Capítulo 15

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No tenía idea de por qué no habíamos ido a trabajar si teníamos una reunión que suponía era importante, pero como yo no tenía nada que ver con ello, aprovecharía el día al máximo

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No tenía idea de por qué no habíamos ido a trabajar si teníamos una reunión que suponía era importante, pero como yo no tenía nada que ver con ello, aprovecharía el día al máximo.

Mi estado de animo estaba considerablemente alto y aunque tal vez no era la mujer más feliz del mundo si me encontraba considerablemente bien.

Habían pasado mas de dos meses después de la muerte de mi madre y no podía regodearme en la miseria por alguien que me mintió toda mi vida. La seguía amando, pero su mentira ayudaba a menguar el dolor.

Moví mis pies dentro de la piscina templada moviendo mis dedos de un lado a otro. Mi cuerpo estaba cubierto por unas pequeñas piezas de un bikini de color azul oscuro y me lo había colocado con toda la intensión.

No sabía que había poseído a mi cuerpo, pero después de almorzar y tomar una ducha unas ganas de tentar al castaño de ojos verdes me invadieron y yo no era quien para negarle a mi cuerpo tal cosa.

Salí de la cálida piscina y sequé mis pies antes de bajar las escaleras hasta el segundo piso, con pasos suaves entré en la habitación que me habían dado como mía y miré por el ventanal esperando que él saliera del closet.

En sus manos tenía un par de prendas y una toalla envuelta alrededor de su cintura.

—Mierda —lo escuché susurrar y volteé completamente hacia él.

—Esa boca —susurré con una sonrisa.

—Bien, creo que me voy a desmayar —aseguró observándome incrédulo —deberías vestirte  —una de mis cejas se enarcó.

Con una sonrisa recorrí los pasos que me separaban de la cama y me senté en ella apoyando mis palmas en la cama recostándome levemente frente a él.

—¿Vestirme? Pero si siento que tengo mucha ropa.

Bien, si no era estúpido entendería que quería que me cogiera. Dios, ni siquiera sabía que pasaba por mi cabeza, pero solo quería sentir su piel tocando la mía y poder deleitarme trazando líneas sobre su cuerpo mientras me cogía.

Sus manos soltaron las prendas en sus manos y se acercó a mi cual felino midiendo mi posición y cada paso que daba en mi dirección. Al estar frente a mi apoyó sus manos a cada lado de mi cuerpo.

—No me tientes de esa forma, Alisha, te podrías arrepentir —negué.

—De no estar segura de lo que estoy haciendo no lo hubiese hecho —aseguré acercando su rostro al mío y juntando nuestros labios.

Una de sus manos subió hasta mi cadera y me sostuvo con fuerza mientras me besaba con vehemencia, sin pedir ningún permiso su lengua se adentró en mi boca despertando no solo mi lengua, sino también un calor en mi zona intima.

—¿Quieres que te coja? —preguntó mirándome directo a los ojos en cuanto se separó.

Su respiración era errática y su pecho subía y bajaba.

T H O R N SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora