¿Viaje en el tiempo? ¡De Verdad!

Mentiras y mentiras

Darse cuenta de que casi todo lo que pensaba que sabía sobre una persona era más que probable una mentira fue una experiencia desgarradora para cualquiera, pero para el personal del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería fue aún peor. Eran maestros, y todos y cada uno de ellos vivían bajo el supuesto de que su trabajo era guiar a sus alumnos y ayudarlos para que eventualmente pudieran abrirse camino en el mundo cuando llegara el momento de hacerlo.

Eso fue hasta el año escolar de mil novecientos noventa y uno, por supuesto.

El personal de Hogwarts había notado el comportamiento distraído del director y la actitud aún más mordaz de Snape en las semanas previas al año escolar, y nadie había podido averiguar cuál había sido el problema hasta que el profesor Burbage sugirió tímidamente que era porque Rose Potter iba a asistir el próximo año.

La chica estaría tratando emocionalmente con algunos de ellos, pero habían resuelto tratarla como a sí misma. Minerva seguía tambaleándose por la inocencia de Sirius y se sentía muy mal por haber sospechado alguna vez de un de sus estudiantes favoritas de tal traición. Todavía se sentía culpable hasta el día de hoy por dejar a Rose con sus parientes, al igual que Hagrid, y los dos estaban decididos a estar allí para la niña si los necesitaba.

Filius había estado igualmente emocionado y nervioso al ver a la hija de uno de sus mejores estudiantes, y esperaba que fuera al menos un poco como Lily. Ella podría haber sido una Potter, pero a él le gustaría que la niña recordara que su madre había sido Lily Evans primero. Solo quería que Snape y Dumbledore la trataran normalmente como lo hacían los demás. 

La niña era la hija del mejor amigo de la infancia de Snape, y también era una celebridad que podría estar en peligro cuando saliera a la luz pública. Los profesores se sintieron aliviados de haber resuelto el enigma de su extraño comportamiento, hasta que se dieron cuenta de que sus dos misteriosos colegas todavía habían estado actuando mal semanas después de la llegada de la niña. El maestro de pociones residente había estado escupiendo vitriolo y tomando puntos más a menudo que nunca, y el director había estado constantemente distraído o haciendo planes desconocidos con fervor.

Se habían sorprendido y ya no se atrevían a citar a la joven Rose Potter como excusa. Después de un par de semanas la emoción de tener a Rose Potter en la escuela se había atenuado, gracias en gran parte a la capacidad de la niña para pasar a un segundo plano sin problemas. Era una genio pero muy modesta, y prefería meter la nariz en un libro antes que socializar con tanta gente. En otras palabras, era una típica Ravenclaw.

Los otros estudiantes ya no podían quedarse boquiabiertos, e incluso con su apariencia única, que no era tan extraña para aquellos que habían conocido a Dorea Potter como Black, no había despertado tanto interés.

Excepto por el odio de Snape y el interés calculado de Dumbledore. El resto del personal había estado erizado por las miradas que los dos dirigieron hacia Rose, pero sabían que Dumbledore no era un enemigo que querían. Es posible que respetaran al hombre, pero no estaban dispuestos a permitir que una niña fuera utilizada como peón en algún plan complicado.

Su respeto se había visto afectado por las revelaciones que rodeaban a Snape y sus historias de terror en el aula. El sentimiento de culpa descendió sobre la sala de profesores después del impactante arresto de Snape. Todos habían tenido muchos estudiantes quejándose con ellos de lo injusto que era Snape, y sus preocupaciones habían sido descartadas como malentendidos por parte de niños que eran demasiado pequeños para ver las cosas con claridad.

Excepto que ahora había pruebas, pruebas físicas de que su colega había abusado verbal y mentalmente de los niños bajo su cuidado, y los otros maestros básicamente habían permitido que sucediera porque no creían que sus estudiantes habían sido lo suficientemente maduros como para saber cuándo estaban siendo maltratados.