Había pasado una semana y media después de aquella reunión, la pelirroja de nombre Kaori había sido amable lo que restó de tarde y la rubia de nombre Jade se había despedido antes de irse y había susurrado en mi oído que no tenía nada en contra mía, pero que ella poseía algo que se llamaba lealtad y no la rompería a menos que su amiga hiciera algo descabellado. Y que hasta el momento no lo había hecho.
Durante esa semana todo estuvo tranquilo entre mis novios y yo, pero yo me encontraba mentalmente cansada pensando en qué regalarle a Cameron para su cumpleaños. Era tan difícil regalarle algo a alguien que ya lo tenía todo.
Durante la otra mitad de semana las cosas se tornaron algo raras, pues una brecha se había abierto entre ellos y yo. Nadie decía nada respecto a eso y de cierta forma sentía que las cosas no estaban funcionando, algo faltaba en todo aquel enredo y no sabía que era.
La conexión que sentía con cada uno estaba ahí, pero el hecho de hacer casi todo por separado me restaba tiempo con el otro, a veces uno quería hacer algo conmigo, pero tenía que ir con el otro que ya me lo había pedido, a veces era frustrante y la mayor parte me la llevaba yo, porque no quería que sintieran que estaba eligiendo a uno por encima del otro.
Yo no tenía ningún favorito, de hecho, sentía que comenzaba a quererlos a los dos por igual y cuando estaba con uno inevitablemente me hacía falta el otro.
Era miércoles en la tarde y yo ya me encontraba en la casa. Le había pedido el día libre a Cameron para poder ir al spa, eso lo había tomado como excusa, pues mi verdadera intensión era ir por sus regalos, aunque de paso me arreglé el cabello, le di mantenimiento a mi piel y me compré un par de cosas para mi con los dos mil dólares que aun tenía en mi cuenta.
El regalo de Cameron me había salido costoso, pero había valido la pena, además de que había recorrido a pie más de media ciudad en busca de ello y cuando lo encontré la satisfacción no me cabía en el cuerpo.
Con una sonrisa perezosa coloqué sobre mi cuerpo mi ropa y me acosté en la cama para tomar una siesta, yo ya había cenado y me había duchado y cepillado. Pero estaba algo cansada y aunque fuesen a penas las seis de la tarde me dormí colocando una alarma a las nueve en mi teléfono.
Mis ojos se abrieron con pesar y quise quedarme dormida nuevamente, pero resistiendo las ganas apagué la alarma y me estiré antes de ponerme de pie para dirigirme al baño a lavar mi rostro.
Luego salí de la habitación hacia la cocina en donde me encontré con Pamela. Esa chica y yo habíamos creado un laso tan especial que me sorprendía por la forma tan rápida en la que le tomé confianza. Hablábamos de todo y hasta veíamos películas juntas cuando llegaba del trabajo y ella no tenía nada que hacer.
Me había enterado de que ella trabajaba para poder pagar sus estudios los cuales hacía en línea, no estudiaba una carrera, más bien estaba en una universidad técnica en donde estudiaba una cantidad de cursos impresionantes, ella decía que hasta que no tuviera un currículo envidiable no dejaría la universidad y ciertamente lo estaba logrando.
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T H O R N S
RomansaMe resistí a enamorarme de ellos, pues estaba rota y aferrarme a alguien nuevamente no estaba dentro de mis planes. Pero fallé, fue imposible no hacerlo tras aparecer como raíces que me mantuvieron en pie cuando solo quería caer. Dos hombres dispue...