(72 : LET'S STAY HERE)

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quarantine w/ cal parte nueve




— ¿Sabías que roncas?

Los ojos de Calum se abrieron al oír el sonido de tu voz, la luz que se colaba entre las cortinas provocando que soltase un quejido con molestia y enterrase su rostro aún más contra tu cuello, tratando de esconderse de la luz mientras tú soltabas una risa.

Su corta barba alrededor de su mandíbula y barbilla rozaba tu suave piel a la vez que dejaba ligeros besos sobre tu cuello, sintiendo como la punta de tus dedos comenzaban a acariciar los tatuajes de sus brazos, haciendo que volviese a abrir los ojos para poder verte.

Calum sonrió suavemente al verte, tu rostro todavía enrojecido por el sueño, tus ojos somnolientos mirándolo con adoración y el sol cubriendo tus rasgos haciéndote brillar. Tu cuerpo desnudo estaba enredado entre las sábanas blancas, las bonitas marcas púrpuras visibles a lo largo de tu cuello y pecho contrastaban bien con tu tono de piel.

— Wow. — Dijo Calum con una sonrisa torcida, sus cálidos ojos marrones llenos de adoración. — Podría acostumbrarme a despertar con esta vista todas las mañanas.

La mayoría de las mañanas te despertabas para encontrarte con Calum admirándote desde donde estaba acostado a tu lado. Él era un madrugador, siempre estaba despierto antes que tú. Algunos días incluso salía de la cama para hacer algo alrededor de la casa y cuando volvía todavía te encontraba profundamente dormida donde te había dejado.

Era muy poco común que Calum se despertara después de ti, pero adorabas las pocas veces que sucedía. Te encantaba admirar sus hermosos rasgos mientras dormía profundamente, ver cómo su pecho subía y bajaba constantemente con cada respiración que tomaba.

Su piel contrastaba maravillosamente con las nítidas sábanas blancas de vuestra cama y brillaba cuando el sol del exterior asomaba a través de las cortinas, iluminando sus esculpidos rasgos.

Por mucho que valoraras tu bello sueño, amabas las mañanas cuando eras la primera en despertar, amabas conseguir seducirlo en un estado tan pacífico, obteniendo su merecido descanso. La cuarentena permitió que Calum finalmente obtuviera el descanso adecuado que necesitaba, por lo que esta misma situación se había repetido de vez en cuando y te encantaba cada vez que lo hacía.

— Tal vez lo vieses más a menudo si no te despertaras tan temprano todas las mañanas. — Reíste suavemente, sintiendo el calor subir por tu cuello, el calor residiendo en tus mejillas.

Eran las 10:45 am, lo más tarde que Calum había logrado dormir desde hacía un tiempo. Calum te sonrió con cariño, sus brazos serpenteando alrededor de tu cintura y acercándote a él.

— Supongo que tendré que empezar a dormir hasta tarde.

Tú asentiste con la cabeza mientras Calum te hacía rodar suavemente sobre tu espalda, sus manos encontrando tu cintura desnuda mientras se acomodaba sobre ti. Tus ojos se quedaron pegados a su figura desnuda sobre ti, solo su mitad inferior cubierta por las sábanas blancas en las que os encontrabais enredados. Su tonificada parte superior del cuerpo estaba a la vista para que la pudieses observar boquiabierta y no tuviste vergüenza al hacerlo.

Suavemente extendiste la mano hacia adelante y recorriste con la punta del dedo algunas de las marcas de la noche anterior, recuerdos de horas antes inundando tu mente. Calum se rió entre dientes de lo hipnotizada que te veías, sus manos apretando suavemente tu cintura, desviando tu atención de regreso a su rostro. Sus tiernos ojos se encontraron con los tuyos, admiración llenando sus cálidos orbes marrones. Sonreíste tímidamente, tus mejillas enrojecidas y tu labio inferior encontrando su camino entre tus dientes mientras las manos de Calum comenzaban a arrastrarse a lo largo de tu piel suave, sus labios curvándose en una sonrisa mientras tus ojos se cerraban ante la sensación.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora