( 59 : FIGHT ) 1/2

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El sonido de la puerta principal abriéndose te hizo apartar la mirada de tu portátil, segundos después Calum apareciendo en el salón y deteniendo sus pasos en seco al verte en el sofá, tus ojos candados observándolo a través del gorro de tu sudadera que habías colocado sobre tu cabeza.

Habías decidido hacer algo de tarea mientras esperabas a que Calum llegase. No lo habías visto por lo que se sentía como meses a causa que de últimamente había pasado mucho tiempo en el estudio con los chicos. Calum llegaba a casa tarde, dormía y pronto por la mañana volvía a irse sin siquiera darte la oportunidad de darle los buenos días.

— Uh hey, cielo. — Dijo, rascando su nunca con confusión mientras quitaba sus zapatos, dejando su mochila en el suelo junto a él.

— Llegas tarde. — Comentaste con un tono de voz lleno de cansancio, viendo como el chico quitaba su chaqueta. Podías notar como su cuerpo estaba tenso mientras colgaba la prenda en el perchero. — De nuevo. — Murmuraste en un susurro, Calum rodando sus ojos al oírte a pesar de tu tono tan bajo.

— Nos hemos entretenido en el estudio y perdimos la noción del tiempo. De todas formas, ¿qué importa? ¿Qué haces despierta? Es tarde. — Murmuró de vuelta, no queriendo tener que lidiar con todo esto en ese momento. Estaba cansado, irritado y lo único que quería hacer era acabar con la conversación e irse a dormir.

— No estoy cansada. Había pensado en hacer algo de tarea para no dejarlo todo a última hora. — Mentiste, Calum notándolo inmediatamente al ver como apartabas la mirada, algo que solías hacer cuando mentías.

— Sabes que sé cuando mientes. — Murmuró, frotando su rostro con cansancio antes de volverte a mirar con la mandíbula apretada. — ¿Así que cuál es tu jodido problema? No quiero tener que lidiar con tus mierdas ahora mismo.

Soltase una risa sin gracia, sintiendo tu propia frustración crecer y tus ojos comenzando a aguarse mientras él esperaba con impaciencia.

— ¡Tal vez mi jodido problema sea que no te veo desde hace días! — Gritaste, tratando de retener tus lágrimas al sentir todas tus emociones brotar después de días estando guardándotelas. — ¡Tal vez mi problema es que nunca están en casa! ¡Siempre estás en el estudio y ya nunca te veo, llegas a casa trade y te vas directamente a dormir y cuando me despierto ya ni siquiera estás ahí! ¡Ni siquiera duermes en nuestra propia cama, me despierto todos los días con el lado de tu cama aún intacto! ¿Sabes lo mierda que me hace sentir irme a dormir y volver a despertarme sin que estés junto a mí? No he escuchado tu voz en días, Calum. No te he abrazado en días y no te he besado en Dios sabe cuánto tiempo. ¡Ni siquiera puedo decirte lo mucho que te amo porque no respondes a mis mensajes ni llamadas! Así que tal vez ese sea mi maldito problema, Calum. Tal vez por eso sigo despierta a estas horas solo para poder ver tu jodida cara. — Dijiste casi en un chillido ahogado, cerrando tu portátil con fuerza y dejándolo sobre el sofá junto a ti. Tus lágrimas finalmente habían conseguido liberarse y corrían por tus mejillas mientras que Calum simplemente volvió a rodar sus ojos y cruzó sus brazos sobre su pecho.

— Hm, tal vez nunca estoy en casa porque estoy fuera tratando de hacer dinero para que puedas vivir. ¿Siquiera has pensado en eso? ¡Tal vez no estoy en casa porque estoy dejándome el trasero para tratar de sacarnos a los dos hacia delante, a ti! ¡Para que puedas tener todo lo que quieras! Así que deja de ser una niñata y madura, sé una adulta. — Espetó casi con veneno, desquitándose de todo el estrés y enojo de su trabajo en aquellas palabras contra ti.

Sus palabras te golpearon como un ladrillo, una nueva ola de emociones golpeándote mientras lo mirabas sin poderte creer lo que te acababa de decir, no muy segura de si lo habías escuchado correctamente. ¿De verdad estaba utilizando aquello en tu contra?

— ¿Me estás jodiendo ahora mismo? No intentes utilizar esa excusa en mi contra, no trates de hacerme sentir culpable. Sabes de sobras que puedo valerme por mi misma sin tu maldita ayuda. Tú eres siempre el que insiste en hacer cosas por mí, tú eres el que insiste en malcriarme a pesar de que te diga que no. Así que no intentes excusarte con eso, Calum. — Gritaste de vuelta, levantándote del sofá y acercándote a él de forma amenazante. Tus manos comenzaban a temblar cada vez que tu rabia aumentaba y te tomó muchísimo esfuerzo no romperte en mil pedazos allí mismo.

— ¡Bueno tal vez lo hago porque te amo! — Gritó, frotando su rostro con frustración y apretando la curva de su nariz.

— ¡Si me amases me prestarías atención en vez de pasarte cada estúpido segundo en el estudio! — Tu voz tembló por culpa de un sollozo abandonando tus labios a la vez que Calum sacudía su cabeza, dando un paso al frente y haciendo que mirases hacia arriba por culpa de la diferencia de estatura. Notaste la forma en la que sus fosas nasales su agrandaban al tomar respiraciones profundas, su mandíbula y cuerpo tensos. Odiabas verlo así de molesto, especialmente cuando era por ti. Lo único que querías era algo de atención por parte del hombre al que amabas, ¿era eso pedir demasiado?

— Wow, ¿o sea que porque trabajo y llego tarde a casa significa que no te amo? Dios, madura de una vez. — Espetó, mirándote con pura rabia. — He acabado con esta conversación. Puedes quedarte con la cama, yo iré a la habitación de invitados. Y no te sorprendas mucho cuando ya no esté por la mañana. — Murmuró, al parecer ni siquiera un poco tocado por las lágrimas abandonando tus ojos.

La sala se quedó en silencio, solo pudiéndose escuchar tus sollozos antes de que comenzases a caminar lejos de él, cerrando la puerta de vuestro cuarto con un portazo. Inmediatamente te tumbaste en la cama, cubriéndote con las sábanas mientras llorabas contra la almohada, tu tembloroso cuerpo rogando por ser abrazado, preferiblemente por Calum, justo como hacía cada noche que dormías sola.

Podías estar enojada con él pero a pesar de eso lo seguías extrañando y deseabas que pudiese ver la forma en la que te dolía no estar con él.

Por lo que se sintió como horas te quedaste llorando, finalmente logrando quedarte dormida a causa de lo exhausta que estabas por culpa de haber dormido tan poco durante las últimas semanas.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora