Capítulo 28

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Cameron Relish

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Cameron Relish

Soledad, tristeza y un vacío emocional que no se llenaba con nada, eso era lo que sentía desde el segundo en el que desperté y no la encontré a mi lado. Por un momento pensé que como otras tantas veces se había ido a su habitación, pero al ver aquella nota doblada en la mesa de noche supe que se había ido, que la única mujer a la que le había dado todo lo que tenía me había abandonado y no solo a mí, sino a todo lo que teníamos, ella había abandonado todo lo que representábamos.

El primer día la busqué por todos lados, fui a su casa, busqué a Lina, su antiguo trabajo, donde su vecina, cualquier lugar al que ella hubiese podido ir, pero no la encontré.

Recuerdo haber llegado ese día destrozado junto a Ashton preguntándome que hice mal. Pero lo peor de la situación era el deshecho emocional que era Ashton en ese momento, porque él se culpaba de la muerte de esos obreros y al día siguiente la mujer que lo mantenía anclado a tierra había desaparecido dejándonos como única explicación unas crueles palabras.

Pero la partida de Alisha no solo había afectado nuestras vidas personales, sino que el rendimiento en la empresa no había sido el mejor y Ashton tenía uno de los peores humores y sabía que no solo se debía al problema inicial, sino también porque Alisha no estaba pululando alrededor nuestro como todos los días.

Ambos nos habíamos unido mucho más que antes, intentábamos no hundirnos con el dolor de su partida, las preguntas eran cada día más y la incredulidad que dejaron sus palabras solo aumentaba el desasosiego.

Había una demanda en contra de la constructora y las familias de los cinco hombres muertos pedían justicia, mientras que las familias de los que solo resultaron heridos pedían indemnización a lo cual no nos negábamos.

Todos nos culpaban por tal hecho y eso estaba deteriorando a Ashton a más no poder.

Definitivamente esta había sido la peor semana que ambos habíamos experimentado, pero de haber sabido que se pondría peor nunca hubiese asistido a esa fiesta, hubiese preferido enterarme por los periódicos y no por mi mismo.

—Te espero abajo —avisó Ashton desde afuera de mi habitación antes de darse la vuelta.

Yo me vi por última vez en el espejo antes de salir de la habitación con mi teléfono en el bolsillo.

Ambos llevábamos smoking negro como modo de respeto por las familias que habían perdido a sus seres queridos.

Al bajar subí casi de inmediato al vehículo y Ashton se encontraba dentro mirando por la ventana, últimamente se la pasaba así, en su propio mundo intentando no mirar en medio de nosotros el lugar que ocupó Alisha alguna vez.

El vehículo se puso en marcha y luego de media hora llegamos al lugar en donde se celebraría la fiesta benéfica que iba dirigida a niños huérfanos. De forma mecánica bajamos del vehículo y caminamos hacia la entrada ignorando la cantidad de cámaras que disparaban flashes en nuestra dirección.

T H O R N SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora