Capítulo 30

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Muchas veces creemos que lo hemos perdido todo, que ya no hay nada más que nos pueda hacer sufrir, pero en ese momento en el que él entró en mí, el momento en el que me ultrajó supe que siempre se podía caer más profundo y yo estaba ya al borde de...

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Muchas veces creemos que lo hemos perdido todo, que ya no hay nada más que nos pueda hacer sufrir, pero en ese momento en el que él entró en mí, el momento en el que me ultrajó supe que siempre se podía caer más profundo y yo estaba ya al borde del abismo.

Me encontraba rota y no ese tipo de ruptura física, que también la padecía, era más esa ruptura emocional en donde algo dentro de ti se rompe, te sientes sucia, asqueada contigo misma. Así me sentía yo aun cuando habían pasado dos días después de aquella tarde.

Aun podía recordar mis gritos, sus mordidas que solo me hacían sentir dolor, aun podía recordar sus golpes y la forma brusca de tomarme, sentía en carne viva cada cosa.

Intentaba borrar sus huellas duchándome cada hora o pensando en otra cosa, pero el estar encerrada y sin comida solo hacía que mis pensamientos fuesen dirigidos hacia ese momento de mi vida, hacia ese preciso momento que me marcó para toda la vida.

Lo peor es que ahora no cerraba la puerta con llave y el que yo no saliera le dejaba saber que yo le temía.

—Debes terminar con esto —me dije a mi misma colocándome de pie.

Con pasos temblorosos me acerqué a la cama y saqué el teléfono celular que aun poseía carga para llamar a Lina. A los dos tonos ella lo tomó y la escuché respirar agitadamente.

—Tengo mucha información, según he escuchado y leído todo lo guarda en su computador y no tiene ningún respaldo, la computadora se enciende con su huella digital y si se intenta hackear se autodestruye. Me enteré de que la persona que esta dentro de la constructora de tus novios es un ingeniero llamado Hansel Cooper, él fue quien cambió los planos dos veces para que se cometiera el error y le entregó los planos a William hace tres días para que los guardara en su oficina.

Yo me senté en la cama prestando total atención a lo que decía.

—Tengo pruebas suficientes para confirmar la historia siempre y cuando tengas esos planos, están grabadas sus conversaciones regodeándose en todo lo que ha hecho incluyendo lo que te hizo a ti —esto último lo susurró y yo cerré mis ojos intentando no romperme.

—Gracias, Lina, nos vemos pronto.

Colgué el móvil sin dejarla decir nada más y me acerqué a la ventana observando el cielo estrellado gracias a la oscuridad de la noche.

Armándome de valor me encaminé hasta la puerta y la abrí despacio mirando hacia ambos lados del pasillo antes de salir. Mis pasos eran silenciosos ya que no poseía zapatos que chocaran con la madera del piso y el vestido suelto blanco que llevaba permitía que mis movimientos fuesen más suaves.

Recorrí los pasillos de la casa hasta el lugar que sabía era el despacho de William, al estar frente a él toqué la puerta un par de veces ya que esta solo se abría con huella digital.

La puerta se desbloqueó y yo me adentré en el despacho para observar a William de pie cerca de mí. La puerta se cerró de golpe ocasionando un respingo por el susto. La presencia de él me asqueaba y me atemorizaba a partes iguales, le tenía miedo, sí, pero también un profundo odio y asco.

T H O R N SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora