Epílogo

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Seis meses después

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Seis meses después.

—¿Qué te dijeron? —cuestionaron Lina y Pamela al unísono.

Yo dejé el bolso a un lado de la puerta y me acerqué al sofá en donde ambas me esperaban.

—Las sesiones se redujeron a una vez por mes —dije con una sonrisa y ambas chillaron emocionadas.

—¿Eso quiere decir que volverás? —cuestionó Pamela y yo asentí un par de veces.

—Ya estoy lista para volver —aseguré y ambas se abalanzaron hacia mi para envolverme en sus brazos con fuerza.

—Estamos tan orgullosas de ti y de todo lo que has logrado durante estos meses —yo sonreí, pero esta desapareció al recordarlos.

—¿Y si ya no me quieren? —cuestioné separándome de ellas.

—Esos hombres no te van a olvidar tan fácil —las palabras de Lina intentaron reconfortarme, pero no lo lograron.

—Y si se les ocurrió olvidarte recuérdales a quien es que aman —asentí para ambas y sonreí feliz porque al fin volvería a tenerlos cerca después de tanto tiempo.

Durante todos esos meses fui a terapia una vez por semana, comencé a hacer yoga, Lina, Pamela y yo visitamos muchos lugares del país y volvíamos a la ciudad antes de mi siguiente cita con la psicóloga. Durante los primeros meses fue difícil ya que no podía sacarlos de mi mente a ninguno, las pesadillas durante las noches eran constantes, pero a medida que fue pasando el tiempo logré controlarlas.

Lina y Pamela desde el día uno se habían hecho muy buenas amigas y ambas vivían conmigo, durante todos estos meses le pagué todo a Lina para que pudiera enfocarse en la universidad de forma completa y dio frutos ya que adelantó muchísimas materias en ese semestre y probablemente se graduaría en dos semestres más.

Por otra parte, Pamela finalizó los cursos que estaba llevando y decidió renunciar al trabajo que tenía, aunque terminó trabajando para las mismas personas ya que el trabajo que solicitó lo hizo en la constructora de Ashton y Cameron, solo que esta vez en la planta de administración.

Estaba feliz por mis dos chicas, pero sobre todo feliz por mi misma, aunque fue difícil aprendí a vivir con todo lo que me había pasado, con el recuerdo de la persona que había matado latente, pero ya no dolía, tampoco me sentía mal ni me autodestruía creyéndome menos porque sus manos alguna vez tocaron mi cuerpo.

Era una nueva Alisha, una más fuerte y segura de si misma, una que sabía exactamente lo que quería y lo que valía.

—Iré a verlos —dije levantándome del sofá para caminar hacia mi habitación y buscar en el closet el vestido que había comprado dos meses atrás pensando en ellos.

No tenía idea de lo que había sucedido con ellos, no veía las noticias, ni leía las revistas, no me habían llamado ni una sola vez, pero sabía que solo estaban cumpliendo lo que yo les había pedido.

T H O R N SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora