beso que todo saldría bien.

— Te veré en unas horas, ¿de acuerdo? No le des muchos problemas a Ashton y llámame cuando salgas. — Dirías, presionando un beso sobre sus labios y el chico asintiendo.

— Vale. Te amo. Buena suerte en tu examen, bebé. — Le sonreirías, agarrando tu bolsa y llaves del coche.

— Yo también te amo, Cal.

———

Soltando un suspiro meterías las llaves en la cerradura, dando vueltas hasta abrir la puerta de tu casa y la de Calum.

Después de un largo día sentirías que podrías caer rendida en cualquier momento a pesar de que sólo serían las dos de la tarde. La cita de Cal sería a la una y media por lo que aún tendrías algo de tiempo para ti misma antes de que llegara. Soltarías tu bolsa sobre el suelo de la entrada, quitando tus zapatos y decidiendo tumbarte un rato en el sofá.

Después de estar un rato navegando por internet y casi quedarte dormida, una videollamada de Calum aparecería en la pantalla de tu teléfono. Inmediatamente te sentarías, mordiendo tu labio para tratar de esconder la sonrisa que ya se estaría formando en tus labios al imaginarte como le estarían afectando las medicinas al chico. Al aceptar la llamada el rostro de Calum aparecería, sus labios hinchados y sus mejillas aún más grandes de lo normal mientras te sonreiría tontamente.

— ¡Bebé! — Diría animado, sonriendo aún más al verte aceptar la llamada.

— ¿Cómo te sientes, Cal? — Reirías. Oirías como de fondo se escucharía la risa de Ashton, por lo que Cal se movería para que pudieses verlos a los dos en la pantalla mientras Ash conduciría.

— ¡Me siento bien! — Exclamó, ajustando el gorro que llevaría sobre su cabeza. Tú no pararías de hacer capturas de pantalla, esa videollamada con tu novio siendo la mejor parte de tu estresante día.

— ¿Sí? ¿No te duele nada aún? — Aguantarías una carcajada al darte cuenta de que se estaría mirando a él mismo, levemente tocando sus labios y estirando de ellos.

— No puedo sentir mis labios, bebé. ¿Siguen ahí? — Preguntaría con preocupación, el chico realmente preocupado de que sus labios hubiesen desaparecido. No podrías evitar reírte, provocando que él te mirase con el ceño fruncido y un puchero.

— Sí, cariño. Tus labios siguen ahí, solo están dormidos. — Le informarías, a lo que Cal volvería a sonreír.

— Oh vale, bien. — Murmuraría, relajándose en el asiento de copiloto y cerrando sus ojos por un momento.

— Ash, ¿tenéis ya su medicina? — Preguntarías, notando como Calum se había sumergido en su propio mundo, probablemente preguntándose si su lengua seguía ahí.

— Sí. Deberíamos llegar en unos diez minutos. — Te informaría Ashton antes de que la mirada de Calum volviese de repente a su teléfono, mirándolo con el ceño fruncido.

— Me seguirías besando si no tuviese labios, ¿verdad? — Te preguntaría con total seriedad.

— Oh Dios. — Murmuraría Ashton, ambos soltando una carcajada mientras Cal haría un puchero con sus labios hinchados, mirándoos a los dos con la cabeza gacha.

— Lo digo en serio. — Se quejaría, recargando su cabeza contra el reposacabezas del coche y soltando un gruñido. Tú estarías al borde de las lágrimas de tanto reír mientras tú novio os miraría sin saber exactamente qué os estaría haciendo tanta gracia.

— Sí, Cal. Te seguiría besando si no tuvieses labios, mi amor. — Le asegurarías, limpiando algunas lágrimas que habrían conseguido escaparse de tus ojos.

— ¿Lo prometes? — Te preguntaría con ojos grandes esperando a tu respuesta.

— Lo prometo, bebé. — Asegurarías de nuevo, esta vez algo más calmada mientras oirías las risas de Ashton de fondo. El puchero de Calum se suavizaría, ahora una enorme sonrisa plasmándose en sus labios a pesar de las gasas colocadas en su boca. Ashton continuaría riéndose así que Cal se giraría para mirarlo molesto.

— Eres un imbécil. — Murmuraría, sacándole la lengua mientras el mayor solo volvería a reírse, dándole un par de palmadas en el hombro.

— Lo sé. — Contestaría Ash, tratando de aguantar su risa. — t/n ya estamos casi llegando a la puerta así que ves preparándote para recibir a este desastre.

— Oh Dios mío yay, ya estoy en casa, bebé. Sálvame de Ashton, es un imbécil. — Se quejaría Calum, haciéndote reír ante su tono de voz.

— Lo sé, Cal. — Contestarías.

Rápidamente caminarías hacia la puerta principal, colocándote unas chanclas antes de abrir la puerta de madera. Justo cuando pusieses un pie fuera de la casa podrías ver el coche de Ashton acercándose a la puerta exterior, parando el coche y saliendo de su asiento para caminar hasta el lado de Cal y ayudarlo a salir. Deslizarías tu teléfono en tu bolsillo antes de comenzar a caminar hacia ellos, una enorme sonrisa apareciendo en el rostro de tu novio al verte.

— ¡Llévatelo! ¡Es todo tuyo! — Diría Ashton, entregándote al chico junto con una bolsa con su medicina y una sonrisa burlona. Calum prácticamente se lanzaría a tus brazos, su repentino peso haciendo que te tambaleases un poco.

— Gracias. — Dirías con sarcasmo, Calum enterrando su rostro contra tu cuello mientras murmuraría algo sobre lo cansado que estaría. — Lo sé, cielo. — Le dirías, Ashton moviéndose a tu lado para ayudarte a soportar el peso del chico.

— Déjame saber cómo está de aquí un rato y llámame si necesitáis algo, ¿vale? Os quiero, chicos. — Diría Ash una vez te hubiese ayudado a tumbar a Calum en el sofá. Te daría un fuerte abrazo y a continuación se encaminaría hacia la puerta.

— De acuerdo, Ash. También te queremos y gracias de nuevo por cuidar de él. — Le sonreirías.

— Cuando sea. — Diría antes de cerrar la puerta.

Una vez hubieses cerrado con llave caminarías hacia el salón donde Calum estaría hecho una bola en el sofá, suaves ronquidos abandonando su boca. No podrías evitar sonreír levemente, agarrando una manta para poder taparlo y haciendo que se estirase un poco, abriendo sus ojos para verte mirándolo con una dulce sonrisa.

— Duérmete, amor. Estaré aquí cuando te despiertes. — Le asegurarías, presionando un beso sobre su frente.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora