( 67 : HOOD SIBLINGS AND HEARTBREAKS )

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— t/n. — La frenética voz de Calum sonó a través del altavoz de tu teléfono antes de que siquiera pudieras saludarle.

— ¿Sí, Calum? — Preguntaste, soltando una pequeña risa y alcanzando el control remoto para pausar la serie que estabas viendo. Era sábado y estabas en casa sola, ya que tus padres habían decidido irse el fin de semana fuera. Así que habías pasado el día relajándote sola.

— Necesito tu ayuda. — De repente la preocupación en el tono de voz de tu novio se hizo presente, tus cejas arrugándose con confusión. Eran casi las diez de la noche y por lo que tú sabías Calum iba a salir con sus amigos a celebrar el partido que habían ganado el día anterior.

— ¿Qué ha pasado? Pensaba que ibas a salir con los demás chicos. — Preguntaste con confusión.

— Eso iba a hacer. — Suspiró. Podías saber que su ceño estaba fruncido por su tono de voz, que estaba estresado y preocupado por algo. — Iba a hacerlo pero ahora no puedo y necesito tu ayuda. ¿Puedes, por favor, venir? — Desesperación se derramaba del tono de voz del chico de dieciocho años.

Sin pensarlo dos veces ya estabas en pie, aguantando el teléfono entre tu oreja y hombro mientras alcanzabas a ponerte unos zapatos.

— Claro, estaré ahí en diez minutos. ¿Pero puedes contarme que ha pasado? ¿Por qué sueñas tan estresado, cariño? — Hablaste con calma, poniéndote un abrigo antes de bajar las escaleras de tu casa para agarrar las llaves del coche.

— Es Noelle. No sé lo que ha pasado pero ha llegado a casa llorando y no quiere hablar conmigo. Necesito tu ayuda, ella siempre está cómoda hablando contigo, siempre te escucha por favor llega pronto, bebé. — Suplicó Calum. Tu corazón se hundió al oír la mención de su hermana de catorce años, una de las adolescentes más alegres y carismáticas que habías llegado a conocer.

— Vale, cálmate, Cal. Ya estoy saliendo de casa, estaré allí en unos minutos, ¿vale? — Una pequeña ola de alivio recorrió el cuerpo de Calum al oír cómo cerrabas la puerta del coche y encendías el motor, pasando una mano por su rostro con frustración.

— Vale, solo date prisa, por favor.

Después de asegurarle que estarías allí lo antes posible te despediste, saliendo del garaje y dirigiéndote hacia la casa de los Hood. Noelle era cuatro años menor que vosotros, acababa de comenzar su primer año en la secundaria y era bastante popular para su edad. Era una chica extremadamente amigable, siempre intentando hacer amigos y siempre estando allí cuando más la necesitabas. Era abierta y espontánea pero siempre siendo respetuosa y diferenciando lo que estaba bien de lo que estaba mal.

Nunca antes la habías visto con una expresión que no fuese una gran sonrisa en su hermoso rostro. Te preocupaba saber que algo estaba mal, que no estaba actuando como normalmente lo hacía y que estaba negándose a abrirse a su hermano.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora