Lunes por la mañana y yo aun le seguía buscando un significado racional a las palabras de Cameron, había dicho que Dios me había mandado a alguien, pero doble. Un suspiro de cansancio salió de mis labios, aunque me había acostado a las doce no había podido descansar adecuadamente y eso me estaba pasando factura, pues ya eran las siete treinta y no sabía que me pondría ese día.
Por primera vez después de la muerte de mi madre encendí la música en mi móvil y reproduje Dynamite de BTS para comenzar a moverme suavemente con la música mientras buscaba ropa en el closet.
Tomé un vestido rosa palo que se ajustaba en la parte de arriba y bajaba suelto después de la cintura, una chaqueta de cuero negro liviana y las botas de todos los días. Peiné mi cabello dejándolo caer en ondas y busqué los auriculares para colocárselos al móvil y seguir deleitándome con la misma.
A fin de cuentas, la música era la segunda cosa que más amaba en el mundo y si iba a seguir viva por un tiempo lo más sensato era disfrutar de ella mientras tiempo me quedara.
Las escaleras las bajé de dos en dos consciente de que estaba algo tarde, en cuanto las bajé corrí hasta la cocina para tomar un par de fresas en mis manos y correr hacia la entrada en donde de seguro estarían Ashton y Cameron esperándome y así era.
Ambos miraban el cielo tranquilamente disfrutando de la compañía del otro, como hacía días no los veía.
—Buenos días —dije antes de llevar la fresa a mi boca y chuparla levemente después de morderla.
Si me devolvieron el saludo no los escuché gracias a los auriculares, por lo que cuando Cameron se subió lo seguí y me recosté del asiento disfrutando de la canción de turno y de mis deliciosas fresas.
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Abrí la puerta de la oficina sin siquiera llamar encontrándome con Ashton sentado en las sillas de enfrente del escritorio de Ashton. Despacio me acerqué hasta el escritorio para posicionarme junto a Ashton y tenderle a Cameron los documentos que había imprimido para que los leyera.
Cuando tomó la carpeta y devolvió su brazo a la posición en la que estaba terminó tumbando una carpeta que estaba casi en la orilla. Rápidamente rodeé su escritorio y me agaché junto a él para recoger los papeles y adentrarlos en sus respectivas carpetas.
—Gracias —susurró cuando se los tendí, con un asentimiento los tomó y los dejó sobre su escritorio y se levantó de su lugar.
—De nada —cuando pensaba irme él comenzó a acercarse a mí y yo a retroceder intentando que no invadiera mi espacio personal.
Cuando supe que la pared terminaría haciendo todo lo contrario doblé mi cuerpo para salir lo más rápido posible, pero se acercó velozmente tomando mi cuello en sus manos y llevándome de espaldas hasta la pared evitando que huyera.
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T H O R N S
RomanceMe resistí a enamorarme de ellos, pues estaba rota y aferrarme a alguien nuevamente no estaba dentro de mis planes. Pero fallé, fue imposible no hacerlo tras aparecer como raíces que me mantuvieron en pie cuando solo quería caer. Dos hombres dispue...